capítulo 6.

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Todos, absolutamente todos los seres humanos imaginan cosas, presienten cosas y concluyen cosas sin contar con todos los elementos de juicio necesarios para llegar a dicha conclusión.

Porque Harry sentía algo, algo que parecía ser malo y bueno. Algo que ocurría en un pasado no muy lejano, era como si exactamente ese día hubiera despertado con una gran y hermosa sonrisa, como si todas las lágrimas derramada en esa semana hubieran muerto para luego renacer una nueva persona, un nuevo él. Como un arcoíris luego de la tormentosa y triste lluvia.

Harry entró a la cocina recordando los hechos del día anterior que llegaron como rayos de luz a su cabeza, como Louis le había hecho sonreír de manera real y no forzada como acostumbraba con su familia y Lottie. Y todo gracias a una pregunta estúpida a los ojos del menor "¿Cómo se lava una cebolla?" porque ese día de había dado cuenta que Louis era un hombre realmente divertido y apuesto en cualquier situación.

Harry no sólo estaba enamorado de su sonrisa.

Harry ahora también estaba enamorado de su carisma.

Harry sintió su corazón latir con fuerza recordando como Louis había tocado su mejilla en ese mismo lugar, como le había dicho todas esas palabras que por arte de magia le hicieron olvidar su tristeza hacia la vida, así naciendo un hermoso arcoíris en el interior de él y haciéndole feliz después de tantos años.

Con una enorme sonrisa empezó a sacar la vajilla de porcelana y empezó a verter la sopa en ella al igual que un té verde y fruta picada. Todo iba exactamente para su madre la cual no había ido a ayudar a su padre en la empresa sólo por tener una leve gripe.

La mujer no hacía nada apenas una pequeña enfermedad inundara su cuerpo y siempre excusándose con un "estoy enferma, Harry" para tener a su hijo con un sirviente haciendo lo que ella debería.

—¡Harry te estoy hablando! —gritó la mujer desde la segunda planta ahogándose y perdiendo la voz un poco al momento de forzarla.

—¡Voy madre! —respondió mientras terminaba de acomodar todo para poder subirlo y entregárselo a su madre.

El rizado tomó un bote de pastillas que se encontraba en la cocina y la guardo en su bolsillo, con cuidado subió las escaleras, evitando que todo se derramara. Porque esa mañana se había levantado con una hermosa sonrisa en su rostro y con la felicidad hasta lo más alto, y no quería arruinar la por una de sus torpezas diarias.

Harry empezó a sentir esperanza, esperanza en poder cambiar su destino, conocer a una persona que le saque de ese infierno y le lleve a conocer la verdadera felicidad y lo que se merece.

Harry empezó a tener esperanza en Louis Tomlinson.

—Aquí está madre —el ojiverde colocó el respaldo de madera sobre las piernas de la señora Styles, donde se encontraba todo lo necesario. Tomó el vaso lleno de jugo y sacó las pastillas de su bolsillo, la partió en dos e introdujo en aquel líquido verde. Le entregó la bebida a su madre observando como la pastilla se disolvía en él.

Harry amaba esas pastillas por el simple hecho de que dormían a su madre, para despertar horas después.

—Gracias cariño, ¿le has puesto las pastillas? —Harry asintió y observó a su madre tomar aquel jugo.

Lo que la madre de Harry no sabía es que él había puesto otra pastilla.

Harry se sentó al lado de su madre, notó como empezaba a bostezar y tomarse la cabeza con sus manos mientras se quejaba de que le daba vueltas y le dolía un poco. A los minutos vio como la señora cerraba los ojos sin antes no decirle un "Harry, tengo sueño" y quedarse dormida por completo.

Harry le había dado a su madre una pastilla para dormir.

El rizado sonrió victorioso y se dirigió a su habitación, exactamente ese día no tenía nada interesante que hacer, siempre era lo mismo. Sacó un gran libro de recetas que su abuela le había dado junto con el diario, Harry siempre las practicaba para mejorarlas y aprendérselas para cuando viviera solo; porque él tenía la esperanza de algún día ser independiente.

Aquel libro tenía más de doscientas recetas y aunque pareciera imposible o cansado, él ya las había hecho todas aunque solo se había aprendido un poco menos de la mitad. Tomó un papel adhesivo color rosa y lo pegó en la hoja de una de las páginas del libro escribiendo algunos ingredientes que le podrían ser agregados a aquel platillo volviéndolo aún más dulce.

Porque si algo Harry ama, es todo lo que contiene un sabor dulce.

El chico fue interrumpido con golpes en la puerta principal los cuales eran repetitivos y altos, corrió hacia ella y miró por la mirilla de la puerta. Abrió los ojos con exageración cuando vio a un chico alto en la puerta, pero no era cualquier chico.

Louis estaba en la entrada de su casa.

Harry miró hacia atrás y recordó la pastilla que le había dado a su madre. Empezó a pensar sobre qué hacer, si le diría que pasara, o le dijera que se fuera o preguntarle que se debía su llegada inesperada.

Quitó los seguros de la puerta y la abrió, Louis le miró con una sonrisa ladina y sus manos en los bolsillos de su pantalón. Harry solo le observó, no dijo nada al igual que el castaño, el rizado trago en seco y habló.

—¿Q-qué haces a-aquí? —cerró los ojos con vergüenza por el tartamudeo.

—Vine a buscarte, pensaba en que sería genial entablar una relación más cercana —Louis tomó las manos de Harry con delicadeza—. ¿Te molesta, pequeño?

—M-mi madre, Louis es mejor de que te vayas. N-no quiero problemas.

—Entonces hablaré con ella, no cambiaré mis planes, Harry. ¿Dónde está? —el castaño entró a la casa y el menor tomó su brazo evitando continuar.

—Ella está durmiendo, está enferma y no creo...

—Genial, cuando se despierte y regresemos, le doy una explicación —Harry mordió su labio y se quedó quieto pensando en que hacer.

Podría salir con él pero le daba miedo por un lado, ya que el tener que estar en un lugar público y estar cerca de diferentes personas al igual que tener que enfrentar a su madre después de tantos años siendo controlado por ella, pero por otro, él si quería ir con Louis por el hecho de que con él se sentía protegido y porque quería tener un amigo más, no solo mujeres a su alrededor las cuales le mandaban y manejaban.

—¿Vamos, pequeño? —Louis le extendió la mano mostrando su sonrisa encantadora.

Harry con inseguridad y timidez la tomó.

Harry subió al auto de Louis.

Louis no soltó su mano en ningún momento.

Harry sintió que su corazón se podría salir por las nuevas sensaciones que el castaño le brindaba.

Louis se sintió atrapado por los encantos del pequeño Harry.

Harry Styles por igual empezó a caer en los encantos de Louis Tomlinson, justo como el mayor planeaba. Porque Harry sería suyo a pesar de todo.

matrimonio; larryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora