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Te apareciste de repente.

Un día te vi.

Vi tú mirada.

Vi tú cara.

Y la forma en que apartabas la mirada.

Te vi.

Y así te olvidé.

Te apareciste de repente.

Un día te volví a ver.

Dando gestos por doquier.

Sin importar los prejuicios.

Sin importar los porqué.

Así gentil.

Querido.

Así sereno.

Así solitario.

Te apareciste de repente.

Todos los días te miré.

Ah, y no fue mí culpa.

No quise notarte.

Tal vez sí fue tú culpa.

El aparecerte.

Así, de repente.

Y revolucionar mis días.

Y mis noches de sueños con insomnio.

Te apareciste de repente.

Y no me dí cuenta.

Te juro que no.

Porque sin querer.

Así pasó.

Si pudiera ser selectivo.

Si existiera una elección.

Buscaría ésa otra opción.

De dejar de buscar tu inexistente corazón.

Te apareciste de repente.

Revolucionandolo todo

Construyendo suspiros.

Rompiendo ilusiones.

Y mezclando realidades con sueños inclusivos.

Te apareciste tan de repente.

Que no sé cuándo fue.

No sé en qué momento pasó.

Y tampoco sé porqué pasó.

Te apareciste.

Como otro que no llegaba a juntarse con el más.

Porque te quedaste con el trono.

Así que sos un Rey.

Inconsciente.

Que no sabe lo que éste corazón.

Vale y siente.













CoraticumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora