Necesito tu ayuda:
—Vayamos a mi casa, allí te podrás tranquilizar —comenta y me da la mano.
—Pero no quiero molestar a tu familia... —se gira hacia mí, de modo que quedamos cara a cara.
Empiezan a caer gotas, en nada nos choparemos con la lluvia.
—Antes estaba hablando con mi madre, se han ido a ver a mi abuela. No volverán hasta mañana. —dice mirando el cielo. Empieza a llover a cada segundo que pasa con más intensidad—. Anda, vamos —acorta la distancia y me besa.
Puedo notar el sabor a café que se ha tomado antes. Nuestras bocas encajan a la perfección, y nuestras lenguas bailan con sincronización.
Nos separamos y miro esos ojos azules que me vuelven loca.
—Vamos, o nos mojaremos demasiado —avisa con voz ronca y vuelve a cogerme de la mano para ir más rápido.
Caminamos en silencio, pero no es nada incómodo. Disfrutamos de la compañía del otro sin necesidad de decir nada.
—Es aquí —se para en frente de un edificio después de haber caminado unos siete minutos.
Subimos al ascensor y le da al botón para que nos lleve a su piso. Cuando entramos en su casa, lo observo todo intentando ser disimulada. Está muy bien decorado todo, me encanta.
—¿Tienes una toalla? —pregunto. Asiente y deja las llaves en el mueble de la entrada.
—Ven —se adentra por un pasillo y lo sigo, hasta que paramos en frente de una puerta.
La abre y me deja pasar primero. Es su habitación, por lo que parece.
—Este es mi cuarto —aclara y se rasca la nuca nervioso.
—Es muy bonito —intento tranquilizarlo. Quizá esta situación lo esté poniendo nervioso.
—Ahora te traigo la toalla, espera —le sonrío y se va.
Me siento en su cama y observo todas las estanterías llenas de libros que tiene. Me doy cuenta de que hay dos cuadros; uno con un bebé recién nacido, y otro de una señora junto dos niñas sonrientes y Arnau en medio, haciéndolas reír.
Arnau entra en la habitación de nuevo y me extiende la toalla.
—¿Eres tú? —le pregunto señalando el cuadro del bebé.
—Sí. Fue tomada el primer día que llegué a casa.
Se seca el pelo con la toalla y se acerca al armario empotrado. Observo detenidamente como se quita la camiseta y se me hace la boca agua.
Ahora o nunca, Becca. Me acerco y lo abrazo por detrás, sorprendiéndolo.
Se gira y me besa apasionadamente. Damos pasos hacia detrás, sin dejar de basarnos, hasta que choco con su cama y nos tumbamos.
Se pone encima de mí y pongo una mano en su abdomen. Escucho como ahoga un gemido contra mi boca y sonrío. Le ayudo a quitarme la camiseta y se queda pensando al verme el sujetador.
—Mejor fuera —asegura y se deshace en un segundo de él. Ahogo un pequeño grito de sorpresa y vuelve a besarme. Esta vez con más desesperación.
—¿Estás segura? Si no te sientes cómoda podemos posponerlo —dice, aunque sé que no es lo que quiere. Niego con la cabeza.
Lo deseo, y pretendo hacérselo saber. Le desabrocho los vaqueros y se los quita, junto con el bóxer. Sonrío en mis adentros y nos deshacemos de toda la ropa que nos estorba.
Nuestras respiraciones entre cortadas se unen, junto con nuestros gemidos.
—Te quiero —le susurro al oído y espero que lo lleve al siguiente nivel.
(...)
—Debo irme ya. Estarán preocupados —digo mirando la hora.
—No... —pide Arnau y me abraza más fuerte, pegándome más a él.
—Me gustaría quedarme, no sabes cuánto. Pero tengo que cenar e irme a la cama.
—Ya estás en la cama —dice repartiendo besos por todo mi hombro.
Sonrío y me separo un poco, aunque no quiero.
—Debo acostarme en mi cama, Arnau —aclaro sonriendo y le doy un pequeño beso antes de salir de la cama.
Cojo la ropa que está tirada por toda la habitación y me visto, sintiendo su mirada todo el rato.
—Nos vemos mañana —le digo y le doy un piquito.
—¿Te ha gustado? —pregunta sonriendo y supongo que se refiere a lo que hemos hecho antes.
—Tendremos que repetirlo pronto —le digo con una sonrisa traviesa y empieza a reír a carcajadas.
—Cuando quieras —dice con su hermosa sonrisa y salgo de su piso.
Por el camino, mientras intento no pisar ningún charco, me peino con las manos.
Cuando entro en casa, Elisa chilla mi nombre y voy a su habitación para ver que ocurre.
—¿Qué pasa? —pregunto al verla sentada en el suelo.
—Necesito tu ayuda. —asegura preocupada.
***
Elisa en multimedia.
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Idiota, te ganaré. (COMPLETA)
Teen FictionLos secretos que la familia de Rebecca Miller tanto intenta esconder se ven amenazados cuando ella y sus hermanos deben irse a vivir a España con sus tíos. Los secretos corren peligro, pero, ¿podrán guardarlos?