Loca por Edward.

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Ally

-No volveré tarde.-avisé en casa dispuesta a salir con mi mochila negra colgada de un sólo lado mientras me colocaba los auriculares.

-¿Dónde vas?-me preguntó el sobreprotector de mi hermano, que llegó a toda prisa.

-A casa de una amiga, no volveré tarde.-repetí.

-¿Qué?-dijo Emmett, quien escuchaba en la segunda planta apoyado en la pared donde terminaban las escaleras, observándonos desde ahí.

-¿Por qué es tan raro que alguien de esta casa se relacione con un humano?-reí sin entender el recelo que existía cada vez que se mencionaba un humano allí.

-Porque básicamente, el único humano que ha pisado esta casa, ya no es humano.-dijo Emmett intentando no decir el nombre, algo melancólico.

-Ya, pero ella no vendrá aquí, iré yo.-me justifiqué.

-Ten cuidado, Ally.-dijo Jasper preocupado.

-Siempre lo tengo.-le di un beso en la mejilla y continué mi camino a punto de salir de la casa. Fui andando a su casa. Vivía en la otra punta de Forks, pero no me importaba ir a pie y a paso humano. Era mejor que pedirle a Edward que me llevara. Ya me había acostumbrado a su coche, a su compañía en el vehículo y a su desenfrenada forma de conducir, es más me gustaba ir en su coche, pero preferí evitarlo.

Llegué a casa de Lisa y me recibió contenta. Tras entrar en su grande y espaciosa habitación comenzamos a hacer todos los deberes e incluso adelantados. Todo iba bien hasta que empezó a hacerme preguntas un tanto extrañas. Pero ni una sobre otra cosa que no fuera él, Edward.

-Y... ¿Crees que está interesado en alguna chica del insti o algo?-Dijo dejándolo caer, empezando suave.-No se, simple curiosidad.

-No, que yo sepa.-Me pensé mejor mi respuesta.-Bueno en realidad... No, no le gusta nadie.-rectifiqué.

-Vaya... Y... ¿No te ha hablado de mi? O sea, ya sé que no aparezco en ninguna de vuestras conversaciones, pero no sé, ¿alguna vez me ha mencionado como si le atrajera?

-No, la verdad. Digamos que nuestras conversaciones no son muy largas, y tampoco hay ninguna confianza.

-Eso quiere decir... que no tienes nada con él, ¿no?-continuaba dejando las preguntas caer, así al aire, intentando sonsacarme información de la persona que menos conozco en casa, pretendiendo disimular preguntas como "¿le gusto?" o "¿está disponible?"

-¡No! ¿Cómo puedes pensar eso? Ni si quiera hablamos, o sea, sí hablamos, pero lo justo, no hay nada de nada entre él y yo, nada de nada.

-¿No os lleváis bien?-dijo extrañada.

-Sí. O más bien no. No, dejémoslo en que no hay mucha afinidad tampoco.

-Madre mía, lo que darían muchas por ser tú y luego resulta que pasas de él, no me lo puedo creer.-dijo sonriendo coqueta como imaginándose una relación con él.

-¿Envidia de qué? No te entiendo Lisa, enserio.

-¿Qué es lo que no entiendes? Lo ves continuamente, ¿no basta con eso para darse cuenta de lo hermoso que es? ¿Y su monumental cuerpo de Dios griego? Tremendos hombros, tremendo pelo y tremendo olor a perfume caro cada vez que pasa. Por favor, Ally. ¿Me estás hablando enserio?

-No sabes a qué nivel de seriedad están llegando mis preguntas. Sí que le veo, pero no es para tanto, y no me fijo en su cuerpo, ni su pelo, ni su olor. Es un chico como los tantos que puede haber mejores. -Entonces recordé que los vampiros atraían a sus víctimas. Su rostro, su olor, su voz... Todo en nosotros incitaba acercarse.

-No sé... es como perfecto, parece muy tranquilo pero como si tuviera el valor de interponerse entre tú y un feroz oso. Aunque tú no te des cuenta muchas chicas en el instituto darían lo que fuera por que el doctor Cullen las adoptasen.

-Pero Lisa no lo conoces.-me reí.-No es tranquilo. Es... Muy raro. Bueno, raro no, silencioso, cerrado, borde... Igual es que no es mi tipo, igual la rara soy yo. No sé.

-Ya bueno, las rarezas no son defectos, eso es lo de menos.-su tono de voz como de alivio por decir una frase que creía madura me hizo gracia, ser "raro" en el sentido de Edward no es ningún inconveniente, todo anulado por un físico, una obsesión.

-No es que no lo entiendes.-intenté explicar.-Él no es como todos los chicos, es distinto, es frío en todos los sentidos de la palabra, es solitario. Te conviene pasar de él. Además, ni si quiera está él por la labor de buscar amor, te recomendaría que lo olvidaras y no fueras tan tonta como las demás, no hay necesidad de que te rechace si con antelación sabes que lo hará.

-¿Enserio lo crees? ¿No será que te gusta aunque sea un poquito y no quieres que te lo quiten? Pillina. -dijo medio riendo.

Reí porque sus ocurrencias eran divertidas, cualquier inconveniente podía sacarlo y cuando me di cuenta de que podríamos estar así hasta la siguiente semana, decidí darle otro rotundo no. -Mira, yo te he advertido, pero si lo quieres intentar, eres tú la que perderá la ilusión, a mí me da exactamente igual ese chico. Me preocupa más que te rompa el corazón, sinceramente.

-Está bien, pero por favor, admite que su belleza es descomunal.-insistió.

Rodé los ojos. -Te daré el placer de escuchar directamente de mis labios que Edward es guapo. Ahora, te repetiré que no te conviene continuar así de loca por Edward.

Miráme a los ojos. (Twilight)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora