29 de febrero, 2016Charlotte
Quizás estaba siendo paranoica, pero sentía que me estaban siguiendo. Era una sensación que me hacía erizar la piel. No podía estar tranquila.
Mirando a ambos lados antes de cruzar la calle, ingrese a una cafetería pequeña que estaba cerca de la casa de James. No creo que podría llegar a su hogar, no me sentía segura caminado sola. Aún siendo en plena luz del día.
Me debatía si llamar a alguien, pero no quería preocuparles. Además no querían que estuvieran de nuevo sin dejarme a solas con mi propia sombra, fue algo demasiado estresante.
Ordene un café para llevar junto con unos pequeños panquesitos de chocolate. Mientras esperaba mi pedido, camine hacia el ventanal que daba hacia la calle y observe si había algo sospechoso. Suspire, quizás eran imaginaciones mías.
Retire mi pedido una vez que estuvo hecho y salí del local. Me ajuste bien mi chamarra, estaba un poco agripada. Bebí un poco de café al momento que miraba a lo lejos que faltaba casi una cuadra para llegar a mi destino.
Pero todo se volvió un caos de un momento a otro. Una furgoneta negra con los vidrios poralizados se detuvo bruscamente a mi lado haciéndome sobresaltar. Mi corazón latía ferozmente no entendiendo nada lo que sucedia y fue peor cuando unos manos me jalaron de la chamarra para meterme adentró al momento en que se escucharon disparos hacia mi dirección.
Jodida mierda.
Con los ojos casi desorbitados y la respiración agitada observe todo a mi alrededor tratando de buscar algo con que defenderme aunque sabía que era inútil. En el interior del auto estaban seis hombres vestidos de negro alistando sus armas.
Cerré los ojos preparándome para lo siguiente. No había hecho nada malo y ni estaba metida en nada turbio. No entendía porque me quieran asesinar. Demonios, todavía no podía morir.
- ¿Qué tenemos afuera? -pregunta una persona aparte de los que estaban conmigo. Su voz me parecía familiar.
-Son dos hombres en motocicletas -informo uno mientras el resto salían del coche y comenzaban a disparar de manera simultanea. Me tape los oídos con ambas manos, mis ojos se cristalizaron.
-Ya saben que hacer -ordeno el que parecía el jefe.
Después de unos cortos minutos que parecían eternos los disparos se detuvieron y todos volvieron a subir el auto. Con el corazón en la mano, me atreví a mirarlos. Intente lanzarme del auto cuando este se encendió. Una mano nuevamente me detuvo frustrando mi intento de escape.
-Yo no hice nada, déjenme en paz -suplique al borde de las lagrimas.
-Tranquila, no te haremos nada -levante mi mirada conectándolo con la de el.
Era el hermano de Bruno.
-Tú eres... -trate de decir, pero me corto de manera suave.
-Si -afirmo soltándome -Así que tranquila, nos estamos encargando de la gente que te estaba persiguiendo -soltó un suspiro. -Te lo explicare cuando lleguemos a un lugar seguro -asentí volviendo a mi sitio.
Demonios, porque había gente que estaba atrás de mi. No cabía en mi mente alguna metedura de pata que haya ocasionado que alguna pandilla o mafia estuviera atrás de mi cabeza. No sabia cuantos segundos, minutos u horas había pasado. Tenia la idea de que estaban asegurando de que nadie nos siguiera a tal punto que habían señuelos por toda la ciudad para confundirnos con los demás.
En algún momento el auto se detuvo y cambiamos de auto de manera rápida. Mire a través de la ventana para ver si algún lugar me parecía familiar, pero no era así. No sabia en que parte de Londres estaba y aunque estaba con el hermano de Bruno, estaba un poco asustada. Apenas lo había conocido.
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Tormenta Black #1 Cristal Roto
RomanceUn amor no siempre tiene que tener un final feliz, como los cuentos de hadas, pero tampoco uno triste y vacío. Uno desgarrador. Una sola decisión puede determinar el sendero de tu vida, ya sea bueno, malo o catastrófico. No servirá de nada todo e...