Esa extraña... cosa.

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Narra Edward

Vaya no me esperaba que esa pequeña bombilla se encendiera.

Permanecí en silencio.

-Contesta Edward.

Edward.

Mi nombre sonaba bien cuando lo decía.

Era agradable escucharlo de ella.

Y más, repetida y seguidamente.

Era... Una nueva sensación.

-Edward Anthony Masen Cullen, contesta!-dijo cuando se empezó a irritar ante mi silencio.

Cómo sabía mi segundo nombre?

Alice... Seguro.

Dicho entero sonaba aún mejor, en realidad.

Estaba intentando sacarme una respuesta, como si con un sacacorchos fuera.

Directa, sin rodeos y deseando, o más bien esperando una respuesta.

Otra lo habría ido lanzando poco a poco.

Ella no.

Y estaba muy preocupada, o probablemente aterrada, por la respuesta.

Sabía que ella quería oír un no, así que no le daría un sí.

Le daría lo que quería por una vez.

-No, Allison Withlock Hale.

-Allison Masen Cullen.-Recordó. O más bien corrigió-Y si no te importa, no vuelvas a decir esos apellidos. Quiero olvidarlos, junto a mi pasado.

-A sus órdenes mi capitana.-Accedí.

Ella sonrió, y la miré.

Quería permitirme ese lujo.

Bajó la cabeza bajo mi atenta y notable mirada.

-No quieres que este con un lobo por que son los enemigos, o hay otra razón?

Las bombillitas de su cabeza se encendían poco a poco y sus preguntas cada vez se me hacían más complicadas de contestar.

Se había percatado de que la esperada respuesta había estado siendo demasiado elaborada para ser tan simple y poco detallista.

Así que la chica había probado ahora ir poco a poco.

-Son lobos. Esa es demasiada razón.

-Pero no lo entiendo. Si no quieres que yo forme parte de tu vida, por qué no me matas? Por qué me proteges y aconsejas?

Era demasiado obvio que aquello no tenía ningún sentido.

Pero creía que no se daría cuenta tan rápidamente.

Al menos quería que no se diera cuenta hasta que averiguara la manera de irme de Forks o de aprender a no sentir esa extraña... cosa.

-Cuándo vas a contestar tú las muchas preguntas que tengo yo para ti?

-Nunca. No creo que vuelva a confiar en ti.-dijo algo terca.

Aquello, dolió.

Para que mentir.

Pero una sonrisa era mejor que cualquier otra cosa.

-Ally, por decir en casa que estás con un lobo?

-No estamos.-dijo indignada recordando mi chivatazo.

-Mejor.

-Pero mejor por qué Edward? No me cuadra nada, de verdad. Me odias! Por qué me...cuidas?-se pensó cual sería la perfecta palabra para esa frase.

Y acertó de pleno.

-No te cuido.-Mentí.

-Oh sabes qué? Paso de ti. Yo confío en ti y te chivas. Tú, directamente no confías en mí. Me cabrea... Esta actitud tuya. Es insoportable e irritante cuando quieres y haces por confiar en alguien, y esa persona no confía en ti ni para preguntarte por la hora.

Llegamos al instituto y aparqué donde siempre.

Ella no se bajó y se fue indignada.

Se quedó allí sentada, esperando de verdad una respuesta que le hiciera entender algo, con los brazos cruzados, la cabeza bajada y un discreto puchero de niña pequeña.

-Tu confianza en los lobos, tu desconfianza en mí, el hecho de intentar alejar a tu hermano de todo lo que haces mal, incumplir el tratado, ir por ahí con humanos... Todo, absolutamente todo lo que haces mal me invita a querer acercarme a ti. Como un instinto, para protegerte. Como si no pudieras sola con todo. Como si quisiera impedir que nunca más te vuelvan a pasar cosas tan terribles como las que te han pasado ya. Sé que no te hago falta, pero creeme, me cuesta controlar o detener ese extraño instinto.

Se quedó mirándome, perpleja.

-Pues no lo detengas, provocalo. Puede que así nos vaya mejor. O puede que te mande a la mierda. Tú solo prometeme que lo intentarías al menos.

Asenti.

Salió del coche.

En realidad no sabía lo que acababa de pasar ni lo que acababa de aceptar.

La diferencia entre Bella y ella cada vez daba pasos más agigantados.

Le gustaba mi protección porque era de la única forma que me acercaba a ella.

Miráme a los ojos. (Twilight)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora