La cascada:
Cuando anochece, salgo con Arnau fuera. Se sienta en la hierba húmeda y da unos toques a su lado para que me siente con él.
—¿Tienes frío? —pregunta y asiento. Se saca la sudadera que lleva puesta y me la ofrece, dejando a la vista su camiseta negra que tanto me gusta.
Sonrío agradecida y me la pongo.
—Mañana podríamos salir a explorar un poco por los alrededores —propone.
—Es una buena idea. Así podríamos pasar más tiempo juntos todo el grupo. Quién sabe, quizás son hagamos mejores amigos —bromeo y reímos.
—Tienes una risa muy bonita.
—No es cierto —le digo. Mi risa es lo más parecido a una foca con un ataque epiléptico.
—Si que lo es, mira —se acerca a mí, y por un momento creo que va a besarme, pero empieza a hacerme cosquillas.
Me retuerzo mientras rio sin poder evitarlo y me tumbo.
Se tumba encima de mí sin ejercer fuerza para poder hacerme cosquillas mejor, e intento devolvérselas, pero me resulta imposible.
—¡Si no paras, me mearé! —advierto y para de inmediato. Ríe ante mi comentario y aprovecho ese momento y tomo el control, quedando yo arriba.
—Vaya, vaya...—dice Fran y me separo de Arnau sobresaltada. Miro a Fran mal y él levanta las manos declarándose inocente.
—¿Tenías que interrumpir ahora?—dice Arnau poniendo los ojos en blanco.
—Lo siento, Romeo. Seguid... —dice y se sienta. Encierra un cigarrillo y mira hacia el lago, que de noche es incluso más bonito.
Arnau y yo nos acostamos uno al lado del otro para mirar las estrellas.
—Esto es precioso —admito.
—Si hace unos meses me llegan a decir que estaría mirando las estrellas con la chica más guapa del mundo, que casualmente es mi novia, haría que los encerraran en un manicomio —dice Arnau mirándome con una sonrisa y empiezo a reír.
—Chicos, ya nos vamos a acostar todos, deberíais entrar. No creo que sea muy seguro que deambuléis por aquí a las tres de la mañana —dice Ruth y los tres nos levantamos para ir dentro.
—Buenas noches —dice la chica y desaparece por el pasillo.
—Yo me quedaré aquí un rato más —dice Fran dando otra calada a su cigarro.
—Como quieras. Hasta mañana, Fran —me despido y asiente.
Arnau me coge de la mano y entramos en nuestra habitación. Al entrar, me sorprende no encontrarme con Elisa, supongo que estará con Richelle.
Saco el pijama y dudo si en ponérmelo aquí o ir al baño.
—Becca, puedes cambiarte delante de mí. Ya te he visto desnuda —me recuerda y me pongo roja al recordar lo de la toalla.
Ríe ante mi reacción y lo fulmino con la mirada.
—En serio, cielo, puedes cambiarte aquí —dice intentando ocultar su sonrisa y asiento. Me quito su sudadera y la camiseta a la vez, y lo pillo observando mi sujetador fijamente.
Cuando me pongo la camiseta del pijama estropeándole la vista, gruñe y me río de él.
Cuando acabo de ponerme el pijama me acuesto en una de las tres camas y me tapo.
Minutos después, siento como la cama se hunde un poco y me doy media vuelta para ver a Arnau medio dormido.
—Te quiero... —susurra antes de empezar a roncar.
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Idiota, te ganaré. (COMPLETA)
Novela JuvenilLos secretos que la familia de Rebecca Miller tanto intenta esconder se ven amenazados cuando ella y sus hermanos deben irse a vivir a España con sus tíos. Los secretos corren peligro, pero, ¿podrán guardarlos?