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Y les dije:

Tomen ése corazón; tomenlo y denle un nombre propio, que no termine con a.
Denle un nombre limpio, sin simples y tontos infortunios, sin destinos pactados y sin ningún tipo de deuda en sus vasos.
Denle un nombre propio y dejenlo en lo más alto, para que ningún ser lo consiga barato. ¡Que lo valore!, ¡que lo ame como yo nunca pude hacerlo!
¡Que lo quiera, que lo cuide; que lo aprecie y lo mime con el alma!
Que lo aprecie como flor de paraíso, que lo cuide como si fuera un narciso.
Que le tenga paciencia a sus grietas y que con ternura le cure las venas secas y lo proteja del frío...
Que lo quiera, que lo quiera como si fuera más que un pedazo de tierra hecha cenizas sin certezas..."












CoraticumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora