III

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1 de mayo, 2015

Bradley


Bostece, apenas dormí unas tres o cuatro horas como mucho. A paso lento, fui al baño. Me quité el boxer y sin mucho problema abrí la regadera. Contuve la respiración al sentir el agua fría cubriéndome por completo, no la regule por quería estar espabilado para lo que iba a hacer.

Como quería ahorrar tiempo, lave mi dientes en la misma ducha. Cerré la regadera y envolví la toalla en mi cintura. Busqué en mi armario unos jeans y una campera jean. Me puse nueva ropa interior y terminé de vestirme.

Despeinó mi cabello por última vez antes de salir de la habitación y agarró las llaves del coche que estaban encima de la cama. No me preocupo por ir a la cocina a buscar algo a desayunar, este día mamá fue al mercado como todos los meses. No me placía comer comida congelada, prefiero pasar por una cafetería. Baje por las escalera caminando hacia la salida.

Abrí la cochera subiéndome al auto y sacándolo de ahí. Le di una última mirada a la casa y encendí el auto. Conduje por lo menos unos cinco minutos hasta detenerme el semáforo que estaba en rojo. Aproveche para ver la hora en mi celular y mis redes sociales. Cuando escuché el pitido de los autos de atrás mío, puse de nuevo en marcha el coche. Desde donde estaba podía observar la casa de mi mejor amigo. De alguna manera es bueno que viviéramos a quince minutos de distancia, cualquier cosa que uno de los dos necesitara podíamos solucionarlo rápido. Pise el acelerador un poco para llegar lo antes posible.

Estacione el auto una vez que llegue a mi destino y trote hacia la entrada del departamento sin perder tiempo. Sacudí mi cabello, esperaba que esta reunión saliera bien. En estos últimos tres meses todo ha estado extraño. Me sentía un poco culpable por no prestarle mucha atención, quizás esté pasando un problema. Es como mi hermano y no se siente bien tener la sensación de que algo no anda bien con él, aunque se esfuerce por aparentar que todo está normal.

Todos nuestras salidas como jugar o solo ver partidos, los bolos o irnos de marcha en los bares hasta el amanecer no ha cambiado mucho, pero su mirada de tristeza y angustia como si buscara a alguien en cada salida me tenía ya de los nervios. Y más en estos últimos días, ha estado más extraño de lo normal. Es como si él necesitara ayuda en algo grave que lo tenía demasiado agobiado. Después de vueltas al tema todo el día de ayer, me decidí a ir apenas me levantara ir a su departamento averiguar qué ocurría con él.

Puse mi mejor sonrisa antes de tocar la puerta dos veces. Como de costumbre no pasó mucho tiempo en abrirse. Al verme se le formó una sonrisa burlona en el rostro, rodé los ojos. A pesar de que extraño, seguía siendo el mismo imbécil de siempre.

–Tanto me extrañas, Nowell. No puedes vivir un día sin verme. –fue lo primero que dijo al verme mientras se hacía a un lado para dejarme pasar.

Negué con la cabeza, chocando su hombro. Escuché su risa a mis espaldas mientras cerraba la puerta. Colton Wells, mi mejor amigo desde los ocho años de edad. Aún recuerdo el día en que lo conocí en aquel parque cuando lo empujé accidentalmente a un charco de barro y de venganza daño mi querido balón de fútbol. Después de algunos puños y jalones la amistad nació. Aquel día nos volvimos inseparables junto a mi hermano –un año menor que nosotros–. Simplemente la mejor amistad de amigos/hermanos, porque así es. Lo consideraba como un hermano al idiota de Colton.

–Solo no tenía a quien molestar, no te creas tan importante. –espeté indiferente encogiéndome de hombros para no quedar como un cotilla. Me senté en el sillón agarrando el control de la televisión encendiendola. Él llegó al poco tiempo ofreciéndome una lata de cerveza que cogí con gusto. Le si un pequeño sorbo, aún no había desayunado. – ¿Qué demonios has estado haciendo que estás muy raro? –pregunté directo, para no alargar más la conversación. No lo miré en ningún momento, mi vista estaba en un programa de caricaturas que encontré.

Tormenta Black #1 Cristal RotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora