Capítulo treinta y nueve.

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Capítulo treinta y nueve―. “Pelea, pelea, pelea”


*narra Tini*

No piensen que yo investigué el lugar donde Jorge y sus amigos iban a estar, fue una coincidencia que las chicas y yo saliéramos al mismo lugar ¿no me creen? ¿Por qué me miran así? ¡Es la verdad!

―Qué gran, gran, gran coincidencia que todos nos encontremos aquí ¿no? ―habló Jerry con gran tono de sarcasmo en su voz ¿otro que piensa que todo esto es planeado? Baa.

―¿Y si entramos en vez de estar aquí como idiotas en la puerta? ―Ruggero habló, sí, seguíamos en la puerta del antro.

―Qué linda sorpresa, ¿eh? ―mientras pasábamos la fila de entrada Jorge me tomó de la cintura ¿sería algo natural que me tire a sus brazos aquí enfrente de todos? ¿Sí? Baa de nuevo.

―¿No crees que esto es coincidencia? Vaya, ahora ni mi novio confía en mí ―me hice la sentida.

―Confío en ti, siempre será así, pero... ―miró a mi alrededor, ya estábamos adentro del lugar― no confío en todos los que te están viendo en este momento ¿sabes que te vez increíblemente sexy con ese vestido?

―¿Cómo es posible que, de un momento a otro, de tierno encantador pases a galán sensual? ¿Acaso tienes una doble identidad que me estás ocultando? ¿Eres bailador erótico por las noches? ―de acuerdo, eso es exagerar un poco.

―¿Eres psíquica? Descubriste mi secreto ―frenó en seco y besó mis labios. Al diablo la moral, yo quiero devorar a mi novio aquí, ahora.

―Disculpen, la sección de agasajos y sexo está por aquella esquina ―esa voz hizo que me detuviera de devorar, comer, disfrutar los labios de mi chico y volver a la realidad.

―¿Jerry, puedes dejarnos…? ―y solo vi a mi chico ser llevado por Jerry a la mesa donde ya estaba Facundo y Ruggero ¿y mis amigas?

―¡Viva la bebida! ―gritó Mercedes a media pista, llevábamos tan solo media hora aquí y Mechi tenía bien en claro que quería emborracharse, y claro que lo estaba consiguiendo.

¿Jorge? Bueno, Jerry, Facundo y Ruggero consiguieron que aunque estemos en el mismo lugar, no estemos juntos; y Mer y Cande lograron que dejara de buscarlo con la mirada ¿Qué? ¿Me juzgan? ¿Han visto a mi novio acaso? Es ardiente ante cualquier ojo femenino, y más si está sin su novia al lado para que aleje a las brujas y…ok, debo calmarme, confianza. A eso que debo sentir ahora se llama confianza.

―¿Han visto a…? ―ni siquiera pude terminar de gritar/hablar/preguntar cuando Cande y Mercedes me estaban callando. 

―¿En qué quedamos, Stoessel? Déjalo estar con sus amigos y tú diviértete, no van a huir en cualquier momento para ver chicas desnudas o algo por el estilo ―gracias Cande, me animas bastante.

―Deja al chico en paz un rato ¿no? Ya sé, ¿quieres una bebida? Vamos por tu bebida ―Mechi me arrastró hacia el bar para, seguramente, hacer que me atragante con bebida.

―¿Ven a esa chica? Está muy cerca de Jorge, esa zorra ―Cande me jaló del brazo para evitar ir y gritarle a esa **** que él ya tiene chica. Y la ama demasiado. Ok, eso jamás me lo ha dicho, pero bueno, ya saben a qué me refiero. Es mío―. ¡Y miren! Se acerca otra amiguita también ¿quieren que me tranquilice cuando están esas dos encima de mi novio?

―Por Dios, los celos no te dejan pensar ¿acaso no vez que es Lodovica y Alba? Por Dios ―viéndolo bien y dejando los celos de lado, sí, son ellas. Punto para Cande. Pero ¿qué hacen aquí?― ¿Qué harán aquí?

―Son chicas, igual que nosotras, quieren divertirse seguramente ¿no? ―noten que solo estoy hablando con Candelaria, Mercedes está muy ocupada bebiendo al lado nuestro. 

―Ya vuelvo ―yo quiero ir con mi chico un rato ¿es mucho pedir?

―¡Jorge! Hola ―tomé el asiento disponible a su lado (de acuerdo, quité a Jerry con mucho trabajo de ahí)

―¿Ya permitieron que te acercaras a mí? ―con su brazo rodeó mi cintura y justo en ese momento, después de todo el rato ahí, me sentí a gusto.

―Me escabullí de las chicas, ¿bailamos? ―me puse de pie y puse mi mano en el aire para que la tomara. Sé que esto debería ser al revés pero bueno, creo que somos una pareja algo distinta. Tomo mi mano y nos separamos de los demás chicos para ir a la pista. Por fin un poco de baile con quien realmente quería. La canción ¿realmente importa cuál era?

Empezamos a movernos, a ser nosotros mismos y a divertirnos como sé que él también quería. Todo iba perfecto pero ¿ecuerdan al chico idiota en las películas, que siempre tiene que meterse donde no le importa? Bueno, ese chico debía hacer su aparición aquí, noten mi felicidad. ¿Saben a quién me refiero? Diego y Xabiani aparecieron por la puerta.

―¿Qué ocurre? ―Jorge notó a donde veía y miró hacia la puerta, observó a las mismas personas que yo― ¿Te molesta que estén aquí? Podemos irnos si gustas.

―¿Y dejar que ese pejelagarto arruine mi noche y sobretodo mi baile contigo? Ni soñando ―seguí moviéndome, por suerte Jorge supo que quería olvidar a quienes vimos y seguimos bailando como si nada. ¿Recuerdan que siempre sale un estúpido a pedirle permiso para bailar con la chica, teniendo a su novio enfrente, oh no quieren ver esto.

―¿Estas ciego, Dieguito? ―Jorge jamás quitó sus brazos de mi cintura, cosa que agradezco eternamente.

―No, ¿y tú? ¿No notas que tu chica no quitó sus ojos de mí desde que entré? ―pedazo de idiota.

―Lo noté, y también escuche que me decía que un estúpido acababa de entrar al lugar ¿no me digas que ese estúpido eres tú? ―amaba el tono burlesco que tomó Jorge al responderle, muy “malo”.

―Mira, me importa muy poco si te gusta o no, yo bailaré con la señorita ¿de acuerdo, Jorgito?

―¿Quién te crees para decir eso? ―las cosas tomaron un rumbo para mayores en cuanto noté que Diego no se iría de aquí sin su merecido. Y bien merecido que lo tiene.

―El chico que le calentó la cama a Martina hace no mucho tiempo. ¿No le contaste, Martina? ¿No le has contado sobre cómo te pones al momento de estar excitada? Mira amigo, la chica se pone como una salvaje en la cama y… ―no escuché ni vi nada más cuando Jorge en un movimiento rápido me puso detrás de él y comenzó a golpear a Diego. Alrededor de ellos se pusieron todos los chicos que querían tener una mejor visión de la pelea. Yo solo quería que Jorge le enseñara a Diego quién manda aquí.

Opuestos Pero PerfectosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora