capítulo 37.

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17 de Marzo, 2 meses.

Lottie subió a la habitación de Harry con una bandeja de comida en sus manos. Su rostro tenía leves ojeras y emanaba un semblante completamente cansado. Tocó la puerta sin ganas y se apoyó a la misma.

—Harry, ya tengo tu desayuno listo. Abre por favor, necesitas alimentarte bien —dijo apoyada a la puerta y con voz un tanto alta y cansada—. Harry, no puedes estar todo el tiempo ahí encerrado, tienes que comer bien para que tu bebé esté sano y hermoso cuando nazca. Por favor, sal de ahí —al pasar del tiempo, Lottie se rindió y dejó la comida en el suelo en espera a que Harry se dignara a salir para tomarla—. Harry, recuerda que tienes cita con el medico dentro de dos horas, por favor sal de ahí y vamos a ver a tu bebé. Todo es por el bien de los dos, recuerda Harry —le avisó y bajó las escaleras con un poco de estrés viviendo en su cabeza.

Ya habían pasado alrededor de tres días que Harry y Lottie se habían enterado del repentino embarazo. Al principio no lo creían, así usando y comprando nuevas pruebas las cuales siempre daban el mismo resultado, positivo. Luego de esa tarde, Harry se había encerrado en su habitación y no había salido hasta que Lottie se había ido al día siguiente por la noche, Lottie no había visto a Harry durante esos días ya que siempre evitaba salir de su habitación en su presencia, sólo tomaba la comida y se quedaba encerrado de nuevo en su habitación.

Harry se había sentido perdido en ese instante, no quería ver a nadie, sólo quería hundirse en sus pensamientos y analizar lo que le estaba pasando en ese momento. No había llorado y no iba a hacerlo, sabía que no había motivo para hacerlo, no sabía si sentirse feliz o triste respecto a la noticia; aún no lo graba a analizar que tendría un hijo, pero sobre todo, un hijo de Louis.

Tendré un hijo de Louis. Pensó jugando con sus dedos y sonriendo levemente con una de sus manos posadas en su vientre.

Harry había hablado con Lottie a través de la puerta la noche anterior, ella le había dicho que no tenía por qué preocuparse, que lo que importaba era su felicidad y no la de los demás, que su entorno no tenía derecho de criticarle por algo lo cual él estaba orgulloso, de lo cual él no se arrepentía. Pero aún así Harry tenía miedo de su madre, de que le diría, de cómo reaccionaría. Los únicos que sabían sobre la existencia de aquel bebé eran Lottie y el mismo Harry, aún no habían dicho nada a sus padres, a sus amigos o a Liam. Aún no se atrevían a dar a conocer a todos tal seria noticia.

Harry luego de tomar el desayuno a escondidas y degustarlo, entró a la bañera para relajarse un poco y alistarse para ir a la consulta con una especialista sobre el tema del embarazo masculino. No iba a negar que le asustaba el tema de ir y que le tocaran o le hicieran preguntas incómodas, pero sabía que si quería que su bebé estuviera bien necesitaba llevar un leve tratamiento para no tener algún problema. Apenas salió de la tina, tomó una toalla y salió a su habitación para poder alistarse ya que no faltaba más de una hora para que tuviera que ir a la cita.

A pesar de todo, Harry amaba al bebé que se estaba formando en él. Lo amaba porque era de la persona que más amaba, con la cual formaría una familia y viviría feliz por el resto de su vida; como siempre había querido.

Después de todo, los dos jóvenes ya se encontraban en un taxi directo al consultorio donde atenderían a Harry y le informarían sobre algunos tratamientos. Lottie tomaba su mano y la acariciaba con su pulgar, y le sonreía con el fin de brindarle tranquilidad y confianza. La chica había pedido que una mujer fuese la que los atendiese ya que Harry era un caso "especial" y no querría ser atendido por un hombre ya que le incomodaría aún más de lo normal. Harry miraba la ventana y tocaba su vientre, suspirando mientras pensaba en su futuro.

matrimonio; larryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora