Capítulo treinta y tres.

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Capítulo treinta y tres—. “Solo faltan los pañales…para llegar a ser cupidos ideales”

*Narra Jorge*

El típico momento en donde la chica recorre toda la playa para llegar a los brazos de su amado, con la diferencia que no estamos en la playa, si no a media calle, y yo, yo no soy el amado.

—¿Tu cerebro entendió que lo quieres de verdad? —dije cuando aún la tenía en mis brazos, hablaba de Lodovica ¿pensaron otra cosa?

—Abrázame, estoy tan feliz —casi me asfixia, pero valía la pena. Le correspondí el abrazo, no era que no me gustara abrazarla, pero seguíamos cerca de la escuela y no nos podían ver juntos ¿o sí?

—¿Sabes? Siempre supe que esto pasaría, estás loca por él y me alegra mucho que lo aceptaras; ¿ya son novios? —dije cuando ella me soltó.

—Nos besamos —ahogó un grito al decirlo.

—Con que esas teníamos mujer, andabas de coqueta —dije bromeando con una sonrisa pícara.

—Mi excusa, él me besó —me aclaró con otra de sus sonrisas.

—Naah, pero bien que te gustó —seguí jugando con ella.

—Ok, ok, déjame en paz, tonto —se puso colorada y cambió de tema—. ¿No deberías estar con Stoessel?

—Debería, pero tú me acorralaste y me abrazaste hasta casi matarme.

—Ok, lo siento, es que debía contarlo a alguien, debía salir de mi mundo de colores en donde estaba.

—¿Con Jerry no es igual entonces?

—Jerry... lo adoro, pero sabes que tú eres mi favorito...claro, después de ¡mi novio! —lo último, ella literalmente estaba a punto de morir al decirlo.

—¿Me cambiaste tan rápido? ¿Ni un día llevas con él y me olvidas? —fingí dolor, no estaba dolido, obviamente.

—Ni te queda ese papel, ¿eh? ¿Sabes? Yo soy la que debería estar sufriendo por ti, me olvidaste así como así —hizo lo mismo, con la diferencia que ella actúa mejor que yo.

—Lodo, me encantaría seguir con esta gran interpretación de dolidos, pero enserio debo irme.

—Sí, yo debo ir con Alba, recuerda que la pones nerviosa ¿eh?

—¿Tengo la culpa acaso? Soy irresistible, ni modo.

—JA JA, alguien debería bajarte los humos, podría ser yo pero en serio debo irme —me dio un zape, típico de Lodo—. Ah, Alba será mi futura mejor amiga —se cruzó de brazos con una gran sonrisa.

—Ahí vamos de nuevo con cambiarme…

—Ahí vamos de nuevo con tu pésima actuación. En serio, ya me voy —me lanzó un beso al marcharse.

—¡Cuidado con los autos, chica enamorada! —le grité.

—¡Grazie, amore! —me respondió gritando, adoro a esta chica…

{Lodo}

—Ok, Alba, creo que necesitas un poco más de punch —estábamos en su habitación, probándonos muchas variedades de vestuarios, podría vivir aquí ¿saben?

—Mira, solo quiero que se fije en mí, pero nada, lo dudo —soltó al sentarse en su cama, con un gran ceño fruncido.

—¿Podrías decirme a quién te refieres? Sé que hoy te gustó un chico, pero ni dices nombres ¿no es Jorge verdad? —pregunté con miedo; si Alba es como varias chicas, ella podría terminar usando pijamas rosadas todo el día mientras come helado, y yo como buena amiga estaría muriendo de gripa, por compartir su dolor (y compartir su helado).

Opuestos Pero PerfectosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora