Capítulo trece—. “Helados y engaños”
*Narra Jorge*
Habíamos llegado al lugar que por cierto estaba algo lejitos de la escuela y sí, como supuse, estaba media escuela ahí; claro, sobre todo los populares, me sentía fuera de lugar.
—¿Buscamos una mesa? —me dijo Martina. Algo le pasa, la veo nerviosa.
—Claro, vamos —seguro era mi imaginación...no, no era mi imaginación. Está nerviosa.
—Martina... ¿estás bien? —le pregunté cuando llegamos a una mesa disponible.
—¿Qué? Claro que estoy bien, ¿por qué preguntas? —contestó.
—Te veo... ¿nerviosa? —contesté dudando qué palabra usar para describir lo que veía en Martina.
—Para nada. Ya sé, ¿por qué no vas a buscar los helados? —contestó para cambiar de tema, lo sé.
—Claro, lo quieres de... —ahí esperaba que completara la frase.
—Sorpréndeme —contestó. Dicho esto fui a la fila a comprar los helados, volteé a saludar a Martina pero estaba ocupada con su teléfono, como la fila era larga empecé a checar exactamente a las personas que estaban aquí y estaban...Mercedes y Cande a unas mesas de nosotros, vi a Xabiani casi al lado de ellas y entrando por la puerta a... ¿Diego? Y venía con su celular en la mano. Debo decir que esto no me da buena espina y por un momento salgo corriendo. Algo me dice que debo salir de aquí y otra parte de mí dice que soy un exagerado y que todo está bien, le haré caso a este lado de mí.
—¿De qué quiere sus helados? —me dijo el chico cajero sacándome de mis pensamientos.
—Uno combinado y otro de fresa por favor —contesté y el chico fue a traer lo que pedí. Veamos...Martina está nerviosa pero... ¿Por qué? O tal vez no está nerviosa, solo tuvo una mala mañana... creo que mi deber como su "amigo" es ayudarla ¿no? Me refiero a tratar de animarla... ¿cómo? Ahí estaría el problema. Tal vez pueda ser tierno con ella *seguro se espantará, Blanco* Yoyi, no tienes razón, si soy tierno con ella tal vez la ponga de humor.
—Son §22.50 —de nuevo el sujeto me sacó de mi mundo.
—Gracias —dije y le pagué al momento de recibir los helados, sí seré tierno con ella.
En el trayecto de volver a la mesa note aún más gente; wow, sí que este lugar es concurrido y sobre todo con chicos de la escuela. Llegué a la mesa.
—Toma, bonita —le dije al darle su helado, los cumplidos ahora sí fluyen.
—Ahh sí —lo tomo como con... ¿indiferencia?
—Traje tu helado de fresa ¿te sorprendí, princesa? —de verdad quiero ponerla de mejor humor.
—Sí, claro —contestó sarcástica tomando su celular. Esto no me está gustando ¿qué pasó?
—Te pasa algo? —es como si en la escuela Martina fuera otra chica, al ir por los helados otra y ahora que volví de nuevo es otra.
—Nada y si me pasara algo no te importaría —contestó fría.
—¿Por qué dices eso? —¿qué diablos pasa?
—No es de tu incumbencia, Blanco. No me hables —contestó dejando en paz al celular.
—Sí es de mi incumbencia, estamos saliendo.
—Por favor —dijo riendo un poco.
—Si actúas así por algo que hice, te pido perdón, no... —me interrumpió.
—Eres patético, Blanco.
—No sé qué te pasa, no sé por qué me tratas así, ¿qué pasa? Sabes que cuentas conmigo para cualquier cosa —tomé su mano que estaba encima de la mesa.
—Suéltame —dijo casi gritando y parándose de la mesa, llamando la atención de todos.
—Cálmate Martina, estás armando un escándalo —dije tratando de calmarla—. ¿Qué pasa?
—¿Qué me pasa? ¿Quieres saber qué me pasa? Estoy harta —elevó la voz. Ahora, quien no la haya visto cuando se levantó de la mesa, ahora sí la ve. Todos nos miraban—. Harta de esto, harta de este jueguito, harta de ti.
—¿Qué...? —estoy confundido.
—Ya me cansé de tus estupideces, Blanco. Me cansé de ti, eres tan estúpido.
—No entiendo lo que dices, Martina.
—¿Quieres que te lo dibuje? Ok, te lo deletreo: T O D O F U E U N J U E G O ¿entiendes? No me acerqué por interés en ti. ¿Te creíste todo lo que te dije? Yo jamás me fijaría en alguien como tú, mírate —me señaló riendo—. Oigan, amigos —dijo gritando llamando a todos— este "chico" cree que alguien como yo podría fijarse en él, por favor —todos rieron, se rieron de mí.
—¿Por qué me hiciste esto? —contesté con un nudo en la garganta, no iba a llorar aquí.
—¿Por qué no? Fue divertido mientras duró —me dijo la chica a la cual amo...para después echarse a reír de mí, igual que todos.
Obviamente no aguanté más y salí corriendo de ahí.
*Narra Lodo*
Llegué tarde, estúpido tráfico, estúpido todo lo que evitó que llegara a tiempo, solo vi que Jorge salió corriendo por la puerta trasera mientras todos reían.
—Eres de lo peor, Stoessel —llegué hacia ella, me las pagaría.
—No te metas, Lodo —dijo Diego calmando su risa—¿Apoco no fue divertido?
—Ustedes dos son de lo peor, dan asco y ¿saben qué? algún día las pagarán —dije con bastante coraje, bastante. Tomé el helado de un chico y se lo estampé en la cara a Stoessel—. Eso sí fue divertido —dije y salí corriendo de ahí. Debía ir con Jorge.
—¿Te acompaño? —sugirió Ruggero cuando ya estaba afuera, seguía lloviendo y ahora parecía empeorar y apenas era medio día.
—Debo ir sola, gracias, te veo después —y salí a buscar a Jorge.
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