Parte 37

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Los rayos del sol no logran penetrar las gruesas cortinas verdes de la habitación de Draco, quien  paso una buena noche despúes de tantas sin poder dormir siquiera medía hora seguida.

No podía creer que su mente hubiera estado tan libre de malos recuerdos y de pesadillas atroces...

Sonríe aún entre sus sábanas...

El rubio se despierta con calor en su brazo izquierdo, lleva su vista achinada hacía la zona y su sonrisa se ensancha al ver la fina mano de la castaña tomándolo.

Su cabeza apoyada a un lado de su cuerpo y enrollada en el sillón victoriano que traslado a un lado de la cama, frunce sus labios al verla tan incómoda durmiendo y se maldice por dentro al haberse quedado dormido tan rápido y no haber estado atento a cuándo ella se hubiera cansado para poder llevarla a su habitación, estaba claro que no la iba a hacer dormir con él en contra de su voluntad.

Acaricia la mano de Hermione y ella se sobresalta, abre sus grandes ojos mieles y lo mira apenada carraspeando incomoda, agacha la mirada y acomoda su cabello dejando una espantosa sensación de vació en el brazo de Draco, quien aprieta sus labios apenado de haberla despertado de aquella manera tan brusca.

—Buenos días.— Murmura con miedo a que ella comience su mañana con el pie izquierdo.

—Buenos días, Malfoy.— Se reincorpora rápidamente del sillón y acomoda su ropa con arrugas inexistentes.

—Gracias por...— Se sienta en la cama y deja sus pies desnudos pisar la alfombra.

—Debo ir a clases.— Lo mira levemente y él se levanta acercándose a ella antes de que salga por la gran puerta.

—Aun es temprano...— La toma con delicadeza del brazo.

—No para mí.— Traga saliva.

—No huyas tan rápido, por favor.— Se queja.

Ella moja sus labios y niega mirando sus libros que aun yacen sobre el escritorio de Draco.

—Malfoy.— Pide moviendo su cabeza a un costado.

—Además mañana es noche buena y no creo que haya clases hoy, incluso todos deben estar armando sus baúles o sus mochilas para la sala de menesteres.— Sube sus hombros metiendo sus manos en los pantalones.

—Uhmm.— Alza la barbilla intentando por todos los medios no mirar el torso desnudo del rubio, evitando así que sus mejillas se pongan de color carmesí ante tal Adonis.

—Hermione...— La vuelve a llamar derrotado.

—Debo bañarme, y entregar unos pergaminos a la directora, Malfoy, nadie está huyendo...— Alza una ceja soltándose de su agarre y camina por sus cosas.

—Esta bien... Lamento haberte molestado.— La sigue con la mirada y con sus hombros caídos.

—Las clases terminan por la tarde, y tenemos un pergamino de 80 cm que entregar por si lo olvidaste, quizás podrías pedirle a Theo que te lo haga... O quizás no...— Se lo señala y él traga saliva, ella le había echo la tarea.

Esboza una pequeña sonrisa y asiente sin dejar de verla. 

—Debo ir a hogsmeade por unas cosas, es por eso que no puedo asistir a las clases pero gracias por eso, es de gran ayuda...— Explica moviendo sus manos algo nerviosas.

Hermione lo observa de arriba abajo y se aproxima a la puerta asintiendo con la cabeza sin comprender porque el se muestra así de inquieto. 

—Derias de hacerlo.— Arquea una de sus cejas.

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