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Algún día podré decirte las cosas que se guardan en mi pensamiento.

Tal vez las reconozcas como tonterías sin aciertos que nunca llegué a contener. Tal vez te digas que soy alguien loca por pensar en tu querér.

Me faltará algún que otro tornillo, pero así es como soy.

Que me convertís en una observadora, en una preguntona y en una ignorante sin esquemas. Y que a veces me hacés evadir cada centímetro cercano a tu ser.

Tal vez sea tonta, tal vez sólo sea una miedosa. Pero, ¿qué tiene que me haya obnuvilado por tu existencia?

Si tu sonrisa se convirtiera en un juego de 140 piezas de rompecabezas, te diría que sería un honor reconstruir día a día la sonrisa que siempre se presenta en tu decadencia.

Dame una sonrisa. Aquélla que algún día te daré sin prisas, como el corazón que piensa y siente sin medida.

CoraticumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora