10 de junio, 2015
Charlotte
Aún sin abrir los ojos, los sentía demasiado irritados. Respire profundo parpadeando mientras me acostumbraba a la claridad. Lentamente me acomode sentándome en la cama dejando vagar mi mirada.
Me masajeé los párpados, dolía. Dolía mucho. Detalle el lugar, no es mi habitación. Tenía vagos recuerdos de la noche anterior y eso hace más complicado saber donde me encontraba. Aunque siendo sincera, eso no importaba mucho.
Cosas como estas dejaron de importar hace mucho, que me es indiferente la situación. Solo esperaba que no se tratara de un depravado u otro James. No quiero pasar por otra situación así. No quiero dar explicaciones ni que me la den a mi sobre tratar de ser un héroe para salvarme la vida que en primer lugar no pedí.
Lo único que deseaba en este momento era acurrucarme en el sillón frente a la chimenea mientras bebía un poco de chocolate caliente. Solo por un momento quería actuar como si todo estuviera bien -aunque todo esté completamente dañado- como si no hubieran transcurrido casi dos años de eso.
Aunque me esté engañando a mi misma.
Agache la cabeza mirando mi regazo. Mi ropa estaba hecha un desastre y mi brazos estaban arañazos de lo que suponía una pelea. Mis ojos se humedecieron de inmediato e hice puño mis manos.
¿Es que nunca se iría el dolor? ¿Nunca dejaría de llorar?
Tenía una condenada que la vida de mierda me puso.
Pienso una y otras vez sobre las personas que viven este dolor que yo siento. No creo que ninguno de ellos sea capaz de soportar esto o quizás yo sea demasiado débil que solo estoy buscando el camino fácil para acabar con todo esto de una vez por todas.
Algo me detenía, lo sabía muy bien. No quiero romper los corazones de mis padres para siempre. Se sentía tan mal el pensar que ellos experimentaran todo lo que siento. No quiero que lloren por mi partida. Se que para ellos no habrá mayor dolor que enterrar a uno de sus hijos que ser ellos que los entierren.
La vida es una mierda injusta y cruel.
Tenía sueños que cumplir, tenía metas por alcanzar. Ahora solo puedo pensar en cuanto terminara esta tortura que se llama vida. Dolía.
No puedo y no quiero seguir con esto. Quiero tenerlo a mi lado, junto a mí sosteniéndome. No soy fuerte, nunca lo he sido. Lo necesito tanto que después de casi ya dos años me niego a soltarlo de mi corazón.
Me niego a olvidarlo.
Es mi primer y único amor.
Simplemente mi todo.
Respire hondo reteniendo las lágrimas que comenzaban a desbordarse por mis ojos. Alcé la mirada, pero sin darme cuenta mis ojos fueron directo a una fotografía. No pude evitarlo y comencé a soltar todas las lágrimas que tenía retenidas. Quería desahogarme. Sacar el vacío que sentía en mi pecho, pero no servía de nada llorar. Seguía todo igual.
Quiero mi vida de regreso.
Me tape la boca con ambas manos ahogando todos mis sollozos. Mi vista estaba fijamente en aquella fotografía donde aparecían Elliot, Will, Seth y Blake en el campeonato de boxeo. Cerré los ojos fuertemente sin parar de sollozar.
No podía más, ya no.
–Llora todo lo que tengas que llorar. No lo retengas –musito suavemente una voz. Liliana, la esposa de Will. No había escuchado cuando abrió la puerta.
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Tormenta Black #1 Cristal Roto
RomantizmUn amor no siempre tiene que tener un final feliz, como los cuentos de hadas, pero tampoco uno triste y vacío. Uno desgarrador. Una sola decisión puede determinar el sendero de tu vida, ya sea bueno, malo o catastrófico. No servirá de nada todo e...