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Narra Thomas

Sesión de besos en el sofá.

Eso es lo que tenía pensado hacer con Dylan desde el momento en el que me levanté y recordé la confesión de ayer a todo el mundo.

Una larga y dura sesión de besos en el sofá hasta que llegase la noche para pasarla a la cama.

Estábamos viendo Peter Pan hasta que me acerco disimuladamente a él. Espero otros pocos segundos y muerdo suavemente su oreja y sonriendo, noto su estremecimiento. Se remueve en el sofá medio encogiéndose.

Paso mi lengua por detrás de su oreja. Siento un cosquilleo en mi entrepierna y sonrío viendo que reacciona igual.

-Mira, Tommy. Peter se acaba de colar en la casa para atrapar su sombra- susurra levemente cogiendo mi mano para agarrarla y poner las dos en su estómago dejándolas quietas. Sonrío un poco más y presiono su barriga. Me acerco más a él poniendo mi pierna encima de las suyas- ¡MIRA CAMPANILLA! Ahora se pondrá celosa de Wendy.

Al dar el grito me asusta haciendo que me separe, se pone recto en el sofá y al acabar de hablar, toso un poco.

-Dyl...

-Mmm...- evita mirarme. Me encanta que con un par de toques los dos sepamos que vamos a caer en una sesión de besos como mínimo.

-Me sé la película de memoria- sonrío y susurro en su oreja para después morder de nuevo levemente su lóbulo. Me pongo encima de él sonriendo y coloco sus manos en mi cadera- diálogo por diálogo. También he leído el cuento, es inglés, ¿recuerdas? Podemos ignorar un ratito la película.

Le escucho un suspiro y suelto una pequeña risa. Me muevo en su cadera levemente y acuno su cara con mis manos. Acerco mis labios a los suyos para empezar con un beso lento. Mis pulgares acarician sus mejillas e irremediablemente, sonrío al ver que se rinde ante el beso. Suspiro de nuevo al separarnos.

Sin haberlo pensarlo mucho ataco su boca de nuevo, metiendo mi lengua en su boca y entrelazándolas. Estamos así largos minutos que pudieron convertirse, fácilmente, en media hora sin parar de besarnos nada más que para respirar unos segundos. Jugando con nuestras lenguas para ver cuál dominaba a cuál. Me inclino hacia atrás separando a Dylan del sofá. Me quito de su colo sin separar mis labios de los suyos, hambriento por fin de tener todo el día para mí solo a Dylan. Devoro su boca pidiendo más atención.

Entendiendo mi indirecta, coge el control y se pone de rodillas delante de mí. Nos separamos otros pocos segundos para respirar. Tiene los labios rojos e hinchados. Incluso el borde del labio está algo rojizo, seguramente de los pequeños mordiscos que me dediqué a darle cando subía mucho de intensidad.

Sonrío al verlo así. Me acuesta en el sofá poniéndose encima. Sin haberlo dejado reaccionar, tiro de su cuello para abajo pegándolo a mis labios para besarlo de nuevo. Volvemos a besarnos con fuerza, junta nuestras lenguas devorándome mientras pasa sus manos por mi costado. Me retuerzo debajo de él por el placer de sentirlo tan cerca sin llegar a nada íntimo.

Así fue como acabamos con las piernas entrelazadas en las del otro. De nuevo, Dylan aumenta la velocidad del beso y deja una de sus manos en mi pelvis y la otra en mi cadera. Tironeo de su pelo mientras reprimo algunos gemidos.

-Mmm... mierda, Dyl. Yo solo quería una sesión de besos, no que me follaras en el sofá- gimo al sentir su entrepierna rozando tortuosamente la mía propia haciendo que creciese un bulto poco a poco en mi pantalón.

-Bueno, tú me has provocado, Tommy. Asume las consecuencias- sonríe levemente para volver a besarme sin dejarme casi respirar. Doy un pequeño jadeo dejando caer mis brazos en el sofá al sentir su lengua en mi cuello. Llega a la clavícula succionando justo en su parte favorita.

¿POR QUÉ NO CREAMOS DYLMAS? (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora