capítulo 7.

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Apenas Harry le entregó su mano a Louis, éste le dirigió hasta su coche donde el castaño abrió su puerta para cerrarla luego de que el menor entrara en este.

Harry empezó a pellizcar su muslo por los nervios, pensando mejor rechazar a Louis y regresar a casa para evitar cualquier tipo de problema con su madre y consigo mismo. Él ni siquiera sabía como las personas le tratarían. Pero lo qué más le dejaba desconcertado era el simple hecho de que Louis sea así con él.

Cómo es qué el chico el cual conoció en poco tiempo este interesado en él, qué quiera invitarle a salir y peor; confundirle de tal manera. Una la cual Harry se confunde y no sabe lo que siente, se siente atrapado por un compromiso el cuál él no quiere ser parte.

—No te lastimes Harry, quedarán marcas en tus pierna... —dijo Louis apartando la mano del rizado de su muslo para que dejará de pellizcarse—. Todo saldrá bien, lo prometo. Ella no te hará nada, yo me encargaré de eso pequeño —el castaño le sonrió y revolvió su cabello haciendo que Harry empezara a sentir confienza con él.

Harry se encogió en su asiento y solo asintió. Empezó a sentirse cómodo con la presencia del mayor, se dio cuenta que Louis era una persona amigable a pesar de su edad y la diferencia entre ellos. Pero el menor sintió una molestia, y todo por el simple hecho de ser un chico contrario a su compañero.

Harry siendo una persona callada, tímida e inocente con toda la extensión de la palabra, nada divertido aunque tierno y lindo. Pero Louis, un chico apuesto, carismático, exitoso, caballeroso y maduro, o eso es lo que en verdad daba a pensar para conseguir su objetivo.

—¿Dónde quieres ir? Podemos ir a comer o solo caminar y hablar, todo lo que quieras lo haré por ti, solo dime —Louis estaciono en una parada de la calle y se volteó hacia Harry.

—Donde quieras... Estaría bien.

—Mmm, abrieron una dulcería cerca de aquí, podríamos ir. ¡Claro, si tú quieres! —Louis notó como los pequeños y lindos ojos de Harry empezaban a brillar con solo escuchar la palabra dulces, el castaño con solo observarlo pudo percibir su respuesta claramente afirmativa.

El camino transcurrió en completo silencio, el mayor observaba a Harry de reojo y no podía dejar de sonreír al mirar los edificios los cuales habían cambiado demasiado después de tantos años, ahora gigantescos dando una sensación impresionante. Harry se sentía libre, como si la gran carga hubiera desaparecido de sus hombros al salir de esa gran fachada y poder admirar la belleza del exterior, sin la necesidad de que su madre este tras él para que no se desviase de su camino.

Solo sintió como al auto se detuvo de repente, miró al mayor y éste solo le sonrió y se bajo del auto, seguido ir a su puerta y abrirle al ojiverde.

Harry se sintió especial en ese momento.

Louis tomó la mano de Harry, el menor lo sintió y trago en seco, le miró y sonrió levemente sin saber que decir ante el acto, ya que él hacia lo mismo con Lottie, "es algo normal" pensaba Harry. Dejó ese tema a un lado y sin soltar sus manos los dos entraron a la gran tienda.

Todo era demasiado colorido, los niños corrían por todos los pasillos llenos de cientas de estanterías con diferentes tipos de categorías de dulces. A un lado de la tienda se encontraban juegos para niños y mesas cerca para qué los padres de éstos les vigilaran mientras platicaban o comían cerca de los juegos.

—¿Te gusta, pequeño? —Harry instintivamente asintió y le miró a los ojos con una hermosa sonrisa dibujada en su rostro—. Toma todo lo que quieres, anda...

—Pero, yo no...

—El gasto no importa, Harry, toma todo lo que quieras. Yo me encargó de todo, solo diviértete —el rizado sintió sus mejillas arder, apretó con fuerza la mano de Louis—. Te esperaré en uno de los asientos de ahí, solo dime a alguien que lleve tu compra a la caja y dile que a nombre de Louis Tomlinson.

matrimonio; larryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora