Leele la mente.

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Edward

La clase no le fue para nada fácil, y no lo digo por mí, sino porque al entrar, justo antes de atravesar el pasillo que dejaban las mesas, el profesor Cooper la llamó, le dio un horario y justo entonces pidió silencio y atención en clase para presentarla.

-Buenos días a todos, espero que hayáis percatado el detalle de vuestra nueva compañera, ella es Allison Cullen y espero que las tratéis como es debido.-Anunció el hombre de unos cuarenta años de pelo canoso y alguna que otra arruga esparcida. Aún siendo un pequeño y regordete tapón, al lado de Ally parecía enorme.

Después de aquel comentario del profesor la sala de llenó de un cuchicheo constante, aquello me puso de malhumor, a todos en casa se les olvido comentarle a la chica que sería criticada por su nueva familia, por su apellido, su aspecto físico, y por simplemente tener relación con nosotros. Aquello era algo que siempre me había sacado de mis casillas, nadie sabía de nosotros más de lo aparente y no ofrecíamos relación con ninguno de los humanos, exceptuando los amigos de Bella. Y de todos modos, parecía ser irrelevante el conocernos para hablar de nosotros. A Rosalie la criticaban por envidia, por ser hermosa y estar con Emmett,  Alice la tachaban de rarita, Jasper era el antisocial, cuando en realidad lo que intenta es no devorar a ningún inocente con su falta de educación implantada en sus primeros años como vampiro. Su tan complicado de conseguir control de sed. Emmet, nuevamente, por estar con Rosalie. Y por último, a mi por no fijarme en las chicas, por no ver nada en ellas que me atraiga como un día me pasó con una de ellas, por parecerles sumamente atractivo y pasar olímpicamente de todas y cada una de ellas. Y a ella, la criticarían por cosas como intentar suplantar a Bella, querer acercarse a mí o alejar a cualquier chica de mí haciéndose pasar por mi pareja y cosas por el estilo que estaba escuchando en la cabeza de algunas de las alumnas de la clase.  Argumentos que para nada se acercan a la realidad lo más mínimo. Me parecía cruel la forma en que los humanos inventaban historias e intentaban que fueran verdad a toda costa. Solo para fastidiar a alguien o para sentirse bien ellos mismos. Patético.

El profesor calmó los cuchicheos con un golpe en la pizarra que sobresaltó a los humanos y Ally me miró intentando entender el porqué de aquellos estridentes susurros entre toda la clase. Pude ver desde los ojos de Alice como Jasper estaba demasiado exasperado y ella le calmó. Entonces respondí su pregunta.

-Tendrás que acostumbrarte únicamente a ser Cullen.

Era cierto que no me apetecía ver como los materiales de clase empezaban a volar por los aires y las miradas se dirigían hacia Ally apretando los ojos para pararlos así que decidí contestarle para que no se sintiera mal. Ella bajó la mirada y no levantó la cabeza durante toda la clase, por aquel rasgo de timidez, para nada acorde con su normal personalidad, también la compararían con Bella.
Cinco minutos antes de que acabara la clase apiló sus libros y los cogió por ambos lados para cuando tocara la campana que indicaba el cambio de clase, estar preparada y salir lo más rápido posible de allí. Jasper me agarró del brazo en cuanto tuvo la oportunidad y me dijo:

-¿Qué le ocurre?

-Creo que os había olvidado comentarle las consecuencias de unirse a esta familia.

-Luego tenemos que hablar.-dijo él sin titubeos. Simplemente con decir aquella frase ya sabía de qué se trataba y se me antojaba absurdo que pudiera creer aquello. Aunque no le arrebataría el placer de tener esa conversación.

La siguiente clase fue parecida nada nuevo, al menos para mí. Después, en el comedor una chica le tiró a Ally al pelo un trozo de algo que no distingui exactamente lo que era. Alice agarró la mano de Jasper con fuerza para que no se levantara y la matara absorbiendo toda la sangre del cuerpo de su atacante. Pero al parecer, Ally no necesitaba que Jasper la defendiera, su cara lo decía todo, la chica no debió hacer aquello. Rápidamente se giró, la localizó y, a velocidad de milésimas de segundo, para que nadie se percatara demasiado, Ally miró hacia una mesa y le lanzó a la cabeza una manzana de la bandeja de alguien. Después volvió a girar la cabeza hacia nosotros, lo hizo con tanta discreción que nadie podría pensar que había sido ella. Solamente miró hacia atrás durante cortos segundos, realizó la acción con la mirada haciendo que ocurriera y volvió a girar la cabeza, como si simplemente hubiera echado una ojeada.

La chica a la que le tiró la manzana fue sujetada por dos chicos del equipo de baloncesto, se mareó del fuerte impacto y se la llevaron a la enfermería.

-Ally, no puedes hacer eso en público.

-Habría sido peor que me hubiera levantado, porque no me habría resistido a tirarsela con toda la fuerza posible. Podría haberle atravesado el cráneo si lo hubiera querido, un pequeño mareo no la matará.-Emmet se rió ante su comentario.

-Edward, léele la mente, ¿por qué me lo ha tirado?-me dijo con algo más de confianza justo antes de que se llevaran a la pelirroja.

-No lo sé.- Mentira claro que lo sabía pero el motivo no era agradable de contar.

-Tendrás que aprender a controlarte muy bien con ellos.-le advirtió Alice.

Ella sonrió y agachó la cabeza, sus brazos cruzados, apollados en la mesa, le daban aire de enfado pero estaba de lo más normal.

Recordó a la chica con ganas de buscarla, levantarla del suelo con una sola mano, cogiéndola del cuello y después mordiéndola. El pensamiento en el que se imaginaba aquello hizo que mi garganta ardiese mientras ella pensaba en lo dulce y sabrosa que sería su sangre. No pude entender como podía tentarse de esa forma para después dejar ese pensamiento como si nada. A mí mismo me había dado un fuerte quemazón en la garganta por la tentación de su cabeza sólo por escuchar lo que se acababa de imaginar, me causó un gran deseo de hacer eso mismo que ella acababa de pensar. ¿Cómo podía lograr deshacerse de ello tan fácilmente?

Me levanté de allí y me fui a pasos grandes fuera del centro hasta llegar al aparcamiento y encerrarme en el coche, necesitaba apartar aquellos pensamientos de mi cabeza o me arrepentiría de ello. Pocos minutos después vino Jasper, sentó en el asiento de al lado y comenzó nuestra conversación pendiente.

-¿Qué ocurre?-pregunté aún sabiendo de qué iba la cosa.

-¿Cómo estás?-comenzó dándole vueltas.

-Como siempre.

-¿Por qué te sienta tan mal que mi hermana esté aquí?

-No me hace gracia tener que soportar a otra desconocida, no quiero más gente en mi vida de la que ya hay.

-Ya... pero es que no es una desconocida, es mi hermana. Y espero que entiendas que ni tú ni nadie me la va a arrebatar nunca, ella es la única que asume ese poder. Así que al igual que yo tuve que contener mi sed de sangre con Bella, espero que tú seas capaz de no hacerla sentir con más miedo del que ya tiene. Creo que no tiene ninguna culpa de tus malas decisiones.

Me pensé la respuesta, había sido claro y poco delicado, pero al fin y al cabo muy claro. Sus únicas intenciones eran que no le hiciera perder los nervios otra vez a su pequeña hermana, y si hubiera sido yo, quizá no hubiera actuado de una forma tan sosegada como la que él empleó, y en ese caso no me quedó más remedio que aceptarlo. Evitando así demasiados problemas.

-Tranquilo, no lo haré.-mi tono de voz sonó apagado y casi no consigo articular palabra alguna, el sonido que formaban aquellas letras juntas pronunciadas, escuchadas, procesadas y finalmente llegando hasta el hueco donde permanecía mi helado corazón hicieron que este se tornara algo más helado de lo que ya lo estaba.

-¿Qué ha pasado en clase?-preguntó, intentando sonsacar algo más. Su mirada quedó fija en el espejo del coche por dónde se veía gran cantidad de humanos saliendo del centro.

-El cuchicheo de la gente la ha alterado, sólo eso.-Con reales ganas de finalizar aquel interrogatorio contesté igual de claro que él había sido antes conmigo.

-¿Seguro?-vaciló Jasper.

-Totalmente.-inquirí.-¿Algo más?

-No. Creo que ya está todo dicho.-Y justo cuando la esperanza de volver a permanecer sólo otro rato corrió con ansias hacia mí ser, de nuevo empezó a buscar palabras correctas para hacerme una pequeña advertencia.

-Ah, y Edward, he sentido tu rabia en clase y en el comedor, no intentes defenderla, ella no es Bella.-Era la tercera vez que se pronunciaba en un espacio tan cerrado aquel nombre tan doloroso. La tercera vez que quedaban sus palabras rebotando por todas partes.-Espero que no volvamos a tener esta conversación.-Finalizó bajando del coche. Las últimas palabras se entrecruzaban en mi cabeza intentando darle forma, mientras que por otro lado, me costaba apartar de mí el dolor que estaba sintiendo.

Miráme a los ojos. (Twilight)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora