XVI

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9 de junio, 2015

Charlotte


Envolví mi cuerpo en una toalla y salí de la regadera. Aún sin vestirme, me senté encima de la cama. Observé mis manos ¿Que esto? ¿Por qué me sentía de esta manera? Mi vida o la vida que creé, parece tambalear y no me agrada en lo absoluto.

Abrí la cajonera del closet y saqué unos jeans con un sudadera un poco más grande de mi tamaño. Con corrector comencé a ocultar mis ojeras sin ser tan evidente en ello. Toqué mi cabello con la punta de mis dedos sintiendo un poco reseco y sin brillo, sonreí triste. Peine con una pequeña trenza haciendo un medio recogido.

Miré mi reflejo a través del espejo. Estaba bien, en el exterior se veía bien. No hay nada que refleje todo lo que siento en mi interior, todo el caos y destrucción que llevo conmigo.

Observe el reloj, apenas son las seis de la tarde. Colton había llegado de la universidad hace como dos horas con muchas fundas de comida del supermercado. Prometía una gran merienda y sin duda alguna lo creía. El bien podía dejar de lado su carrera y convertirse en chef si quería.

Respire profundo y abrí la puerta de la habitación. Sentí las palmas de mi manos sudadas, tenía que ser acopio de mi valentía para seguir adelante. No podía ocultarme para siempre, en algún momento tenía que salir.

Elliot.

No podía mirarlo por mucho tiempo a los ojos, en todo el momento que estuve a su lado no podía hacerlo. De alguna manera me sentía avergonzada y con una clase de temor acerca de que él supiera todo lo que había hecho durante todo el tiempo que estuvo fuera.

Solo recordar cuando él y Drew me encontraron casi muriendo en el piso de mi habitación por la sobredosis que tuve, no hace mejor el sentimiento que tenía.

Todo fue difícil.

Todo sigue siendo difícil.

No puedo ocultar el sol con un dedo, sé muy bien en que me convertí. No soy la misma mujer que conocí hace tantos años. Hasta puede no reconocerme así como yo lo hago.

—Si sigues de pie en el mismo sitio sin hacer nada pensaré que te quedaste pensando en lo genial que soy o que te estás convirtiendo en un árbol. —bromeó logrando aliviar la tensión. Sonreí de lado, me conocía tanto.

—Pues la verdad, si eres genial. —respondí animándome para sentarme en el sillón de su costado.

Al observar la película que estaba viendo, me reí al ver que se trataba de Toy Story. No me sorprendió, él es fanatico de esa clase de cintas como de comedia.

—No dudes que en cada paso que des, siempre estaré para ti. —lo escuche decir. Lo mire por el rabillo de ojo sin saber qué responder.

—Yo... —las palabras estaban atascadas en mi garganta.

–Deja de hacer eso, Charlie. –me regaño mirando cómo me restregaba mis manos en mi regazo. – Mejor vamos a ver qué hace tu primo y de paso lo molestamos. –cambio de tema suspirando, lo agradecí. No respondí nada, sus palabras fueron una afirmación más que una pregunta.

Me levanté del sofá caminando atrás de él hasta llegar a la cocina. Sonreí al ver a Colton tratar de cerrar la puerta del horno con sus manos ocupadas con una bandeja que contenía nuestro platillo principal. Pollo al horno con una ensalada fría y arroz con nuez.

–Hace demasiado frío para que anden caminando descalzos. –me miró con la ceja alzada. Me encogí de hombros soltando una risita. Él negó con la cabeza sonriendo. Nadie de nosotros tres ha dejado de tener una sonrisa en el rostro. – ¿Cuándo dijiste que regresaba Marie a la ciudad? –preguntó a Elliot.

Tormenta Black #1 Cristal RotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora