Buscando pistas:
—¿Por donde podemos empezar? —pregunta Elisa.
Estamos ya en el coche de Ty, intentando averiguar que hacer.
—Tengo una idea —digo.
—¿Cuál?
—Tyler, debes saber que el sitio que estoy pensando puede que no sea el acertado.
—Tu inténtalo, Becca.
—El segundo día que vi a Erick empezó a correr detrás nuestra, y a lo lejos Mackie nos hizo señales para que entráramos en una cafetería cerrada.
—¡Claro! Antes trabajaba ahí, pero la despidieron. Y por eso estaba ahí, recogiendo sus cosas.
—Genial, pues ya sabemos donde ir —dice Elisa orgullosa.
Minutos después Ty aparca en el parking de la cafetería.
Nos bajamos y al entrar me fijo en que no hay mucha gente, sólo 3 mesas ocupadas.
Vamos a la barra, y una mujer de unos 50 años más o menos se acerca rápidamente a Tyler y lo abraza.
—¿Qué tal, mi niño?
—Muy bien, Marisa. Ellas son Becca y Elisa, me acompañan hoy.
—¡Encantada chicas! Conozco a Tyler desde que era un renacuajo. ¿Qué os trae por aquí? —se vuelve a dirigir a Ty.
—¿Alguien ha dejado algo para mí?
—Oh, espera un segundito que les pregunto a las demás camareras —se aleja, pero enseguida vuelve con un sobre en las manos.
—Cariño, vino un hombre ayer a dejarte esto.
—Muchas gracias, Marisa. Tenemos que irnos, ya vendré a verte.
—Vale, mi niño —lo abraza como despedida y regresamos al Parking.
—¡Ábrelo! —pedimos mi prima y yo al unísono.
—Ya voy, ya voy —se para enfrente del coche y empieza a abrir el sobre. Lo lee en voz alta. —«Bueno, ya habéis encontrado la primera pista, enhorabuena. Ya os falta poco para encontrar a Mack eh... aunque ella está feliz conmigo. La siguiente pista se halla en un lugar cerrado y oscuro. ¡Qué tengáis mala suerte!»
—¿Un lugar cerrado y oscuro? —pregunta extrañada Eli.
—Eso dice... ¿Será en casa? —pregunta no muy segura.
—No creo. La casa es cerrada, supongo, pero no oscura. Tiene mucha iluminación.
—Pues no sé... un lugar cerrado y oscuro... ¡Ya sé, ya sé! —pego un grito y ambos me miran esperanzados. —Puede ser un callejón.
—¿El primer día que la conociste, no fue en un callejón?
—¡Si!
(...)
Una vez ya en el callejón, buscamos la carta.
—¡Aquí! —grita Eli y corremos hacia ella —. Está pegada al contenedor, dice... «Llamad al siguiente número si queréis hablar con Mackenzie: 1189065.»
Rápidamente Ty saca su móvil del bolsillo y marca el número escrito en el papel.
—Pon manos libres —digo nerviosa. Cada vez que me pongo nerviosa, empiezo a mover levemente la pierna izquierda, y esta no es la excepción.
Conforme los pitidos van sonando, mis nervios aumentando.
—Hola —contesta una voz masculina.
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Idiota, te ganaré. (COMPLETA)
Novela JuvenilLos secretos que la familia de Rebecca Miller tanto intenta esconder se ven amenazados cuando ella y sus hermanos deben irse a vivir a España con sus tíos. Los secretos corren peligro, pero, ¿podrán guardarlos?