Peleas, números desconocidos y mi nuevo alumno:
La alarma finalmente ha conseguido despertarme. Voy al armario y escojo unas mayas y una sudadera de Jacob que le robé hace tiempo para que no se vean las marcas rojas que aquel hombre dejó cuando me agarró con tanta fuerza.
Cuando ya estoy lista, bajo a la cocina. Me extraña que hoy estén todos en la mesa.
—Buenos días —saluda Adrián cuando me ve entrar por la puerta.
—Buenos días a todos, si que habéis madrugado hoy...
—Rebecca, hoy empiezan tus clases particulares, acuérdate —avisa el tío Jack y suspiro.
No me acordaba de eso, con el jaleo de anoche tuve suficiente.
—Mierda, ¿a que hora vendrá?
—A las cinco. Las clases pueden durar una hora, o una hora y media.
—Vale... —digo exasperada mirando a Jack—. Eli —la llamo y deja de comer su tostada para mirarme.
—¿Sí?
—Vamos al bus —pido. Hoy no tengo hambre para desayunar.
Por el cristal del autobús puedo ver cómo Arnau me sonríe. Le devuelvo la sonrisa y me siento con Elisa.
Cuando llegamos al instituto, veo a lo lejos a Francisco y a Megan, la líder de las huecas, besándose en la moto.
Iugh.
¿Qué le haré a Fran por lo del otro día con el coche? No tengo ni idea, pero sería perfecto gastarle una broma.
Ya pensaré en alguna después.
Mi primera clase, biología, pasa bastante rápido. Sobre todo porque no atiendo a lo que dicen y me dedico a dormir.
—¿Cómo vais con los trabajos? —pregunta la profesora de matemáticas cuando entramos todos en su clase.
—Bien —le responden algunos.
—Mal.
—Aún no hemos empezado —van dando respuestas y la cara de la profesora cada vez se va poniendo más roja por las barbaridades que dicen.
—Quiero avisar que el lunes se acaba el plazo de entrega. Aún estamos a jueves, tenéis mucho tiempo. Quién no lo entregue, tendrá un 0.
Cuando la clase acaba, salimos todos corriendo.
—¿No tienes ganas de saber quién es tu alumno? —me pregunta Richelle mientras caminamos por el pasillo.
—La verdad es que tengo un poco de curiosidad. Pero supongo que será un crío que me hará caso y punto.
Miro a mi alrededor cada dos por tres. Me dio miedo lo que vi anoche. ¿Cómo es que estaba habiendo una violación y aquel hombre se va a ir de rositas?
—O puede que sea al contrario —interviene Eli y vuelvo a la conversación.
—Lo que sea, ¿qué toca ahora? —digo colocándome la mochila.
—Educación física, la última clase —anuncia contento Arnau.
Odio la clase de educación física. Prefiero tener tres clases seguidas de matemáticas. Tengo poca fuerza y la puntería en el trasero, los profesores acaban suspendiéndome siempre en esa asignatura.
Nada más salir de los vestuarios, el profesor nos manda calentar a todos.
Cuando acabamos de calentar, vuelve a hablar.
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Idiota, te ganaré. (COMPLETA)
Dla nastolatkówLos secretos que la familia de Rebecca Miller tanto intenta esconder se ven amenazados cuando ella y sus hermanos deben irse a vivir a España con sus tíos. Los secretos corren peligro, pero, ¿podrán guardarlos?