Capítulo treinta y uno.

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Capítulo treinta y uno—. ”Conociendo nuevas personas”

*Narra Jorge*

La cafetería estaba llena, todos luchando por alcanzar buena comida (que es la primera que sirven) y salvarse de lo que la cocinera llama "carne" .

—Jerry, te aparté un lugar —logré identificar a Yeyi y lo llamé, y no venía solo.

—Hola, torpe —fue su saludo, el otro chico no dijo aun nada.

—Hola... —alargué la a, esperando que el chico me dijera su nombre. 

—Facundo, un gusto —estrechó mi mano, a este lo conocía.

—¿Te conozco? Creo que te he visto por aquí —pregunté frunciendo el ceño, intentando recordar.

—Bueno no soy invisible y ya llevo tiempo aquí —contestó el chico en tono burlón. 

—¿Desde cuándo...? —Jerry me interrumpió. 

—Me lo crucé en el pasillo y decidí hablarle, es buena onda. 

—Ah. Eres amigo de Jerry, eres amigo mío. Jorge —me presenté. 

—Sí, te conozco, toda la escuela te conoce. 

—Eres novio de Martina, obvio que te conocen —habló Jerry. 

—¿Hablan de mí? —llegó Martina a sentarse al ado mío, y al lado de ella Cande. 

—Hola, Facundo, ¿eres amigo de Jorge? —le dijo animadamente Cande a Facu.

—De Jerry en realidad, a Jorge le acabo de hablar —¿acaso todos menos yo conocían a Facundo? ¿No era yo el único invisible de la escuela?

—Todos te recuerdan menos yo —hablé volviendo a fruncir el ceño intentando ser casual. 

—Uh, pues Facu, te dicen invisible —Jerry dijo en tono de burla haciendo que todos empezamos a bromear con eso, "echar desmadre" como algunos dicen. ¿Quién diría que estamos comenzando un grupo

*Narra Lodo*

—Hay mucha gente, como puedes notar, solo los martes pasa esto, día de dos, la primera opción son tacos y la segunda hamburguesas o como yo les digo: "carne de caballo con pan y mayonesa" —hablé animadamente hacia la chica nueva, le había enseñado la escuela...¡entera! Es grande en realidad, y caminar por toda, auch, cansa, solo quiero sentarme, es eso o morir de cansancio— ¿Quieres sentarte? Ya no alcanzamos tacos, ahora si nos formamos nos tocaría comer esa cosa a la que llaman carne. 

—¿Dónde nos sentamos? —Alba levantó la cabeza buscando un lugar, me uní a ella y noté a mis amigos en una mesa, con dos sillas disponibles, allá vamos. 

—Por allá están mis amigos —señalé el lugar—, vamos —la jalé hacia la mesa. 

—¿Segura? —preguntó Alba. 

—¿Por qué no? Vamos —seguimos nuestro camino.

—¿Hay espacio? —llegué a preguntar, queriendo ser amable ya que sabía que había dos sillas vacías, y me sentaría ahí aunque dijeran que no. 

—Sip, siéntense —Jerry habló con la boca llena, idiota. 

—¿Quién es la chica? —mencionó Martina, aún no creo que me esté sentando en la misma mesa que Stoessel, o que ella se siente con Jerry, con los modales que el chico tiene.

—Ella es Alba, es nueva —dije sonriendo mientras Alba y yo tomábamos asiento. 

—No alcanzaron comida, ¿quieres algo de lo mío, Lodo? —me ofreció Jorge un poco de lo que tenía en su plato, tacos, sí, tomaré uno.

—Gracias. 

—¿Qué dices tú, Alba? ¿Quieres? —Jorge le regaló una sonrisa a Alba mientras hacía lo mismo que conmigo, para luego verla salir corriendo de la mesa. 

—¿Hice algo malo? —lo último que vi en la mesa fue la cara de sorprendido de Jorge, porque fui corriendo a buscar a Alba.

—¡Espera! —le grité y por fin la detuve a medio pasillo, sí que es rápida. 

—Lo siento —dijo agitada. 

—¿Por qué hiciste eso? —pregunté igual que ella, agitada. 

—Es que... —dijo mirando a todos lados y haciendo sonar sus zapatos en el piso.

—¿Buscas una excusa? Oye, si es por mi estúpido amigo que habló con la boca llena, así es, da asco pero te acostumbras —dije poniendo mi mano en su hombro, acto de consuelo, qué sé yo.

—No, es que... —no la dejé terminar. 

—Volvamos, media de esa mesa es genial y seguro serán tus amigos pronto.

—No puedo.

—¿Es por Jorge? —fruncí el ceño. 

—¿Es el lindo? —preguntó confundida, para luego ponerse roja, noto lo que dijo, oh mi... 

—¿Te gusta Jorge? —ahogué un grito. 

—No, solo que...me pongo nerviosa con chicos lindos, él es lindo —aceptó con una mueca.

—¿Entonces no te gusta? —no pude evitar el alivio en mi voz, saldría lastimada si le gustara. 

—No, solo es que, como notaste, soy tímida. 

—Sí, lo noté. 

—Y me pongo nerviosa, ¿puedo no volver a la mesa contigo?

—Mira, Jorge es buena onda al igual que todos ellos —o bueno, la mitad—, y no te gustaría perder la oportunidad de ser su amiga, al fin y al cabo no te gusta, solo son nervios que al rato se pasaran —razoné.

—Bueno, pero... 

—Nada —la hice callar—. Nadie que esté cerca mío puede ser tímido —excepto Jorge. 

—Me caes bien —dijo en una risa. 

—Lo sé, tú igual, ahora —miré el reloj de mi muñeca— vamos yendo a clase, ocupamos el tiempo hablando y ni comimos ¿quieres? —ofrecí del taco que aún traía en mano. 

—No gracias —dijo aguantándose la risa, sí, me cae bien. 

—Si mueres de hambre es tu problema —bromeé con ella. Creo que encontré la amiga que buscaba.


~Espantas a mi amiga :P
~¿Por qué? :S
~Le ponen nerviosa los chicos lindos. 
~¿La puso nerviosa Jerry?
~Jajaja hablo en serio, es tímida. 
~No le gusto, o sí? D: 
~Dice que no, solo son nervios.
~Eso me alegra.

Iba a responderle a Jorge, cuando, por ir distraída, choco con alguien por los pasillos...Ruggero.


*Narra Ruggero* 

Agradezco al cielo que me haya tocado hacer un reporte de un libro, agradezco... 

—Hola —saludé sonriéndole. 

—Hola —me respondió, cielos, me encanta su sonrisa. 

—Debemos hablar —solté de una vez, necesitaba decirle lo que sentía, y lo que quería. 

—Por primera vez te apoyo —contestó jugando con sus dedos, estaba nerviosa.

—¿Me acompañas a la biblioteca de la escuela? —me maravilló con su risa. 

—¿Ahí quieres hablar? 

—Ahí debo ir ahora, ¿vienes? —puse mi cara de perrito mojado, siempre funciona. 

—Ni creas que tu carita hizo que aceptara, ya había decidido ir. 

—Vamos —deséenme suerte...

Opuestos Pero PerfectosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora