Necesito verte bien.

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Alice

Pasaron meses desde que ella se marchó, y con ella su corazón, pero todos los días se repetía la misma rutina depresiva de Edward. Estaba totalmente destrozado y aunque yo no estaba mucho mejor intentaba animarlo o por lo menos hacerle hablar cada vez que tenía oportunidad para que olvidara por unos cortos segundos que Bella se había ido y que nunca volvería, pero ni si quiera Esme y Carlisle lo conseguían. Resultaba agotador cuidar de él, y aunque lo haría mil veces más durante muchos años ya no se trataba de su cuidado, sino de él mismo.

A veces no quería ni ir a cazar, por morir de hambre o por no ver los carteles que habían empapelado Forks en la desesperada búsqueda del sheriff por Bella. Ya ni si quiera me atrevía a ir a ver a Charlie. Temía que pensara que fue culpa mía... Más bien de Edward. Aún así, tampoco me resultaría fácil ver a Charlie en el mismo estado que Edward. Seguramente ella quedó destrozada por hacerles daño también, pero esa no es ninguna justificación razonable. Creo que jamás perdonaría lo que Bella hizo, sé que nunca conseguiré ver a mi hermano como antes, que pasarán años hasta que no quede ni un sólo papel desgastado por la frecuente lluvia de Forks, con su imagen. Y de lo que más me arrepentiré siempre será de haber votado sí en la decisión de convertirla.

Cuando Edward empezó a hablar sólo barajaba en voz alta distintas formas de mostrarse ante los humanos para que los Vulturis le facilitaran la idea de morir. Soltaba sus ideas como si se tratase de un comentario tan corriente como otro. Pero para sí mismo, hablaba él sólo.

Desde que Bella se fue la presencia triste y deprimente de Edward era notada incluso en el instituto, eso ocurría en las contables veces que asistía, porque le temía a la idea de volverla a ver, de que apareciera, o de enamorarse de otra humana. Ese era sin duda alguna su mayor miedo, que apareciera otra chica de sangre caliente, de pensamientos nulos, de carácter igual de frío que el nuestro. Inmune a nuestros dones y frágil, tanto que tenga la necesidad de protegerla.

Edward pasaba horas sentado en la cocina ya que ahí nunca había nadie. Veía pasar las horas mientras miraba a la nada hundido en pensamientos y dolor.

Una noche, de madrugada,-era la hora que más le afectaba ya que pasaba noche tras noche en su casa,- agarré su brazo y me lo llevé a rastras a mi habitación cuando paseaba por casa y lo encontré allí, como tantas veces.

-Alice, ya te he dicho que...-dijo nada más adivinar lo que haría cuando aparecí por las escaleras.

-No. Edward, callate. -Ordené arrastrándolo de una habitación a otra.

Cerré la puerta detrás de mí una vez dentro y él se dirigió directo a la ventana para quedarse totalmente quieto analizando detalladamente las vistas, sus ojos recorrían vagamente cada esquina del bosque de Forks tontamente, ya que se lo conocía extremadamente bien.

-Tenemos que hablar.-Dije en seco. Era lo necesario para mí, para Carlisle, Esme y los demás. Esto se nos estaba yendo de las manos y cada día era peor que el anterior. Pensamos que no, que el agujero cerraría algún día y entonces la herida sanaría. Pero hasta el momento solo parecía agrandarse cada día un poquito más.

-¿Sobre qué?

Su tonta preguntas me desconcertó, sabía incluso la charla que pretendía echarle, y me pareció fenomenal que no me hubiera parado ya los píes porque eso significaba que al menos se dejaba ayudar, aunque supongo que en esas circustancias sería difícil no querer acabar con tanto dolor.

-A veces me siento tan mal... Creo que todo esto ha pasado por mi culpa. Incluso Rosalie le dio una negativa. Pero yo, que además de tú mismo, era la que más la apreciaba de esta casa y tuve que decir que sí. Que quería arruinar su vida y echarla a perder junto a la tuya. Sólo pretendía que fuéramos amigas, hermanas para toda la vida...

-Alice, no puedo escuchar...-me interrumpió despegando la vista de la ventana, con los ojos abiertos y una mano en el pecho. Claro que era consciente de la cantidad de dolor que le estaba produciendo en aquellos momentos pero a veces la mejor solución es introducir el dedo en la herida para salir de ella.

-No, Edward. Esto no lo hago por ti, lo hago por mí, y sé que te está doliendo cada palabra que sale por mi boca, pero necesito que me dejes acabar. Necesito soltarlo. Necesito decirte que siento en lo más profundo de mi ser haber sido partícipe de esto, necesito decirte que también siento no haber visto lo que se venía antes de convertirla. Pero aunque suene a tópico la vida continúa, y más la tuya. Aún tienes una eternidad para hacer cosas que nunca has hecho. Enamorarte y escalar por la ventana de una chica todas las noches para encontrarte con ella a escondidas sólo es una de tantas experiencias que aún te quedan por delante. Puede que no con ella, pero sí conmigo, con tus padres que están ahí abajo muriéndose por saber cómo ayudarte o Jasper y Emmett que ya se han quedado sin ideas y excusas para sacarte de las mismas cuatro paredes de siempre. Claro que lo hago por mí, por quién si no, sin ti se crearía una cadena de desesperación que acabaría con todos nosotros. ¿Por qué tú nos quieres, no? -Sabía la respuesta, pero no serviría de nada esta conversación si no lo dijera él.

-Por supuesto Alice, sois mi familia.-pronunció con cierto punto desesperado en su voz. Hablaba en un tono muy apagado y decaído, casi daba pena pero ya era costumbre.

-Entonces, ¿no pretenderás que sintamos el mismo dolor que sientes tú ahora?

-Me odiaría mucho más de lo que ya lo hago si se diera el caso.

-Y, ¿piensas enserio que no lo sentiremos si ocurriera algo de lo que dices que pretendes?

-No, pero...-intentó buscar alguna palabra válida para justificarse pero no lo conseguía y eso me contentó bastante.

-Sé que te ha hecho mucho daño y la odio muchísimo por ello. Pero yo te quiero Edward, eres mi hermano y no te imaginas lo doloroso que es verte así. Ver como te arrastras con las pocas fuerzas que te quedan de un lado a otro de la casa y no haces más que posar tu mirada lejana en cualquier sitio mientras dejas que ese agujero te coma un poco más.

-En realidad...

-¿No somos suficiente para ti? ¿Es eso Edward? ¿Necesitas más? No es que esté reprochando nada, es sólo que si es así, podré hacer po...

Él negó con pesadez.-Claro que no.-admitió mientras las palabras se atropellaban al salir de su boca.-Nunca habría sido nada sin cualquiera de vosotros, sois el pilar más importante e indestructible que hay en mí.-Sacudió la cabeza sygidas veces.- No podría imaginarme sin cualquiera de vosotros.

-Si de verdad es así, ¿dejarás tan si quiera de pensar a todas horas como acabar con...?

-Lo intentaré.-Dijo él antes de obligarme a decir una frase que no quería ni pensar.

Se acercó a mí a su paso desganado, no podía esperar más que evitar su desesperado deseo de quitarse la vida que ya me parecía un grandísimo logro, y abrió sus brazos entorno a mí, rodeando mi pequeña cintura mientras apretujaba sus brazos en mis costillas, llenando de amor mis cortas esperanzas de volverle a ver feliz, con un abrazo.

-Soy muy afortunado teniendote a mi lado. -Consiguió susurrar con una corta mejora en su tono de voz.

Miráme a los ojos. (Twilight)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora