¿Pero que carajos?:
—¿Disculpe? —digo frunciendo el ceño.
—Me llamo Alex —dice la señora con acento francés.
—Ah —es lo único que se me ocurre decir.
—La familia Miller es muy numerosa, ¿quiénes de todos los hermanos son tus padres?
—Andrew y Danielle —respondo.
Tampoco es tan numerosa. Mi madre tiene dos hermanas y mi padre tiene cuatro.
—¡Genial! Ya hacía diez años que no los veía, y cuando me enteré de que ya se vuelven a Londres no dudé en venir a despedirme —me hago la interesada y al cabo de los segundos se va.
—¿Quién es esa? —me pregunta Eli confundida mientras se acerca.
—Una tal Alex —digo tan confundida como ella.
—¡Todo el mundo a cenar! —gritan desde la cocina y en seguida se van rápidamente.
Cuando acabamos la cena, varias personas empiezan a agradecer cosas con palabras realmente bonitas a mis padres.
—Jacob, ¿por qué no les dices algo bonito a tus padres? —sugiere la tía Evelyn y Jacob pone los ojos en blanco. Se nota que está muy incómodo.
—Gracias por ser tan buenos padres —dice encogiéndose de hombros y puedo ver su decepción en ellos. Se nota que querían algo más esmerado, como último día que nos veremos hasta dentro de algunos meses.
Si yo estuviese en su lugar, también me gustaría que mis hijos me dijeran algo bonito.
Hago un gran esfuerzo y me pongo de pie, llamando la atención de todos los presentes en la mesa. Carraspeo un poco y miro a mis padres.
Venga Becca, tú puedes.
—A ti, mamá. Gracias por aguantarme durante nueve meses en tu vientre. Gracias por aguantar todos mis berrinches, por apoyarme cuando lo he necesitado, por levantarme cuando me caigo. Por todo, en general. Sé que no ha sido fácil y que muchas veces piensas que soy una chica problemática, pero aún así te guardas todos tus pensamientos negativos y me sigues apoyando. Simplemente quería agradecerte tu esfuerzo por trabajar todos los días para traer dinero a casa. Y que me ha costado aceptar que nos has enviado aquí por nuestro bien, pero finalmente lo he hecho, lo he aceptado —cuando termino mi pequeño discurso, se levanta y viene corriendo a abrazarme.
-Gracias, hija. Te quiero.
—Y a ti, papá —digo cuando mamá se vuelve a sentar—. Gracias por salvarme de cada lío en el que me meto, por respetarme, por cuidarme, por jugar conmigo cuando era pequeña... Eres un gran padre, y está claro que a veces cometes errores, pero quiero que sepas que no importa. Te quiero. Gracias por ser mi héroe, papi —se limpia una lágrima y asiente agradecido.
—Estoy impresionado. Nunca has sido de palabras —dice con voz temblorosa y sonríe.
Nunca he sido de palabras, como dice mi padre, pero todo lo que he dicho es verdad. Los quiero.
(...)
—Mañana es sábado, podríamos quedar con todos —propone Fran y asiento. Volver a reunir a la pandilla será divertido.
—Buena idea —dice Elisa.
—Me tengo que ir. Dile a tu tía que estaré aquí mañana a la hora de comer, como me ha pedido —me dice Fran y asiento.
—Adiós —me despido y le doy un pequeño beso en la mejilla.
Estoy intentando por todos los medios llevarme bien con él, ahora que somos... hermanastros.
Se van todos, y cuando Arnau va a irse también, mi padre lo frena.
—Me gustaría que te quedases esta noche.
—¿Qué? —pregunta mi novio levantando las cejas. Está claro que se esperaba cualquier cosa menos eso.
—Sí, ya sabes. Como es mi última noche aquí, me gustaría ver a mi hija feliz.
Papá... ahora mismo eres el mejor. Sonrío a mi padre y él me pasa el brazo por los hombros.
—Pero eso sí, no quiero ser abuelo aún. Primero que vayan sus hermanos mayores —dice y Arnau se ríe.
—Tranquilo, señor Miller.
—¿Qué coño es eso de señor Miller? Suena a algo importante. ¡Me llamo Andrew! —Arnau me mira pidiendo ayuda y empiezo a reírme.
—Papá, adiós —digo y cojo a Arnau de la mano y vamos hasta mi habitación.
—Esta noche será divertida —dice subiendo y bajando las cejas. Me río y ambos nos sentamos en la cama.
—Por cierto, estamos invitados a una boda —comento mirando mis uñas.
—¿Una boda?
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Idiota, te ganaré. (COMPLETA)
Novela JuvenilLos secretos que la familia de Rebecca Miller tanto intenta esconder se ven amenazados cuando ella y sus hermanos deben irse a vivir a España con sus tíos. Los secretos corren peligro, pero, ¿podrán guardarlos?