capítulo 50.

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16 de Agosto, 8 meses.

Louis caminaba por la sala de espera en el hospital completamente preocupado y esperando ver a algún doctor que le dijera lo que le pasaba a Harry y si estaba bien, pero nadie le quería decir, todos los doctores le ignoraban o le decían cosas como "tranquilícese, estará bien".

Louis tenía miedo, mucho.

Todo comenzó con la llegada de Harry un día antes al hospital. Harry ya había cumplido los ocho meses de embarazo y eso significaba el internarlo por un mes entero —antes de que naciera el bebé— para llevar su control y ser cuidadosos de no tener un aborto por cualquier razón.

"Cada cuatro de diez hombres salen del hospital con sus bebés en brazos y completamente sanos", le había dicho el doctor a Louis, y eso le había hecho volverse un completo paranoico respecto a su esposo y a su bebé.

Antes de llevarlo al hospital, Harry ya había empezado a tener dolores de espalda y dolores en su vientre, eran soportables pero peligrosos. Louis ya había hablado con Liz para saber que podría estar pasando, y esta únicamente le había dicho que le llevara al médico ya que el tiempo pasaba volando y si había un problema debía combatirse lo antes posible.

Y sí, Harry tenía un problema. Al parecer las vitaminas que tomaba habían dejado de funcionarle, al igual que los sueros que tomaba e inyectaban, y gracias a eso, Harry se había desmayado horas antes.

Louis visualizó a otro médico mirando su lista y frunciendo el ceño como sí buscara algo y no lo encontrara, entonces sonrío y alzo la mirada para luego mirar a Louis y sonreírle de forma triste y cansada. El castaño se acercó al doctor con rapidez para esperar una respuesta.

—¿Señor Tomlinson? —Louis asintió—. Bien, perdón por hacerle esperar pero tuvimos que hacerle algunos estudios y también debimos esperar a que Harry despertara, al parecer está muy débil y no tiene apetito, eso debería preocuparnos ya que si las vitaminas dejaron de hacerle efecto al menos debe alimentarse correctamente.

—Necesito verlo, yo haré que coma, sólo déjeme verlo —el doctor hizo una mueca extraña y miró su reloj.

—Aún no es tiempo de visita pero le dejaré verle un rato, es necesario que se alimente y si usted puede hacer que aquello pase, entonces vale la pena —Louis asintió y siguió al doctor hacia la nueva habitación de Harry.

El castaño sonrió al ver a Harry despierto y mirando la televisión riendo levemente mientras veía las caricaturas de la pantalla, lamentablemente su sonrisa se borró al ver a su menor con sueros intravenosos en su piel y su piel un poco pálida.

El rizado al notar su presencia esbozó una gran sonrisa y extendió los brazos hacia el más alto en busca de un abrazo, uno el cual no tardo en accionarse. Louis acarició su cabello y depositó un beso sobre su frente.

—Me dijo el doctor que no quieres comer, ¿es eso cierto? —preguntó sin ser brusco y sin dejar de acariciar su cabello.

—Sí... Es que no tengo apetito.

—Vamos, eres Harry. Mira, tienes que comer para que Edward esté bien cuando nazca, al igual que tú cuando todo esto pase —se alejó y tomó un tazón con verduras y la acercó a Harry—. Vamos, tienes que comer.

—No quiero —se negó apartando el rostro y alejando el tazón con sus manos.

—Haré lo que quieras si comes todas tus comidas —el rizado entrecerró sus ojos y frunció el ceño—. Lo prometo.

—¿Qué pasa si no lo cumples? —Harry enarcó una ceja.

—Me pones uno de esos crueles castigos tuyos —el rizado sonrió lascivo y asintió.

matrimonio; larryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora