XXXIII

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9 de octubre, 2015

Bradley


Observé al profesor que explicaba la clase de hoy con tanto entusiasmo como si se hubiera ganado la lotería. Suspiro, anote los puntos que me parecen de relevancia y que serían un posible tema de examen.

Después de treinta minutos finalmente terminó la clase. Recogí mis libros y mi agenda guardandolas en la mochila. Me despedí de algunos compañeros antes de salir del aula. Camine hasta llegar al casillero y dejar las cosas que no necesitaba.

Mire mi teléfono debatiéndome si llamar o no a mi mejor amigo que falto a clases. Me sentía un poco cohibido al estar a su alrededor luego de conocer a su famoso primo, o mejor dicho prima. Aquella mujer que solo le mostré mi peor lado.

Mis manos temblaban cuando se me venía a mi mente aquella escena de ella inconsciente casi al borde de la muerte por un intoxicación alcohólica. Y todo se hacía peor cuando recordaba los momentos con Colton, diciéndome lo cuán lastimado y roto está Charlie.

Soy consciente lo mucho que quiere a su prima, lo mucho que sufre cuando algo le sucede que ni siquiera puedo imaginar el día que sepa lo que le he hecho. El acabara conmigo que no lo detendré.

Sintiendo pequeñas gotas de agua caer sobre mi, revolví mi cabello y seguí mi camino sin ir al estacionamiento de la universidad. Por alguna razón que no comprendía, deje el auto en casa y opte por ir caminando a clases. Supongo que me toca sufrir por las consecuencias de cada mala decisión que tomé.

Abrí la puerta de la entrada de la casa y dejé mis llaves sobre la encimera. Como era la hora del almuerzo, supongo que mamá está terminando de cocinar. Para mi sorpresa, encontré a mi hermano junto a mamá comiendo. Pensé que estaría todavía en clases, pero al parecer salió antes de mí.

–Seguro que mamá aprecia que tengas mucha devoción a su comida. –comente con voz alta.

Al escucharme, mi hermano se golpeó fuertemente el pecho al mismo tiempo en que bebía un poco de jugo.

–Demonios, no hagas eso Bradley. –se quejó James haciéndome carcajear.

– ¿Como así llegastes tan rápido –pregunte sentándome en una de las sillas. – ¿Y porque comes si se te fuera acabar el mundo? –observé con detenimiento como contenía una sonrisa.

–Tengo cosas que hacer. –fue lo único que respondió.

Alce una ceja preguntándose porqué tanto misterio, luego recordé a cierta chica que me tenía atormentado. Suspire, me serví un poco de comida. Tenía curiosidad si él había hablado con ella luego de que salió del hospital o si hoy será el primer día.

De pronto, James aparta su plato de comida y se levanta del asiento. Antes de salir de la cocina, aviso que subiera a su habitación a bañarse y cambiarse de ropa. Ayudé a mamá a lavar los trastes y limpiar la mesa.

– ¿Qué? –dije al sentir la mirada de mi progenitora sobre mí.

–No quiero peleas con tu hermano, por favor. –pronunció seria –Se que vas a seguirlo, así que trata de no meterte en problemas.

Asentí en silencio, sin contradecirla. Esos eran los planes que tenía y sería en vano mentirle a la mujer que me dio la vida. Trataría de no meterme en problemas, o bueno no en muchos.

–Te llevo a donde sea que vayas. –ofrecí cuando lo vi bajar por las escaleras. Mi hermano dudo por unos momentos antes de aceptar poco convencido. Hice una mueca, saque el auto del garage y espere a que se subiera en él.

Tormenta Black #1 Cristal RotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora