XIII

2.1K 122 3
                                    

XIII


19 de junio, 2015

Charlotte


Abrí poco a poco los ojos acostumbrándome a la poca luz que hay. Mis músculos estaban tensos y adoloridos. No creo que fue buena idea dormir sentada con las rodillas contra mi pecho y la cabeza sobre las mismas. Sentía que podría morir en cualquier momento.

Solté un quejido levantándome del suelo sacudiendo mi ropa. Ladee mi cabeza y estire mis piernas por unos minutos. Mi cuerpo está demasiado entumecido para mi gusto.

- Veo que ya despertaste, Charlie. -Pronunció Josh apareciendo entre las celdas. Asentí, arreglándome un poco el cabello en una coleta alta. Hice una mueca, quizás lo dejé suelto ya mismo. -Ya puedes salir. saco en juego de llaves y abrió la puerta. -Te llevaré a casa.

-No es necesario -me negué enseguida. Todo está situación es un tanto rara e incomoda para mi. Estar en mi cinco sentidos y no perdida en alcohol o drogas lo hacía complicado. -Puedo ir sola, pero te lo agradezco.

De tantos años que lo conocía, sabía que estaba inseguro e inconforme con mi decisión. Josh, al conocer mi respuesta si siguiera insistiendo declinó su ofrecimiento.

-Está bien, pero envía un mensaje a mi o William cuando llegues a tu casa.

Un oficial llegó con mis pertenencias en una pequeña bolsa y me las entregó. Como no eran muchas, las guardé en la chaqueta.

-Lo haré, no te preocupes -sonreí de una manera que logró tranquilizarse un poco. -Además, tengo que ir por mi coche -saqué las llaves moviendolas. No es una mentira, tenía que ir a ver si no le habían robado las llantas o el radio. -Nos vemos, despídeme del capitán.

Camine hacia la salida de la jefatura ajustando bien la chaqueta al sentir un fuerte viento casi atravesando por completo mi cuerpo. Observé la calle, todavía no había mucha gente en ella. Demasiado temprano para que las personas salgan rumbo a su trabajo.

Seguí con mi trayectoria rumbo a la casa de la fiesta, después de veinte minutos llegué donde había dejado tirado el coche. Luego de asegurarme de que todo estaba en su sitio desbloquee su alarma y abrí la puerta del piloto.

Active la calefacción, estaba haciendo demasiado frío más de lo que podría soportar. Relamí mis labios que se encontraban resecos. Encendí el auto y me dirigí directo a casa a descansar. Quería una pastilla urgente.

Cuando llegué al departamento lo primero que me encontré fue a Colton con una cara de no haber dormido nada. Me restregué los ojos cuando estos comenzaron a arder. No había tenido una buena noche y eso se notaba mucho.

Volví a mirar a mi primo, vaya juerga que había tenido. Tratando de no hacer ruido deje las llaves en el mostrador de la entrada y me acerque lentamente hacia él. Una sonrisa maliciosa apareció en mi rostro.

Lo sacudí bruscamente del hombro logrando que brincara del sillón.

-Mierda.

Hice una mueca al sentir una punzada en la cabeza, no tenía que reír, sino, quería que mi jaqueca me matara.

-No grites, vas a hacer que explote mi cabeza. -musite despacio sosteniéndome la cabeza masajeando la parte baja de ella. Demonios, esto supera cualquier resaca que haya tenido antes.

-Maldición, Charlie ¿Quieres que me de un infarto? -maldijo casi gritando. Entrecerró los ojos, lo había hecho a propósito. Se desquito por el pequeño susto. - ¿Dónde has estado? Estaba muy preocupado. -dijo inspeccionando con la mirada todo mi cuerpo buscando una herida. Puse los ojos en blanco, es un poco exagerado.

Tormenta Black #1 Cristal RotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora