Dulce y peligroso amor

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Edward pov.

-¿Sabes Bella? Últimamente he pensado sobre nosotros -dije mientras veíamos la televisión con Lizzie sentada frente a nosotros en la alfombra. 

Frunció el ceño. 

-¿Qué pensaste? -se removió en mis brazos y se separo de mí hasta que quedo frente a mí. 

-Creo que ya es hora. 

-¿Hora de qué? No estoy entendiendo nada de lo que me estas hablando Edward. 

-¿Recuerdas cómo fue que nos conocimos? 

Escuche su hermosa risa.

-Como olvidar... pensé que eras un idiota, bueno en realidad lo sigues siendo. 

-Si bueno caíste en mis encantos a la primera. 

-Claro, el irresistible Edward Cullen -dijo de forma sarcástica. 

-Son los genes querida -dije-. Sabes también que recuerdo, cuando tu maleta se abrió y tu ropa interior. 

-Y como todo un caballero me ayudaste con ella. 

-Algo así -reí entre dientes. 

-Eres un idiota. 

-Iota -grito Lizzie de pronto. 

-¿Ves? Lo que le enseñas a nuestra pequeña.

-Lizzie, princesa no deberías de decir esas cosas -dijo Bella de forma suave a Lizzie-. Aunque a veces sean verdad -susurro. 

Entrecerré los ojos. 

-Es bueno saber que me amas. 

-Como a tres metros sobre el cielo -dijo repitiendo la frase de la película que habíamos visto hace unos días.  

-No he visto que te subas en un puente y lo escribas. 

-Lo siento pero tengo un bebé dentro de mí que me impide hacer ese tipo de cosas

Rodé los ojos. 

-A veces me pregunto como fue que me case contigo -susurre. 

-Yo si se porque -dijo-. Al menos porque acepte casarme contigo. 

-¿Por qué? -me acerque a ella y deje un beso en su cuello para luego esconder mi cabeza en él, esperaba que dijera porque me amaba... Bella era tan cursi a veces que me agradaba. 

-Por el sexo. 

Me separe de ella bruscamente. 

-¿Qué? 

-Por el sexo Edward, digo es gratis y puedo hacerlo cuando quiera a la hora que desee. 

-Entonces me ves como tu maquina sexual -dije como afirmación y debo de aceptar que algo ofendido. 

-Sí.

Me puse de pie y me dirigí hacia la habitación. 

-¿A dónde vas? 

Me encogí de hombros, estaba a mitad de pasillo cuando sentí unos brazos rodear mi espalda. 

-No puedo creer que de verdad lo hayas creído -suspiro-, no eres mi... bueno si lo eres, pero no case contigo solo por eso sino porque te amo y quería que tu iluminaras mis días así como mis noches. 

-¿Entonces no me quieres solo por lo BUENO que soy en el sexo?

-Y siempre tienes que ser un idiota. 

-Es parte de mi encanto -pase mis manos por su cintura y la acerque a mi pecho. 

-¿Sabes? este amor que nos tenemos tú y yo es dulce pero al mismo tiempo peligroso. 

Una vida llena de recuerdosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora