matrimonio; larry

capítulo 39.

El ambiente se había tornado serio apenas los ojos de Harry habían conectado con los de Liam. En ese instante Harry sabía el porqué de aquel gesto de parte de su profesor, y eso le daba miedo, tenía miedo de que Liam se enojara con él , pero sobre todo, que se decepcionara a pesar de que Harry sabía que no había hecho nada malo desde un principio.

—No creo que el haberlos dejado solos haya sido la mejor opción, Lottie —comentó Amelia apenas los tres jóvenes habían dejado la habitación con Harry y Liam dentro de esta—. Harry no está en condiciones de alterarse, necesita estar sano también psicológicamente.

—Conozco a Liam, él no sería capaz de hacerle daño. Harry es su mundo, y no sería capaz de destrozarlo.

Amelia sólo asintió con preocupación y se sentó al lado de Niall el cual empezaba a jugar con su celular sin importancia alguna sobre lo recién ocurrido.

(...)

Harry y Liam se encontraban en completo silencio, mirándose uno a otro como si intentaran obtener las respuestas a sus preguntas con simples miradas llenas de miedo y decepción. Ninguno de los dos decía algo, soltaba un saludo o alguna pregunta relacionada con el "problema" como si no fuese necesario; a pesar de que lo era, y más de la cuenta.

Harry jugó con el brazalete que Louis le había regalado meses antes, aquel brazalete el cual había sellado una hermosa —pero no tan larga— relación. Harry sintió la mirada de su amigo-profesor posada en sus dedos, en el accesorio y en el nerviosismo que demostraba el joven reflejándose en el temblar de sus manos.

Liam se dignó a hablar primero, soltando un pregunta la cual no era muy grata para el pequeño joven postrado frente suyo.

—¿Por qué lo hiciste, Harry? —preguntó en tono frío—. Has visto las consecuencias, ahora tendrás que enfrentarlas Harry, solo.

—No estaré solo. Louis vendrá por mí, y tendremos a nuestro bebé, juntos —contradijo apretando el brazalete entre sus puños.

—¿Qué te hace pensar eso? ¿Qué te hace pensar que no te dejará sólo?

—Lou me ama, eso es suficiente para saberlo.

Un gran silencio inundó la habitación una vez más. Liam quería decirle la verdad, decirle que dejara de pensar que la vida era de color rosa, que todo saldría como él pensaba. Quería que Harry entrara a la realidad tan podrida y corrompida, y no se quedara atascado en su mundo de sueños e ilusiones.

Pero sabía que Harry no soportaría tal confesión, no soportaría el saber que había sido traicionado por quien más había amado en su corta vida.

—¿Me prometes que Louis no te dejará solo? ¿Debería confiar en él tanto como tú?

—Completamente —respondió el menor sin rechistar y con una hermosa sonrisa dibujada en su rostro lleno de ilusión y esperanza.

Liam sintió rabia.

Rabia por el simple hecho de saber que no podría hacer nada, que Harry algún día sabría la verdad y que cuando llegara ese momento, Harry sufriría más de la cuenta.

Porque lo peor que una persona que amas puede hacerte, es el hecho de traicionarte.

—Lo amo, lo hice porque lo amo —respondió Harry a la primera pregunta realizada por su mayor—. Él no me obligó, yo empecé, yo quise hacerlo.

—Estás embarazado.

—No importa, Li, yo soy feliz. Quiero tener a mi bebé, quiero formar una familia con él y Lou, porque él es el padre de mi bebé y porque del amor nace la familia ¿no lo crees, Liam?