EXTRA

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Mayo, 2027

Dedicado a una de las personas más increíbles que conozco, una de las personas que más me apoyan y una de las personas que tanto me hacen reír. Este es tu regalo de cumpleaños. ¡Espero que te guste, mi pequeña tubérculo! PatataDashner

Se alerta a los lectores y a las lectoras de esta novela que este capítulo contiene alto contenido sexual, diversas palabras obscenas y explícitas.

Leer bajo responsabilidad propia.

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Al llegar a casa escucho a Thomas por la cocina y sonrío. Si no se escuchan más ruidos es que está solo.

Abro la puerta en silencio y voy hasta abrazarlo por la espalda. Este da un salto y gira la cara asustado para ver quién es.

-¿Cómo está mi Tommy?- pregunto besando su cuello.

Thomas trata de deshacerse de mi agarre.

-¿No están los niños, verdad?- pregunto con la mano en su cadera acariciándola.

-No- lo noto sonreír y borrar la sonrisa rápidamente- pero vendrán en unas horas. Estoy haciendo un pastel. Simon dijo antes que le apetecía mucho uno de chocolate. Ahora mismo deben de estar con Kaya.

-Mmm...- murmuro en su cuello- pues tenemos un par de horas, ¿no?

Thomas me deja espacio para besarlo con cuidado mientras acaricia mis manos.

-No, Dylan. No me líes- protesta Thomas apartándose- bastante me das de noche como para seguir también de día.

Yo sonrío acercándome a él, que ya ha metido las manos en la harina.

-Pero no podemos gritar a gusto- digo con calma poniéndome detrás- echo de menos escucharte gritar, Tommy- susurro besando su hombro.

-Dyl...- gime Thomas encogiéndose y tratando de apartarse- he dicho que no. Que después...

-Vienen los niños. Ya- contesto metiendo mis manos debajo de su camiseta- pero sigo diciendo que tenemos más tiempo.

Lo agarro por la cadera dándole la vuelta, subo mis manos a su cintura para ponerlo encima y Thomas suelta un jadeo.

-Joder... No. Dylan- suspira cuando mis labios vuelven a su cuello.

-Está bien- sonrío- tendré que ayudarte con ese pastel.

Me separo de él y de la encimera para lavarme las manos.

Mi marido alza una ceja y se baja de la encimera.

-No sé a que viene ese auto control de hormonas, pero de acuerdo. Coge el chocolate en polvo y la levadura de la alacena.

Sonrío y obedezco a mi rubio. Me acerco a él con ambas cosas y me coloco a su lado.

-Echa la levadura en la harina, después yo la mezclo.

Mi turno de echar la levadura encima. Me pongo detrás de él después de echarla y meto mis manos en la harina y la levadura para ayudarlo a mezclarla.

Noto cómo traga saliva y sonrío apretando sus manos. Me pego a él haciendo que se junte más con la encimera y Thomas carraspea.

-Pásame un pellizco de sal y la mantequilla- pide con la garganta seca.

Yo trato de no reírme mientras cojo lo que Thomas me ha pedido. Al volver, echo el pellizco de sal y un trozo de la mantequilla.

-¿Sirve esto?- pregunta enseñándole el cuchillo.

¿POR QUÉ NO CREAMOS DYLMAS? (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora