VI

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23 de mayo, 2015

Bradley


Sin abrir los ojos busqué con una mano la colcha para cubrirme del frío. Exasperado por no encontrarla, me levanté de mala gana y fui al armario a sacar una. No recordaba que el día anterior mamá me había cambiado de cubrecamas.

Me envolví como si fuera un rollo de jamón y justo cuando estaba cayendo a mi primer sueño, el timbre de la casa comenzó a sonar. Quise maldecir en voz alta, pero no serviría de nada. De alguna manera parecía que me estaban quitando el sueño adrede.

De reojo miré el reloj que estaba a lado del despertador. Eran casi las diez de la mañana y parecía que apenas estaba amaneciendo. Como no quería incordiar a mi madre, me levanté con pesadez para solucionar el problema de una vez por todas. Parecía que quería hundir el timbre por lo tanto lo presionan.

Antes pase por la habitación de mi hermano donde la puerta la encontré media abierta. Me sorprendí cuando lo encontré dormido como un tronco, es como si ni siquiera escuchará el ruido de abajo.

Sin seguir perdiendo el tiempo, caminé hacia la puerta de la calle. Alcé una ceja mirándolo burló, riendo de como no se me pasó por la mente de que se trataría de él. Colton puso los ojos en blanco y me empujó hacia un costado para entrar a mi hogar. Solté una risotada mientras lo seguía.

Ahora quien extrañaba a quien.

–Tanto me extrañas Wells –lo miré con superioridad repitiendo las mismas palabras que me dijo él cuando lo fui a visitar. El recién nombrado resoplo y me saco el dedo del medio sentándose en uno de los sillones de la sala de star. –Pero que agresivo, querido. –dramatice llevándome una mano en el pecho fingiendo que dolió.

–Que te den pendejo. –masculló. Me fue inevitable carcajearme de nuevo, el realmente me lo hacía fácil.

– ¿Qué tenemos para hoy? Porque tú no vendrías así no más a mi casa. –lo mire desafiante, este solo pudo asentir con una sonrisa en su rostro.

Después de la notificación de parte de la universidad para informarnos que estamos a días de regresar a clases, no puedes desperdiciarlo. Tenía que aprovecharlos a toda costa, después de todo el semestre que se venía es el más pesado de todos y dudaba que tuvieras tiempo para hacer vida social.

Aunque no se tenía un itinerario, si sabíamos más o menos que hacer para no pasar de vagos en la casa.

–Un juego de bolos con los demás, la reunión para ver el partido de fútbol y por último, pero no menos importante irnos de marcha a algunos bares. -sugirió. Asentí, todo estaba bien por lo menos en ese momento. – ¿Tu hermano va a venir con nosotros? –pregunto, ladee la cabeza. No le había preguntado nada a James, esperaba de todo corazón que se nos uniera.

Hace tiempo que no pasamos un momento juntos sin que él esté pendiente de su maldito celular para irse con ella.

Sin contestar nada subí rápido por las escaleras y entré en la habitación que estaba al fondo del pasillo. Encontré a James aún desparramado en la cama. Rodé los ojos, me acerqué a él para moverlo, pero solo obtuve un manotazo y un gruñido para que lo dejara en paz.

Fruncí el ceño, es que me doy cuenta que sus nochecitas ya le están pasando factura. El nunca ha sido de esta manera cuando lo trataba de levantar y eso fue también cuando teníamos resaca después de una fiesta que fuimos juntos.

–Maldición. –sisio James cuando lo tire de la cama. –Tienes que ser un grano en el culo, Bradley. ¿No puedes esperar hasta que me levante? –masculló entre dientes mientras se levantaba del piso y se sentaba con pesadez en el filo de la cama. – ¿Qué demonios quieres? –preguntó mirándome mal. Reí con gracia, eso es gracioso. Si lo pensaba bien, hace tiempo yo ocupaba el puesto de James y él, el mío.

Tormenta Black #1 Cristal RotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora