Capítulo 16 (parte dos)

35 6 0
                                    

Empiezan las bromas:

POV MACKIE: 

Siento una felicidad inmensa cuando Tyler me rescata. Jamás pensé que lo echaría tanto de menos. Para intentar que me olvide de todo, Ty ha organizado una sesión de películas de Disney. 

Me dirijo a la cocina para preparar unas palomitas y Ty no tarda en asomarse. Me mira fijamente mientras sonríe de lado.

—¿Qué me miras?

—Oh, nada, bella dama. Te espero en el sofá —me guiña un ojo y me giro para que no vea que me he sonrojado—. Por cierto, ¡elijo yo la primera peli! —lo escucho antes de que se vaya corriendo.

Cuando el microondas suena, cojo las palomitas y voy yo también al sofá.

—Espero que no hagas como siempre y te duermas.

—Sabes que es imposible. —digo y ambos reímos.

Me siento a su lado y el pasa su brazo alrededor de mis hombros. Minutos después de que empiece la peli apoyo la cabeza en su hombro.

Al cabo de un rato, nos dormidos así, tan incómodos, tan agusto, tan juntitos.

POV BECCA: 

Cuando suena la alarma, me levanto, cojo mis cosas y me voy a la ducha.

Tres canciones después salgo y empiezo a vestirme. Al acabar, aplico rimmel a mis pestañas y un poco de base.

—¿Te queda mucho? —alguien toca la puerta, y abro para ver a la tía Evelyn frente a mí.

—Tía, ¿no tienes que ir al trabajo?

—Hoy no, es mi día libre. Y necesito ducharme, ya que iré con Jack, Oscar, su mujer y su hijo a dar una vuelta por todo Madrid.

—¿Y quien llevará a mis hermanos y a Ashton al instituto?

—Como hoy Jack tampoco trabaja, tendréis que ir todos en el autobús. ¿Quieres que os haga el desayuno antes de irme?

—Nono, tranquila, los hago yo mientras todos se levantan.

—Muchas gracias, cielo —me da un beso en la mejilla y entra al baño.

Bajo a la cocina y empiezo a hacer tostadas con mantequilla y mermelada.

—Hola, linda —dice Adrián mientras se sube los pantalones, dejando bastante a la vista.

—Buenos días, ¿qué haces aquí?

—No sé de qué te sorprendes, paso la mayor parte de mis días aquí.

—Deja de parlotear y ayúdame a hacer los desayunos. —digo y pone los ojos en blanco.

(...)

Una vez ya en el autobús escolar, hacemos un pequeño repaso de las bromas.

Tenemos todo lo necesario en la mochila. Yo me encargaré de Fran, Elisa de Chad y Richi de Rafa.

Cuando el autobús aparca, todos los alumnos empezamos a bajar. A lo lejos veo a Fran apoyado en su moto con la mirada fija en su móvil. Me dirijo hacia allí, con mucho cuidado e intentando no ser vista. Tiene la mochila en el suelo, y sin que se dé cuenta, la abro lentamente, saco su Coca-Cola para el recreo y pongo dentro el mento explosivo.

Cierro la botella y la meto rápidamente en la mochila de nuevo. Me meto en el instituto y me reúno con Richelle y Elisa antes de que suene el timbre.

—Ya está —sonrío victoriosa.

—¿Acabamos de llegar y ya lo has hecho? —se sorprende Eli.

—Sí —rio.

—Genial, Becca. A segunda hora Rafa siempre va a evacuar al baño, así que 5 minutos antes iré y le pondré pica-pica.

—Vale, yo ya veré como le pinto el pelo...

Suena el timbre y nos dirigimos a la primera clase; Geografía.

La clase pasa rápido, y cuando acaba, Richi sale directa al baño de hombres.

Mi prima y yo nos miramos cómplices y al pasar por delante de Rafa, no puedo evitar reírme, pero como esta animadamente hablando con Fran, no se da cuenta.

(...)

Nos sentamos en un banco donde la vista para ver a Fran, Chad y Rafa sea perfecta.

—Becca, mira, mira —dice Eli pegándome suave en el brazo.

Miro a la  dirección que señala y las tres nos quedamos calladas mientras Fran abre la mochila y saca su Coca-Cola.

Ninguna pestañea por miedo a perderse algo. Se la acerca a la boca y... Se la da a un amigo.

¡Joder! Ya sabéis lo que pasa. Todo el mundo hace un corro al rededor para ver lo que sucede.

Fran se gira aturdido y nos ve. Inmediatamente se imagina lo que hemos hecho y viene corriendo hacia nosotras.

Tiramos nuestro almuerzo y corremos hacia los baños. Intenta pillarnos, pero la cantidad de adolescentes que hay se lo impiden.

¡Ja! ¡En su cara!

—¡Rebecca Miller! ¡Juro que me las pagarás!

Nos encerramos las tres en el baño y dejamos las mochilas en el suelo.

—Tenía que haber funcionado —me quejo.

—Chicas... Se vengarán. Y dudo que tengan piedad —dice Richi.

—Lo sé, tendremos que pensar en próximas bromas.

—Rebecca Miller, Elisa Brown y Richelle Holbein, vengan al despacho del director ahora mismo. —se escucha a Utrera por los megáfonos.

—Mierda... —susurro y me muerdo el labio inferior.

Idiota, te ganaré. (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora