parte 1

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El andén ya estaba repleto de baúles que se movían en filas para ser llevados hacia el interior del tren, mientras que Hermione guiaba a los de primero, por ser prefecta durante este año, hacía sus formación y sus respectivos vagones chequeando de qué ninguno se saliera de la fila o se perdiera viendo cómo todo funcionaba de manera mágica lo hacía disfrutando con total devoción y vocación.

Aprovechando que su amiga estaba ocupada con sus recientes tareas de hogwarts Harry aprovecha y le hace una seña a Malfoy que acaba de pasar la barrera 9 y 3/4 para que lo siga unos momentos, el rubio chasquea la lengua mirando hacía ambos lados, para corroborar por segunda vez que nadie los vió y sube al famoso tren rojo ignorando haber visto al castaño pero ambos saben que van en la misma dirección.

Se encaminan a los vagones que suelen usar los estudiantes de Gryffindor, el oji gris toma asiento en absoluto silencio, manteniéndo esa elegancia que lo caracteriza, observando la ventana mientras que Harry silencia y cierra las puertas del compartimiento, dándo un vistazo por última vez al pasillo.

—¿A qué se debe tu solicitada presencia, Potter?— Pregunta.

Harry toma asiento enfrente de él y palmea sus manos entre sí pensando por donde comenzar la charla.

Todos los niños de primero y segundo saludan a sus padres completamente enloquecidos mientras qué ellos lo miran desde la ventans, es una sorpresa que haya tanta gente que vuelva al colegio, si bien, es el séptimo año para ellos y se dedicarán a buscar los horrocruxes de Voldemort en los lapsos que el estudio los deje, para todos los demás el colegio dejo de ser el sitio más seguro.

—Malfoy, un placer verte también.— Sonríe irónico.

—Espero que nadie te haya seguido.— Lo mira perspicaz.

Harry niega con la cabeza. —Ire a lo directo.— Explica mirando a la hermana menor de su amigo Ron, bromear con sus hermanos Fred y George antes de subir al interior del tren...

—Eso estoy esperando.— Abre sus manos para que prosiga.

—No podes seguir haciendo lo que haces, no dejaré que lo vuelvas a hacer, Malfoy... Ya no más, la última vez fue más que suficiente... Yo... No lo puedo permitir...— Sentencia intentando mantenerse firme en su postura mienteas que pasa su mano por cabello negro azabache.

Draco rueda los ojos mientras que el tren se pone lentamente en movimiento...

—¿Si?— Pregunta burlón.

—No puedo seguir mintiéndole así, ella es cómo mí hermana,  no merece sufrir así.— Niega confundido y dolido.

—Es la única forma que tengo de protegerla, Potter, deberías de saberlo.— Su rostro serio es contemplado por el niño que sobrevivió.

Mientras que Draco alza sus cejas molesto ante tal conversación mientras que sus actitudes ya fueron puestas en tela de juicio más de una vez, no puede tolerar que se meta con algo tan importante para él, a decir verdad lo único importante que le queda.

—No podes seguir haciéndolo.— Bufa subiendo su tono de voz, cosa que molesta al rubio.

—¡¡¡Pasaron el verano en Bulgaria buscando los horrocruxes, Potter. ¿Te parece qué eso es mantenerla segura también?!!!— Se queja y golpea a un lado de su asiento.

—Yo estaba ahí.— Sisea.

El rubio lo mira con interés a lo que va a continuación de su reclamo. —¡No me digas!— Se burla.

—¿Creo que eso es suficiente peligro, no?— Se mofa de las palabras anteriormente dichas por el rubio y lo mira fijamente a través de sus gafas.

—Yo no elijo si ella es tu amiga o no.— Rueda los ojos dándose por vencido en ese tema de la amistad.

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