Tormenta Black #1 Cristal Roto

XI

16 de junio, 2015

Charlotte

-Demonios.

Esto es tan irónico que solo quería reír. De días que llevo sin dormir justo hoy me quedo dormida. Chasque mi lengua, odiaba llegar tarde. Supongo que hay cosas que no dejó de lado como evitar ser impuntual a las cosas que me comprometo hacer o ir.

Me calcé los zapatos rápidamente y recogí mi cabello en una coleta alta. Me observe al espejo antes de salir de mi habitación. Está bien, ni muy llamativa ni oculta.

Sin perder más el tiempo recorrí con la mirada por toda la sala hasta dar con las llaves de mi coche y el móvil. Los guardé en la chaqueta que tenía puesta y salí del departamento no sin antes asegurarme de que estuviera bien cerrado. Uno nunca sabe cuando pueda alguien meterse a robar y no quisiera que ese día sea hoy.

Mirando por el espejo retrovisor di una vuelta casi en U, acelerando para no encontrarme con ningún otro auto y esto generó un accidente. Reduje la velocidad una vez que estuve cerca de la casa de mi amigo.

Hoy es la fiesta de bienvenida.

Toqué el claxon del auto dos veces una vez que llegué. Creo que al fin pude respirar con normalidad después de la carrerita que me pegue saliendo de casa por haberme quedado dormida. La idea de la fiesta ya no me resultaba tan atractiva como en el inicio, pero ya no podía decirle que no. Tenía que cumplir con mi palabra. Además, al mirar el lado positivo esto me ayudará a distraerme.

Solo un poco.

Aunque estos últimos días los he pasado a lado de James, no tengo que dejar de lado toda mi mierda. Me divierto mucho cuando lo veo salir de su casa más dormido que despierto cuando lo tengo que ir a dejar a la universidad. En el comienzo él estaba un poco contrariado sobre mí estando incomoda con eso, pero no. Salí un poco de mi rutina y eso estaba bien. Además, nada perdí siendo su transporte escolar y de paso, aprovechaba para salir a correr.

Quería recuperar aunque sea un poco mi forma.

Solté una carcajada al ver caminar descalzo a James hacia mi auto. Al aparecer no fui la única que se había quedado dormida. Lo mire con una sonrisa burlona haciendo que soltara una carcajada mientras se encogía de hombros.

– ¡Nos vamos de fiesta! –chillo con entusiasmo.

Negué con la cabeza sin perder los ojos de la carretera mientras conducía. No me tomó más de quince minutos llegar a la dirección que me indico. Mire desde afuera a la casa donde se realizaba la fiesta. La música estaba a todo volumen y con ese humo artificial. Sin duda no se podía negar que es una fiesta universitaria.

Toda una completa locura.

Baje del auto seguida de James y active la alarma. Caminamos juntos hasta la entrada de esa casa. Un grandulón nos dejó entrar sin preguntarnos si éramos invitados o si pertenecemos a la misma universidad. Mire la locura que tenía al frente de mis ojos. Personas bailando, bebiendo, restregándose entre sí y drogándose como si no hubiera un mañana. Idiotas.

Mi amigo se puso al lado mío para avisarme susurrando en el odio que se iría conseguirme una bebida. Asentí, ya comenzaba hacer un poco de calor. Antes de irse me advirtió que no aceptara nada de nadie, pueden colocar algo en la bebida. Puse los ojos en blanco, como si fuera tan estúpida para hacer algo como eso. Además, sabía defenderme por si ocurría algo o tan siquiera lo intentaran.

Con la mirada busqué un lugar donde pudiera sentarme y no tarde encontrar un rincón con unos asientos libres de personas casi fornicando. Hice una mueca, a este paso todos los de aquí se quedarán sordos. La música estaba por reventar mis oídos, no entendía como los demás no les molestaba. Agradecí que James no tardó en llegar hacia donde estoy. No es que me importara estar sola, podía con eso. Luego de un momento bebimos lo que supone que es un Ron y nos pusimos a burlarnos de todas las personas que estaban aquí.