Hermanos adoptivos.

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Narra Edward

Era realmente increíble la facilidad que poseía Ally para hablar del lobo y no pensar, ni mostrar ninguna escena con él, casi como si no existiesen su rostro, su nombre, nada. Me parecía casi imposible pero cada dia me sorprendía más aquel extraño ser, porque mis sospechas tengo de que no sea una raza normal y corriente.

Tampoco podía rebuscar en sus recuerdos. Era como si hubiera escondido bien las imágenes y el nombre del lobo en su cabeza. Aunque puede que sea por pura práctica de tener que bloquearse cuando la miraba mal. Todo era posible en cuanto a ella. ¿Estaría creando un escudo para impedir que le leyera la mente? Un escalofrío recorrió mi cuerpo. Sí Edward, como Bella.  Deja de sobresaltarte por esas cosas, ella no volverá.

Me dije a mi mismo interiormente. Asumir que no volvería ayudaba. Eso significaba que el dolor era mucho más suave. Y el que aumentaba era el de la decepción causada por el secreto de Ally. Su lobo, su secreto.

-¿Que pasaría si lo conocierais?-dijo ella algo tensa y lo soltó como si nada. Bastante tranquila para la pregunta que acababa de lanzarnos.

-Puede que lo mate.-dijo Jasper entrando por la puerta. Ally se puso en pié, se acercó a su hermano y le dio un beso en la mejilla.

-No me hagas la pelota.-dijo él. Yo me reí, ella realmente no lo hacía por eso. Sino como muestra de afecto hacía su queridisimo hermano asi que le pegó flojo en el brazo.

-Eres idiota. Sabes que si yo le quisiera no le harías nada.

-Espera.-dijo Rosalie. Con un tono de lo que al parecer, era entusiasmo.

-¿Quisieras? ¿No le quieres?

El sentimiento esperanzado volvió de nuevo. Era cierto que se conocían de un día, pero eso era lo que nosotros sabíamos. Ella pensó su respuesta.

-Me gusta, podría decirse que bastante. Pero nada más.

-¿Esas cosas se le suelen contar a un hermano?-dijo Jasper poniendo una cara extraña.

-Somos hermanos adoptivos.-dijo ella aprovechándose de nuestra situación familiar. Soltó una risilla y volvió a sentarse en el cómodo y caro sofá junto a Alice y Rosalie.

Definitivamente, sus ocurrencias eran impredecibles incluso para mí.

Mis miradas no ceasron, ella hacía caras mientras hablaba con mis hermanas, caras humanas nada propias de un vampiro. Levantaba la ceja, me miraba de reojo, pero todas ellas llevaban un destello desafiante. No se permitía volver a achantarse ante mí y era algo que me alegrababa y decepcionaba. El ponerla nerviosa era un control sobre ella y una debilidad por su parte, una forma de que bajara la guardia. Ya no tengo ni poder ni control y ahora es cuando necesito saber quien es su amor secreto.

Miráme a los ojos. (Twilight)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora