Narra Edward
-Sé lo que pretendes pero no el porqué. Y creo que merezco una respuesta.
-Isac era empresario. Su último viaje de empresas fue a Italia, cuando volvió me dijo que conoció a unos presidentes vampíricos o algo así.
-¿Los Vulturis?-pregunté de manera retórica. Sí, los Vulturis.
-Me contó que me querían por mi don y él se negó. Yo era suya y no me iba a dejar en manos de esos impresentables. Palabras textuales.-aclaré.- No le di importancia. Ni si quiera me dijo como se llamaban ni en que lugar exacto se encontraba aquel terrorífico palacio. Un mes después estaba yo en nuestra preciosa casa, dándole vueltas entre los dedos a un hermoso anillo que con ahorros me compró pidiéndome matrimonio, sonriendo como tonta. Él llegó y me dijo que al siguiente día llegaría algo más tarde de trabajar por una reunión. No apareció. Esa misma noche tocaron la puerta de casa, ya de madrugada. Yo abrí con una de mis mejores sonrisas, las que únicamente le pertenecían a él, pensé que a lo mejor se había sentido sediento y necesitaba cazar. Pero no fue así. Un hombre rubio o más bien un niño, con unos extraños polvos negros me cegó por unos instantes, preguntándome que porqué me tenía retenida allí. Sin entender nada, visualice en mi cabeza la última imagen de ese chico y la analicé congelando cada uno de sus movimientos. La vista volvía a mí. Él seguía paralizado. Me decía que tenía unos poderes demasiado especiales como para ser un simple vampiro. Me decía que Isac no volvería nunca que ya no estaba vivo y ya no tenía que seguir escondida. Me acerqué a él, quién permanecía totalmente inmovilizado de cabeza hacia abajo, agarré su cuello y lo arranqué. A mí Isac nunca llegó a decirme el nombre, el sitio, solamente sabía quiénes eran y qué se situaban en Italia. Cuando me has dicho que eran Vulturis he recordado perfectamente el símbolo que el chico llevaba en el boton de una capa negra y tenía grabado ese nombre.
-Ally, entiendo que estés molesta, pero ya mataste a su asesino.
-Lo mataron sin tener culpa de nada, creyendo que me retenía cuando en realidad sólo intentaba no acabar en manos de esos asquerosos vampiros, lo mataron sin dejar rastro alguno de su cuerpo, sin darme oportunidad de despedirme de mi futuro esposo. Lo mataron por mi culpa. Y ahora yo, personalmente acabaré con la vida de todos y cada uno de ellos.
-Ally, no te dejaré, te matarán. Son demasiados y ellos también tienen múltiples dones en su aquelarre.
-Si es así dile a Jacob que le quiero. Y a mi hermano que le agradezco con la vida absolutamente todo.
-No, no te voy a perder. No te ayudaré a encontrarlos, no pienso ser cómplice de tu muerte.
-Tranquilo, tú sólo esperaras en el coche.
-¡Allison!-dije irritado.-¡No te lo tomes a broma!
-Edward yo puedo con una panda de tres malditos vampiros.
-Son cientos.-dije intentando cambiar su propósito.
-Entonces que acaben conmigo. Pero necesito hacerlo, entiendelo por favor.
-No te voy a perder a ti también Ally...
-Pasé dos años buscando a Isac por todo el mundo, por todos los rincones, por si había la más mínima posibilidad de encontrarlo con vida. En esos años, mi hermano, ha detenido mi búsqueda encontrándome, pero gracias a ti voy a poder descansar tranquila, tanto yo como él, esté donde esté.
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Miráme a los ojos. (Twilight)
Vampire-Bella era una simple humana, Ally. Insignificante como todas, pero se diferenciaba en una cosa, su magnífico y exquisito olor. La primera vez que la vi creí ver mi fin tras descubrir ante los humanos el secreto de los vampiros cuando en mi cabeza n...