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Se alerta a los lectores y a las lectoras de esta novela que este capítulo contiene alto contenido sexual, diversas palabras obscenas y explícitas.

Se advierte, no solamente que hay sexo entre dos hombres, sino que también la presencia de juguetes sexuales.

Leer bajo responsabilidad propia.

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Narra Dylan

Los chicos están todos en los sofás de una sala contigua a la entrada del hotel. Thomas y yo estamos en un sillón de una persona un poco apartados de ellos. Nada más que unos metros. Ellos están divididos en dos sofás de cuatro plazas y otros sillones de dos personas.

Thomas está sentado encima de mis piernas sonriendo y yo le acaricio la pierna. De la rodilla a la mitad del muslo y por el lado para que no nos vean los chicos. Mientras que este se está gritando con Ki.

Subo un poco mi mano hasta casi la cadera. Thomas lo nota y veo como da un pequeño respingo. Me mira un segundo y sigue atendiendo a Ki. Vuelvo a pasar mi mano hasta su rodilla. Le doy un pequeño apretón y voy desde la rodillas hasta el límite del culo por debajo de su pierna.

Le doy un beso en la espalda y se remueve en el sitio provocándome. Está justo encima de mi entrepierna.

-Thomas...- lo aviso.

Ahora veo como sonríe. Con la mano en la parte posterior de su muslo la deslizo hasta su entrepierna. Menos mal que ahora está gritándole Ki a él porque noto que se ha quedado sin respiración. Subo mi mano por la pierna y termino rodeándosela. Me dispongo a hacer el camino inverso rozando sus partes cuando paso la mano por debajo de la pierna.

No sé cómo no se me ocurrió antes empezar con este juego. Desde la última vez que follamos pasaron días de que se fuera Britt y Britt se fue ya hace varias semanas.

Necesito tenerlo conmigo, pero de una manera más dura, mucho más dura. Últimamente cada vez que estoy en cama con Thomas besándonos necesito hacer el amor con él, sí. Pero sobretodo tener sexo duro. Hace ya demasiado que no lo siento conmigo.

Sigo con el recorrido de mi mano pasándola ahora por encima. Llegando a su entrepierna, rozo con la punta de mis dedos su zona y vuelvo a la rodilla. Así cerca de 10 minutos. Cada vez que rozo su pantalón con la yema de mis dedos noto que se está poniendo erecto. Le gusta lo que estoy haciendo y alguien también tiene tantas ganas de follar cómo yo.

-Dyl, por favor... esto me está matando, ¿puedes parar? Es un mísero roce y y y...

-Ya lo he notado- le susurro al oído sonriendo. Le muerdo el lóbulo de la oreja y paso mi lengua por detrás de su oreja para bajar un poco por el cuello. Noto en mi cuerpo como se estremece.

Pongo mi mano en su entrepierna disimuladamente y se la aprieto. Se inclina hacia delante reprimiendo un gemido y aparta mi mano.

Me río disimuladamente.

-Tommy, ¿te pasa algo?- pongo mis dos manos en sus rodillas apretándolas y acaricio un poco sus muslos. Se remueve de nuevo y gimo en bajito.

Una mano la paso a su cintura, poniendo mi mano en el broche de su pantalón. Juego con el un poco. Desabrocho, abrocho. Thomas solo jadea.

-Dylan, basta.

-No quiero que me vuelvas a llamar Dylan ¿de acuerdo? Me recuerda a cuando rompimos y no quiero volver a pasar por eso nunca más en mi vida.

¿POR QUÉ NO CREAMOS DYLMAS? (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora