Capítulo 12 (parte uno)

43 7 2
                                    

Encuentros con Erick:

—Vamos —le digo a Francisco mientras les muestro mi mejor cara de asco a todos.

Al llegar a mi habitación cierro la puerta para no seguir escuchando los gritos de los chicos.

—Qué habitación más fea tienes.

—Uhm, ¿quién?

—Tú.

—No, que quién te pidió opinión —digo burlona y me mira sorprendido.

—Venga, quiero irme ya para tener sexo con Megan. Hagamos esto rápido.

Qué cerdo. Pero por lo menos no soy la única que quiere hacer esto rápido.

Después de sentarnos saca su libro de física y química.

—Esto es fácil, solo tienes que correr la coma para después poner 10 elevado a... Por ejemplo en este, sería 10 elevado a seis. Haz tu este —le ordeno—. No, otra vez te estás equivocando en lo mismo —le digo por enésima vez.

—Agh, esto es difícil. Sólo los cerebritos amargados cómo tú podéis hacer esto.

—Francisco, esto lo puede hacer hasta Jacob, así que ponte a hacerlo ahora mismo. No has acertado ninguna, y llevamos diez.

—Es que esto no tiene sentido.

—Vete a la página 18, en el apartado de cambio de unidades y factores de conversión te lo explica.

—Será mejor, porque tú no sabes explicar.

—Lo siento, pero lo mío no es explicar a idiotas.

(...)

—Ya he acertado cinco, es un gran avance. El resto lo dejamos para mañana que quiero ir con Megan ya.

—Venga vete, ya sabes dónde está la puerta.

—Por cierto, ha sido la peor hora del universo.

—Lo mismo digo —le guiño un ojo y finalmente se va.

Cómo no tengo nada que hacer, decido pasear a Gus. Pero esta vez por un camino conocido, y con luz. Elisa quiere acompañarme y me alegra tener su compañía. Decidimos ir por un camino que lleva a una cafetería para poder tomarnos un refresco después.

—¿Has oído eso? —pregunto frenando en seco. Desde la última vez, estoy bastante a alerta. Y a estas horas, no hay ni una sola alma por aquí.

—No —Elisa me mira confundida.

—Habrá sido mi imaginación, sigamos —me encojo de hombros.

Seguimos andando, pero algo me dice que nos están observando.

De repente, escucho otro ruido. Más fuerte, más cercano...

—Este si lo he oído —dice Eli mirándome con miedo.

Miro por la calle, pero no veo a nadie. Ni siquiera a algún animal callejero. Voy a hablar para intentar tranquilizarla, pero me llega un mensaje.

Número desconocido:
Hora: 19:23

A estas horas, solas por este camino... Deberíais saber que nunca pasa nadie por aquí. Sería una lástima que os pasara algo y nadie pudiera ayudaros...

Me paralizo.

Número desconocido
Hora: 19:24

Oh, vamos. ¿Te ha comido la lengua el gato? Mejor gírate.

Idiota, te ganaré. (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora