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Narra Thomas

Escucho el horrible sonido del despertador de Dylan.

-¡Dylan O'Brien! ¿Tienes que tener el maldito grito de un penitente como alarma? ¿Estás estás mal de la cabeza?- le pregunto sobresaltado, paso por encima de él para cancelar la alarma.

Suspiro y en lugar de sentarme de nuevo en la cama siento como Dylan me coge de la cintura y me pone encima de él. Con lo que, sorprendido me caigo y grito. Me pongo en su misma posición y suspiro. Me da un casto beso y sonríe desperezándose.

-Buenos días, mi amor- me mira sonriente- la tengo porque si no te despiertas con el grito de un penitente no lo hace nada.

Río dándole la razón.

-Tengo el novio más imbécil del mundo- sonrío poniéndome a su lado y metiéndome dentro de la cama para abrazarme a él, que tiene una sonrisa como la de Stiles.

Pone sus brazos alrededor de mi cintura y me pega a él. Noto cómo respira en mi cuello haciendo que se me ericen los pelos de la nuca. Empieza a dejar suave besos y me doy la vuelta para darle uno de buenos días. Estamos unos largos segundos besándonos y sonriendo.

-¿Y lo mucho que te gusta este novio imbécil tuyo?- ríe Dyl. Cierra los ojos y lo miro divertido. ¿Se puede saber que hace este idiota ahora? Se relame los labios- dilo otra vez, suena muy bien.

-¿Que diga qué, Dyl? ¿Te despertaste de madrugada, te emborrachaste y aún sigues o qué?

-Creo que de madrugada estuvimos ocupados- noto como sonríe en mi hombro y me arrastra de la cintura hasta pegarme más a su pantalón- que vuelvas a decir que soy tu novio. Suena genial.

-Una sesión de besos nunca está de más- sonrío revolviéndome en el sitio para darme la vuelta- tengo el novio más maravilloso y más tonto del mundo. Y se llama Dylan O'Brien- le susurro en los labios antes de darle otro beso.

-Eres mi novio, yo soy tu novio. Me encanta, me encantas y es increíblemente genial como suena de tu boca y de la de cualquier otra persona que quiera mencionarlo- sonríe y me da otro beso.

-Volvamos a dormir, anda.

-Me voy a poner la camiseta del pijama, espera aquí- intento salir de la cama pero no me deja.

-Quieto aquí, Tommy. No hace falta que te muevas.

-Dyl, tengo frío- le digo frotándome el brazo con la otra mano.

-Pues mira que bien lo arreglo yo. Nos quedamos los dos sin ropa y ya verás cómo sube la temperatura.

Siento el calor subir por mis mejillas que empiezan a colorearse de la vergüenza.

-No seas bobo, déjame ponerme el pijama entero.

-Thoooomas hazme caso, estás mejor sin ropa- ríe mientras le doy manotazos en la mano para que me suelte y poder levantarme.

Lo acabo consiguiendo, me pongo la camiseta que estaba en el suelo y me vuelvo corriendo a la cama.

-Hace frío, Dyl- digo tapándome hasta las orejas.

-Cariño, si me dejas abrazarte con ropa o sin ropa prometo que no tendrás frío.

-Bebé, igualmente, tenía que ponerme la camiseta.

-¿Que te parece si... dormimos, desayunamos en la cama y nos vamos a dar un paseo? Creo yo que Dexter comprenderá que queramos estar solos y hoy por la tarde ya viene Will.

-Ay, sí. ¡Cómo echo de menos a Will!- sonrío- espera, ¿se lo iremos contando a todos a medida que llegan o cuando estemos todos? 

-Mejor a medida que llegan, ¿no? Para no escondernos de ellos. Bastante nos va a costar disimular en la calle como para disimular en el hotel o cuando estemos todos juntos.

¿POR QUÉ NO CREAMOS DYLMAS? (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora