Capítulo treinta y dos.

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Capítulo treinta y dos—. “Flores y corazones”

¿No les pasa que saben qué deben decir, pero no pueden? Bueno, eso me está pasando en estos momentos.

—Listo, estamos aquí, ¿Qué quieres decirme? —habló Lodovica susurrando al llegar al pasillo de “artes y literatura”, sí, estoy buscando el maldito libro.

—Esto no era mi idea de decirte lo que quiero decirte —hablé alto, ganándome una mirada asesina de la Srita. que cuida aquí, bibliotecaria se llaman, creo.

—Podemos esperar, nos vemos más tarde si quieres —volvió a hablar susurrando, y ahí me di cuenta que debía decirlo ya, porque estoy seguro que después no tendría el valor de decirlo.

—No, soy un desastre ahora que tuve el valor de decirte que quiero hablar contigo, imagínate después que no lo tenga —susurré para no ganarme un castigo.

—Suéltalo —dijo Lodovica

—Bueno, ¿has pensando en que a veces las personas que no están juntas y quieren estar juntas son infelices el resto de su vida? —dije mientras buscaba el libro, intentando dar la actitud de que no era de nosotros de quien hablaba.

—He escuchado de ellas, sí —admitió fingiendo que buscaba el libro que yo quería, ¿conozco a las mujeres o no?

—A veces el orgullo mata amores —susurré buscando entre las repisas el famoso libro.

—A veces el que lo mata son los amigos —susurró moviendo de un lado al otro un libro, no la estaba viendo porque estaba de espaldas a ella pero, lo noté por el ruido de los libros moverse.

—¿No es fácil olvidar y todo y seguir adelante? —susurré con cierto aire de reproche porque…bueno, conocen la historia.

—No, no es fácil olvidar el daño que causan a tus amigos —me reprocho aún en susurros, sin voltear a verme.

—La gente cambia, Lodo, ¿no has escuchado eso de que el amor cambia a las personas? —y sin querer mencioné la palabra amor, haciendo que se volteara lentamente.

—A veces amas a la persona equivocada —dijo sin mirarme aunque estaba volteada hacia mí.

—No, a veces odias amar a la persona que no tenías planeado —tomé su barbilla haciéndola mirarme a los ojos, y pude notar un brillo en ellos.

—A veces el chico tiene razón —y por fin me sonrió, una sonrisa tímida pero una sonrisa.

—¿Qué dices entonces? ¿El chico y la chica pueden tener su final feliz? —acaricié su suave mejilla mientras tenía la más larga espera de mi vida.

—Pueden intentarlo, supongo —dijo tímida mirándome los ojos, y ahí comprendí que ella está aceptando salir conmigo, por fin…

—¿Pueden cerrar el momento de alguna manera? —dije feliz, más feliz de lo que había estado en un tiempo.

—¿El chico tiene ideas? —dijo Lodovica de una manera pícara.

—Unas cuantas... —y sin más preámbulos, en el lugar menos romántico esperado, lleno de libros y polvo…acerqué mis labios a los suyos y al final los acoplamos en un tierno beso. La besé por fin.

*Narra Lodo*

¿No les pasa que por fin se sienten libres? Porque…una vez que estás con la persona que quieres, te sientes así, libre de poder decirle al mundo que eres feliz, de poder demostrar lo que sientes. A veces lo mejor es olvidar lo que ha pasado y mirar lo que puedes lograr en un futuro, y más si es con quien quieres estar. No importó el lugar, el tiempo, no importó estar alrededor de miles de libros ni que la bibliotecaria estuviera a unos metros de nosotros porque mientras estás con ese chico, que en mi lugar es Ruggero, ese momento es perfecto.

—Oye, ¿te encuentras bien? —seguía sonriendo como estúpida a una hora de lo sucedido, ya yendo para la última clase.

—Sí, ¿por qué no, Alba? —miré a Alba aún sonriendo y noté que ella me miraba extraña, como si fuera un bicho o algo ¿no es normal ser feliz o qué?

—Te noto extraña, es todo —dijo Alba mirando a sus libros.

—¿Extraña bien o extraña mal?

—Extraña…extraña bien, supongo, aún no te conozco del todo —dijo riendo.

—¿Sabes? A veces aunque crees conocer a una persona y haberlo tachado mal, te das cuenta que no es así y es la persona más dulce del mundo... —dije soñadoramente, ok ya, me estoy pasando de cursi, pero…es imposible en el momento en que estoy no ver solamente flores y corazones. Y ¿saben qué? No es malo a veces solo ver flores y corazones.

Opuestos Pero PerfectosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora