En familia

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Edward pov.

Los rayos del sol comenzaron a molestar en mi cara por lo que me coloque una almohada en el rostro. Estire mi mano para tocar a Bella y acercarla a mí pero me encontré con la cama vacía. 

-¡Bella! -grite-. ¡Bella! -no quite la almohada de mi rostro. 

-¿Qué sucede? -escuche la puerta del baño ser abierta-. ¿Edward? ¿Te duele algo? 

-Sí... -dije fingiendo dolor. 

-¿Qué es lo que te duele amor? quita la almohada.

Quite la almohada de mi rostro. 

-Me duele corazón, porque mi esposa no estaba a mi lado cuando su sexy esposo despertó. 

-Eres un idiota. 

La atraje hacía a mí y la atrape con mis brazos. 

-¿Por qué estas mojada? 

-Estaba en la ducha. 

-A estas horas de la madrugada -me queje. 

-Edward son las diez de la mañana. 

-Y es por eso que debemos seguir dormidos. 

-Te recuerdo que tus padres vendrán. 

-Correlos. 

-No haré eso, además traerán a Lizzie. 

-Entonces que la dejen y se vayan. 

-Edward... 

-¿Qué? -escondí mi cabeza en su pecho, se sentía como una cómoda almohada. 

-Edward suéltame -dijo. 

-No, querer yo. 

-Edward, tus padres llegaran en cualquier momento, a los cuales no pienso correr y con ellos llegaran también tus hermanos con sus respectivas parejas. 

-No tienen suficientes con sus vidas. 

-Edward por favor, no quiero tener que golpear a un hombre convaleciente. 

Enterré mi cara aún más en sus pechos, como traía una toalla enredada solamente la quite como puede y lleve uno de sus pezones a mi boca. 

-¡Edward! -grito. 

Ignore su grito y seguí con mi tarea, su pezón estaba duro como una piedra, lo chupe he hice lo mismo con el otro. 

-Edward... -esta vez mi nombre salió como un gemido de sus labios. 

Sentí como enredo las manos en mi cabello. 

Me puse de rodillas y quite la toalla completamente de su cuerpo, dejándola expuesta a mí.  

-Edward, no... 

-Bella, no me digas que no -hice una pausa-. No puede dejarme así. 

Quite mi bóxer y lo lance detrás de mí. 

-Mira, me dejaras así -lleve mi mano a mi miembro y lo acaricie de arriba a bajo, ante la atenta mirada de Bella, una gota de líquido pre-seminal salí de el y la expandí por toda la punta. 

Los ojos de Bella se llenaron de deseo. 

-No, podemos -dijo pero podía oír el temblor de su voz, eso no era lo que de verdad ella quería. 

-¿Quién dijo que no? sabías que el sexo es la mejor medicina. 

-Pensé que era el amor. 

-Va de la mano Bella -dije me coloque sobre ella-. Tócame -susurre en su oído. 

Una vida llena de recuerdosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora