capítulo 1

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Harry con tan sólo 7 años de edad caminaba por el patio junto con sus compañeros hablando de las caricaturas en emisión y los nuevos juguetes que saldrían los cuales sus padres -por ser de una familia adinerada- le comprarían apenas éstos salieran a la venta.

—¡Muy bien pequeños, acérquense! —ordenó la maestra con una radiante sonrisa, todos los niños corrieron hacia ella, incluyendo el pequeño Harry—. Bueno, vamos a hacer una actividad en parejas pero será de un niño y una niña, ya que haremos una pequeña obra de teatro para que sean una princesa y un príncipe, ¿alguna pregunta? —la profesora sonrió al ver que uno de los niños de la multitud alzó la mano.

—¿Puedo estar con Harry?

—He dicho una niña y un ni-

—Pero maestra, Harry es como una niña, ¡así que será mi princesa! —la profesora observó a Harry algo asustada por el comentario de su compañero, el pequeño sólo jugaba con sus deditos y se meneaba a los lados—. Verdad Harry, ¿verdad que quieres ser una princesa?

—¿Es cierto eso, Harry? —le preguntó asustada y un tanto desesperada.

—Y-yo... A mí me gustaría.

La profesora estaba en shock, era la primera vez que le pasaba esto. Ella no quería aceptarlo pero siempre veía al pequeño Styles tomando la mano de sus compañeros y dándoles besitos en sus mejillas. "Algo de amigos" había pensado ella, pero esto ya era algo serio.

Ella hablaría con la señora Styles, tenía que salvarla de una desgracia en su familia. Salvarla de un futuro fenómeno homosexual.

—¡¿Que mi Harry qué?! —la señora Styles indignada azotó la palma de su mano en el escritorio de la profesora.

—Yo tampoco quería creerlo señora y lo siento mucho por no haberle comentado antes —le entregó un pequeño sobre a la mujer frente suyo con una expresión de completo lamento—. Harry es un niño anormal a la vista de sus demás compañeros. Abra el sobre, por favor.

La señora Styles hizo lo que la profesora había ordenado. Negaba cada vez más rápido al ver las fotos, como su pequeño hijo tenía las manos de otro niño tomadas o como repartía besitos por su mejilla o frente, o como los abrazaba y miraba.

—E-esto es una abominación para mi familia —soltó con rabia, guardando todo en el sobre metiéndolo a su bolso.

—Tenemos que hacer algo, no podemos permitir que Harry siga así o puede pasar a cosas más graves con el paso de los años.

—Yo me encargaré de esto —aseguró la señora Styles con un rostro lleno de repulsión.

Lo que Harry no sabía es que un completo infierno empezaría para él.

El rizado se encontraba en su habitación mirando una de sus películas favoritas mientras comía una gran barra de chocolate y un pequeño vaso de leche a su lado. Todo iba bien, reía por las tonterías de la película y daba grandes mordiscos a su postre, así disfrutando de una tarde sin los regaños de sus padres y sus maltratos diarios.

Al terminar la película bajó con sus libretas en mano, con felicidad saltando cada escalón y contando cada uno con su hermosa sonrisa y riendo cuando parecía a punto de resbalarse o caer. Harry a pesar de todo lo que pasaba en su día a día era el niño más feliz del planeta.

La puerta principal de abrió de golpe, escuchando pesados pasos dirigirse a él. Su sonrisa desapareció, su madre había tomado su brazo y lo había sentado en el sofá con brusquedad haciéndole soltar un pequeño quejido por el mismo.

—¿Qué pasa, mami? —preguntó con ternura tallando su brazo.

Harry sintió un dolor fuerte en su mejilla.

Escuchó los gritos de su madre, recordándole el por qué de su comportamiento hacia los niños.

Harry fue golpeado muchas veces. Su hermoso rostro estaba lleno de moretones al igual que sus brazos, todo su cuerpo le dolía, al igual que sus sentimientos al ser golpeado por la mujer que más amaba en su vida.

Harry se safó del agarre de su madre y corrió hacia su habitación así cerrando con llave y acurrucándose contra ella y rompiendo en llanto.

Sí, su infierno había empezado.

—¿Pero qué dices mujer? —rió el señor Styles al escuchar lo que su esposa le decía.

—Y-yo tengo pruebas —su esposo le extendió la mano y ésta le entregó el sobre con las imágenes. El señor Styles borró su sonrisa burlona, cerró sus puños sin poder creer lo que sus ojos miraban—. ¿Qué hacemos, amor? Esto no es normal.

—No, no lo es. Harry no puede ser un pequeño marica —escupió con odio y tiró las fotos a un lado suyo—. Tendremos que tomar algunas medidas, no permitiremos que arruine nuestro apellido, no puede arruinar la prestigiada legión Styles por sus caprichos de niñita.

Harry sintió sus ojos arder, quería llorar de nuevo, gritar y pedir ayuda, alejarse de todos y ser un niño normal, un niño amado por sus padres y no uno los cuales le tienen asco por ser algo que a él le parece normal.

—Dejará de ir a la escuela, contrataremos a los mejores maestros particulares pero él de esta casa no sale. Haremos lo posible para que no tenga ningún amigo, es lo mejor para él.

—Todo por el bien de nuestro pequeño Harry —respondió su madre con alivio y una pequeña sonrisa.

Harry salió corriendo de nuevo a su habitación y se encerró en ella. Quería perderse de su nueva realidad por tan sólo un momento entre los brazos de morfeo.

(...)

La señora Styles escuchó como tocaban en tiembre, con emoción corrió a abrir mientras dejaba a su hijo y una profesora junto a él mientras le daba clases de literatura.

—Harry, cariño, quiero presentarte a alguien —canturreo su madre hacia su hijo de ya 12 años de edad, el niño volteó rápido con una enorme sonrisa con las esperanzas de que fuera algunos de sus pequeños amigos de hace años, pero lamentablemente no fue así.

Una pequeña y linda niña estaba frente suyo con un enorme sonrojo en sus mejillas y jugando con la orilla de su falda, Harry al instante colocó un rostro de confusión.

—Bueno, los dejo —dijo con emoción su madre corriendo hacia la cocina—. ¡Les haré algunas galletas, ya vuelvo! —Harry cerró sus libretas y miró a la niña.

—Soy Harry Styles, un gusto.

—Charlotte Tomlinson.

—¡Me gusta tu apellido, es genial! —soltó Harry acercándose a la chica, ella empezaba a agarrar confianza con él.

Harry siempre había sido amistoso y cariñoso, no había tenido amigos todo ese tiempo y el tan sólo ver a una persona de su edad le hacia ponerse más feliz aún. Toda la tarde se la pasaron jugando y platicando como si amigos de años se tratase, Harry se sentía feliz después de esos cinco años de infierno que vivió.

—Harry, amor. Charlotte tiene que irse pero mañana volvería si así lo quieren —los dos pequeños asintieron felices y se dieron un beso en sus mejillas para despedirse. La niña se fue de casa de los Styles con alegría mientras tomaba la mano de su madre y le empezaba a contar lo que había pasado en la tarde juntos—. ¿Qué te parece Lottie, cariño? —le preguntó su madre acariciando el cabello de su pequeño.

—Es muy divertida, y es una niña muy linda —dijo Harry disfrutando del tacto amoroso de su madre —cosa que pasaba cada mil años— apreciando el momento.

—Qué bien que sea así pequeño porque adivina qué —Harry le miró confundido y su madre sonrió con algo de malicia—. ¡Lottie es tu prometida! —Harry no dijo nada, sonrió falsamente y abrazó a su madre.

Su madre estaba cumpliendo, no dejaría que Harry fuera una abominación para los Styles. Pero lo que ella no sabía es que a Harry no le gustaban las niñas, y nunca dejaría de ser una "abominación" para su familia.

matrimonio; larryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora