Capítulo 8

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Visita al director:

Ya son las 10 de la noche. Este día ha estado dedicado a colocar todo para las clases, que por cierto, mañana empiezan. Debo reconocer que estoy bastante nerviosa.

Todo esto es nuevo para mí y para mis hermanos...

Hablando de hermanos, hoy la tía me ha dejado el móvil únicamente para llamar a Emily y a Adam, mis hermanos mayores. No quiere que el hecho de que me haya venido aquí a vivir nos distancie y eso.

Hablé con ellos más de una hora, porque debíamos ponernos al día.

Al terminar de colocar las últimas cosas me lavo los dientes y me pongo el pijama. Por último, pongo el despertador a las siete y me acuesto.

(...)

Después de dar vueltas y vueltas miro el reloj, son las tres y media de la madrugada. Maldito insomnio.

Después de contar ovejas, dar más vueltas, parpadear muchas veces seguidas para que mis ojos se cansen y  dar más vueltas, nada funciona.

Después de estar un rato igual, noto como el sueño se apodera de mí.

Y justo cuando cierro los ojos... El despertador suena.

¡Maldito despertador!

Me levanto indignada, cojo la estúpida ropa y me voy a la estúpida  ducha.

Y claro, pondría música para hacer este momento menos coñazo, pero alguien me ha quitado el móvil.

Cuando acabo de vestirme escucho muchos ruidos fuera del baño, lo que quiere decir que ya son las siete o que ha entrado un circo en casa.

Creo que es la primera opción, pero todo puede ser.

Me dirijo a mi habitación para coger la mochila y la ropa sucia. De camino a la cocina, la tiro en el cubo de la ropa para lavar.

Cuando entro a la cocina aún no hay nadie, así que preparo el desayuno para todos.

—Anda, hermanita, ahora preparas el desayuno, eh...

—Jacob, en casa siempre preparaba yo el desayuno. Sabes de sobra que me encanta cocinar.

—Pero no más que hacer bromas, eh...

—No lo dudes —intento guiñar un ojo, pero me sale mal y cierro los dos a la vez, causando que mi hermano empieza a reírse de mí mientras se sienta en la silla.

Poco a poco vienen todos y yo les voy sirviendo el desayuno. Elisa al parecer es la más dormilona, ya que es la última en llegar con su cara de zombie.

—Chicas, el autobús llegará en cinco minutos así que subid a lavaros los dientes.

—Ya vamos,papá.

—¿Tu madre ya se ha ido a trabajar? —le pregunto a mi prima de camino al baño.

—Sí, ella entra a las siete. Se va de casa a las seis y media.

—Pues se podría decir que yo estaba despierta a esa hora.

—¿Estás loca? Yo ni en mis sueños madrugaría tanto —me rio mientras acabamos.

Después de esperar un minuto en la parada, el autobús llega y no hay casi asientos libres.

A lo lejos, reconozco a Mika sentada con Sebastián, Richi con Rafa y Juan con Arnau. Me siento con Elisa después de saludar a todos y mis nervios aumentan.

Al llegar al instituto nos juntamos todos a esperar que abran las puertas.

—Espero que nos toque en la misma clase —dice Richelle.

—A mí y a Sebas no nos tocará con vosotros, vamos un curso antes. Oh... ¿Esa no es Caro? Vamos, Sebas —dice Mika mientras lo coge del brazo para llevárselo a rastras.

—¿Cuántas clases hay en nuestro grupo? —pregunto.

—Desde la A hasta la C —contesta Juan.

Cuando abren las puertas nos dirigimos todos a ver las listas para saber en qué clase nos toca. Después de esperar nuestro turno, leemos las listas y descubrimos que estamos en la C. 

Nuestros nombres quedan genial en la lista. Arnau Batlle, Elisa Brown, Juan Fraga, Rafael Gaos, Rebecca Miller y Richelle Holbein. 

Vamos a por los horarios y nos toca a primera hora matemáticas. Asquerosas mates...

Cuando nos sentamos todos, la profesora habla.

—Buenos días, niños. Mi nombre es Carmen y os daré la asignatura de Matemáticas Académicas. Durante el curso, haremos tres exámenes por trimestre y varios trabajos. Para que os acostumbréis a trabajar en equipo, haréis uno ya de prueba, para ver lo que sabéis. Sabréis con quien os toca el próximo día y tendréis únicamente cuatro días para entregarlo.

¿¡En serio?! ¡El primer día y ya nos manda un trabajo!

Cuando acaba la hora, salimos de clase y vamos a la de Geografía e Historia.

Parece bastante majo, a diferencia de los que ya he visto. Su nombre es Enrique y nos ha asegurado que no nos mandará demasiados deberes.

A la hora del almuerzo nos sentamos todos juntos en una mesa. Todos, menos Mika y Sebas que estaban con su grupito a saber dónde.

El día estaba transcurriendo bastante aburrido, y me despido un momento para ir al baño.

—Anda chicas, mirad quién está aquí —dice la novia de Francisco cuando nos cruzamos por el pasillo.

—Pero Megan, si es la pequeña Rebecca —comenta burlona una de sus amigas.

Paso de largo ignorándolas hasta que una de sus amigas huecas me coge inmovilizándome. La novia de Francisco, el chico de la fiesta, aprovecha para darme un puñetazo en el labio haciendo que me estremezca y de este empiece a salir sangre.

Cuando noto que la hueca afloja un poco su agarre, la empujo y me abalanzo sobre la zorra de Megan y le pego por todo el rostro.

En pocos segundos el director nos llama por el megáfono y al levantar la vista veo a un montón de gente a nuestro alrededor.

Cuando por fin llegamos a su despacho, veo que es un señor de unos 40 años, bastante enfadado.

—Señorita Martínez, señorita Miller, sentaos. Por si no lo sabéis, las peleas en este centro están totalmente prohibidas. Y si se hace algo en contra de las normas, se penaliza con un castigo.

—Pero director Utrera, está loca. Ha empezado a pegarme sin yo hacerle nada, deberían encerrarla en un psiquiátrico —miente la pelirroja.

Que bromee de esa forma con los psiquiátricos me parece de mal gusto.

—¿¡Perdona!? Tú y tus amigas huecas me habéis agarrado para pegarme. Yo solo me he defendido.

—Ahora no importa nada de eso, os vais a quedar por una semana para limpiar todas las aulas del instituto.

—¿¡QUÉ!? —decimos al unísono.

—Así es, ahora vais a la enfermería y cuando estéis curadas os largáis a casa. Mañana empieza el castigo.

Nos levantamos y antes de salir dice:

—Ah, casi se me olvida, he llamado a vuestra casa.

Mi ojos se abren de par en par. Cuando salgo del despacho, veo al tío Jack y los demás fuera.

—Rebecca, ¿estás loca? Primer día y ya te metes en problemas —dice Jack enfadado.

—Lo siento, pero ella empezó a pegarme y me defendí.

—Hablaremos de esto en casa, vámonos, chicos.

En el autobús todos están intrigados por saber qué había pasado en el despacho, pero yo solo comento que me han castigado por una semana.

No tengo muchas ganas de hablar...

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Bueno bueno, espero que os guste el capítulo.

Byyee <3

Idiota, te ganaré. (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora