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Se alerta a los lectores y a las lectoras de esta novela que este capítulo contiene alto contenido sexual, diversas palabras obscenas y explícitas. Igual que contenido de ropa interior en hombres.

Leer bajo responsabilidad propia.

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Narra Thomas

Llevamos dos semanas viviendo juntos y esto feliz de vivir con Dylan. Queda poco para su cumple y hoy he ido a comprar el regalo estoy contento por ello, seguro que el regalo de Dylan le va a encantar.  Me paro en una tienda de ropa interior de mujer. Tenía otra idea para pasar la noche con Dyl, pero...

Entro en la tienda después de pensarlo un rato. Las dependientas me miran y me pongo rojo, me meto hasta el final de la tienda buscando unas braguitas rosas de encaje o del estilo.

-¿Puedo ayudarlo?- saluda sonriendo una chica que debe ser de mi edad- ¿busca algo para su novia?

-Oh no, yo tengo novio- me ruborizo viéndola confundida y trago saliva- vengo a por un regalo para mi hermana. Tenemos mucha confianza- explico y me encojo de hombros.

Sus mejillas se tornan un poco rosas y sonríe.

-¿Qué quería llevar? ¿Tiene una idea?

-Mmm... sí. La parte de abajo de eh... la ropa interior.

Asiente y me lleva a una parte de donde estábamos pero yendo a la derecha. Hay como tres estantes de tangas, bragas, fajas y etc.

-¿De dibujos? ¿Encaje? ¿Tanga? ¿Braga normal?

Dudo entre los dibujos y de encaje.

-Encaje- reprimo un suspiro.

-Es muy buena elección, a mí son las que más me gustan. Son bonitas y cómodas- me sonríe amablemente.

Asiento y me señala el tercer estante de abajo. Veo unas de encaje rosa que me gustan bastante. Trago saliva y cojo varias.

-Mmm... ¿tienen algo para hombre? Para llevarme yo algo- no me puedo creer que esté nervioso. Me sudan las manos, sonrío y ella asiente.

-Tenemos una pequeña zona- miro las diferentes bragas que llevo en mi mano. Son varias tallas. Mierda.

-Oh, las llevo y le envío una foto a mi hermana para ver si le gustan. Después de probarme lo mío claro- sonrío nerviosamente.

Asiente y me lleva a la zona de los bóxers. Por el camino veo una pequeña falda rosa. Decido cogerla y sigo a la dependienta. Seguimos hasta los probadores después de escoger un bóxer algo más apretado de lo normal. Total, no me lo voy a llevar.

-Lo que no se lleve puede dejarlo en esa mesa- me señala una que está en la entrada de los probadores. Asiento y entro en uno rápidamente.

Doy un largo suspiro y me siento en el banquito que hay. Me desvisto lentamente y cojo la primera braguita. Mierda, si ni me entra por encima de las rodillas. Resoplo y cojo la siguiente.

Me la pruebo y esta vez si entra, un poco apretada pero bien. Me miro en el espejo por delante y por detrás y doy mi aprobación. Pruebo por encima la falda me miro de nuevo. De acuerdo me queda bien. Me llevo las dos cosas. Separo la braga que no me probé y la enana dejándolo junto el bóxer. Me cambio de nuevo rápidamente poniéndome la ropa.

Saco el móvil del bolsillo mientras tiro las dos bragas de encaje y el bóxer apretado a la mesa que me indicó.

-¿Qué quieres, Thomas? Estaba a punto de comer.

¿POR QUÉ NO CREAMOS DYLMAS? (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora