Capítulo uno.

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De repente sentí cómo mi espalda era aventada bruscamente hacia los casilleros ¿Quién me aventaba así? Quién más: Diego Domínguez el “malo” de la escuela, el León de la selva ¿y yo qué era? Una pequeña hormiga que debía estar a sus ordenes.

—¡¿Ni una simple tarea eres capaz de hacer bien?! —me decía el “León” de la escuela, este me había encargado hacerle su tarea de matemáticas, y sacó un 8 ¿Qué de malo hay en un 8 cuando si él lo hubiera hecho ni al 5 llegaba?

—¿Q-qué hay de malo en un 8, Diego? —le pregunté tratando levemente de que me soltara.

—¿Cómo que qué hay de malo? Eres un completo imbécil, Blanco. Si sacaba un 10 en esta tarea tan solo debía sacar más de 6 en el examen y pasar el bimestre ¿Qué diablos haré ahora? —me dijo bastante molesto.

—¿Sacar más alta calificación en el examen? —le dije con miedo; sí, Diego me daba miedo.

—Claro, ¿cómo voy a poder sacar alta calificación, eh? —me dijo agarrándome más fuerte de mi camisa. Oh diablos mi camisa nueva.

—Es fácil, si quieres yo te presto mis apuntes y de ahí estudias.

—Vaya, Blanco. Hasta que una buena idea sale de esta cabezita —dicho eso me dio un zape en la cabeza y sus amigos reían, oh esto me hace sentir mejor— ok Blanco, al final del dia me la entregas.

—¿Al-al final del día? ¿Te la llevarás por hoy? Tengo tarea de matemáticas y debo hacerla.


—¿Crees que me importa? Es tu problema. Al rato me la das, ¿eh? —dicho esto me dio un ultimo empujón y cai al piso. ¿Él? Él se fue feliz de la vida con sus amigos.

—Hey Jorge ¿Qué pasó ahora? —dijo una voz que no quería escuchar en este momento.

—Nada, amigo. Nada —¿cómo podía decir que nada cuando me levantaba del piso?

—Otra vez esos tontos, no niegues nada, alcancé a ver cuando se iban —me da la mano para ayudar a levantarme—. Amigo, ¿Por qué dejas que te traten como quieren? —decía la voz de mi fiel amigo Jerry, él era un gran amigo pero en ese momento no quería hablar con él porque serían los regaños de siempre, de hecho él antes me defendía hasta que llegó un momento en el que casi es expulsado de la escuela por pelearse con Diego y desde ahí no hace nada para defenderme porque sabe que yo no haré nada para hacerlo, lo sé, soy una basura ¿no creen?

—¿Qué puedo hacer? —ahí iba el estúpido de mí a decir ¿Qué podía hacer?

—¿Defenderte? ¿Hacer que paren de tratarte como quieren? Tengo más opciones, ¿eh?


—No, Jerry, así dejo las cosas no puedo hacer nada más.


—Claro que sí, amigo —me quita mis lentes y juega con ellos—. Eres fuerte, digo, cargas como mil libros, tú podrías con Diego —prosiguió.

—Claro y después voy a pasear con mi novia a la playa —usando sarcasmo por supuesto— y ya dame mis lentes que no son para que juegues —se los quité—.

—En eso también te podría ayudar, amigo. No creo que seas taaaaan feo.

—Vaya, me haces sentir mejor.


—No ya enserio, deberías pensar en lo que te digo.


—Sí, como digas, Jerry; vamos a clases —dije tratando de cambiar de tema porque sus ideas eran cosas que jamas haría porque jamas podría hacerlo. Así soy le pese a quien le pese. Seguimos caminando hasta la entrada al salón hasta que…

—¡HEY! ¿Pensaban ir a clases sin mí? —dijo una voz femenina, la segunda chica en mi vida, sip, hablaba de Lodovica; “Lodo” para los amigos.

—¿Qué onda, Lodo? —dijo Jerry.

—Nada, solo se me hizo algo tarde y ustedes me abandonan —dijo con su mejor carita de tristeza. Lodo era mi mejor amiga, una chica tierna, dulce, simpática, divertida, muy bella y algo que debería alejarla de Jerry y de mí, tiene dinero. Tiene todo para ser la chica mas popular de la escuela pero en cambio se la pasa con nosotros y jamas entenderé eso ¿Cómo la conozco? Pff desde Kinder, todo fue simple: la chica llegó corriendo hacia mí, tiró mi comida, empezamos a charlar y ahí empezamos una bella amistad, claro la empecé con hambre pero eso no importa ¿Cuándo llegó Jerry? Entramos a primaria y nos tocó ir a la biblioteca por un libro, nos topamos con un niñito metido en los libros, sí, ese era Jerry y ahí empezó la amistad de los “tres inseparables”.

—Blanco, reacciona —chasqueó los dedos en mi cara para que despertara— ¿Qué traes?

—No nada, Diego me pidió mi libreta de matemáticas y tengo tarea —dije con “muchos” ánimos.

—¿Y se la darás? —dijo Lodo.

—Debo, si no ¿Qué hago? —dije. 

—¿Qué te digo? Entremos a clase —dijo Lodo algo molesta, ella al igual que Jerry como mi amiga odiaba lo que me hacían, lo que YO dejaba que me hicieran pero ¿Qué podia hacer? Yo no soy nada contra Diego, podría matarme si quisiera, no puedo hacer nada y así son las cosas, él es el León de la selva, yo soy la hormiga, así de fáciles son las cosas, así de fáciles…

Opuestos Pero PerfectosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora