capítulo 36.

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Ella amaba verlo de aquella manera. Harry sonriendo, corriendo, recolectando insectos y flores para regalárselos, colocar pequeñas florecillas en su cabello, ver como sus hermosos ojitos brillaban de la felicidad y de la esperanza que se encontraba en ellos.

Lottie no sabía si algún día podría dejar de amar a Harry, no veía ese día en el futuro.

El día en que Lottie se había ido, Harry la había llamado antes de dormirse por el simple hecho de desearle buenas noches y decirle cuanto la quería, haciendo a Lottie sentirse alguien despreciable al haber pensado y discriminado a Harry sin haber hecho algo en contra suyo.

Harry no decidió enamorarse de Louis, sólo ocurrió.

—¡Lottie mira! —Harry corrió hacia la chica y se sentó frente suyo—. Atrapé una mariposa —le dijo con emoción mientras la colocaba sobre las piernas de Lottie—. Es igual de hermosa que tú, ¿no lo crees?

—Claro que lo creo, cariño —acarició su cabello y depositó una casto beso sobre su frente—. ¿No quieres un helado? Hay una nueva heladería por aquí y estaría genial probarlos.

—Lo siento pero no siento apetito, de todos modos gracias, Lottie.

—Pero necesitas comer, Harry. ¿Dónde quedo el Harry que comía todo lo que le pasaba en frente? —Harry rió y negó.

—Hoy en la mañana vomite mi desayuno, y cada vez que veo cualquier cosa comestible luego me da asco. No me gusta vomitar, me mareo y me duele la cabeza por ello —Lottie no respondió, sólo asintió y abrazó a Harry mientras acariciaba su cabello.

Cada vez más tenía sentido su idea, la idea de que Harry en verdad esperaba un bebé, por lo cual aquellas reacciones en su cuerpo. No podía esperar más tiempo para comprobarlo, necesitaba que Harry tuviera estudios, porque si estaba embarazado, podía estar en riesgo de muerte. El embarazo en un hombre aún no estaba totalmente asegurado, era un proceso muy complicado en el cual debía mantenerse tratamiento especial y cuidadoso ya que después de todo, el organismo masculino no había sido creado para llevar aquel proceso de reproducción. Por lo cual cientos de problemas podían ocurrir alrededor de aquellos nueve meses, como el aborto o simplemente la muerte.

—Harry, necesitamos ir a un médico —dijo de repente mientras su sonrisa desaparecía gracias a sus pensamientos anteriores—. Ahora mismo.

—No quiero, no quiero y no quiero —se apartó rápidamente de Lottie—. Va a tocarme, va a mirarme y a hacerme muchas preguntas personales, ¡lo odio! ¡No quiero ir! —se cruzó de brazos y se sentó en el pasto de nuevo.

—Harry, por favor.

—No —Lottie frunció el ceño y se levantó para luego tomar la mano de Harry y arrastrarlo por todo el parque—. ¿A dónde vamos?

—A una farmacia, si no quieres ir al médico entonces harás el proceso en casa —Harry la miro con confusión—. Te harás una prueba de embarazo.

—¿Prueba de embarazo? Eso es para las chicas, Lottie, los hombres no se pueden embarazar —murmuró con completa confusión.

—Si pueden, al menos en este mundo, Harry.

—Pero yo no estoy embarazado —murmuró con la cabeza hecha lío. Harry sentía como su cabeza empezaba a doler de repente, al igual que sentía como los líquidos de su estómago empezaban a subirse por el alteramiento de prácticamente correr detrás de Lottie mientras analizaba cada palabra que salía de sus labios. Lottie no le respondió en ningún momento, sólo se dedicaron a caminar por las calles circuladas de la ciudad en busca de alguna farmacia. Harry se sentía confundido, su cabeza daba giros y giros mientras investigaban el porqué de que sus profesores particulares no le habían contado sobre aquel tema, sobre que los hombres también podían embarazarse, porque eso le incluía, incluía que él también podía hacerlo y eso por alguna extraña razón; le ponía muy feliz.

matrimonio; larryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora