Los carruajes ya los estaban esperando en hogsmeade.
La locomotora ya no tiraba vapor y todas las puertas se encontraban abiertas, la castaña baja con sus libros dentro de su cartera, con la ayuda de su hechizó reductor, para aprovechar el espacio y tener todo listo a la mano, por si debían irse, rápidamente por algún motivo correspondiente a la guerra y los horrocruxes.
Si bien en julio no debería de nevar con esa intencidad, desde que Lord Voldemort resucitó en el Valle de Cédric todo cambió y una de esas cosas eran los climas, todos estaban con sus capas, bufandas y grandes y pesados abrigos.
Hermione debería ir última para corroborar que todos los alumnos hubieran salido ya del tren y nadie vuelva a Londres como buena prefecta que era.
Draco iba en el carruaje delante de ella cuidándola con la excusa de que también era prefecto, Harry, Luna, Neville, Ginny y los mellizos Weasley ibán con ella en la última tirada.
Mientras qué Hagrid dirigía a todos ellos... Todos estaban completamente alerta y muy tensos mirando a su alrededor de que nada raro pareciera,
Hogwarts estaba repleto de bullicio, específicamente el salón comedor, el sombrero seleccionador había dado un pequeño discurso motivador sobre los malos tiempos en los que estábamos, la profesora Mcgonagall simplemente nombro a los seis prefectos para que vayan a su despacho luego del banquete para repartir las recorridas y dar las habitaciones a los premios anuales y le dio la bienvenida a Oliver Wood como el nuevo profesor de quidditch.
Lo cuál eso trajo muchos aplausos para la mesa de Gryfindor, ya que Oliver era muy aclamado y un gran ex capitan del equipo y ni hablar todo el público femenino qué estaba qué no dejaban de verlo y ver cuándo podían regalarle algún caramelo para qué el cayera perdidamente a sus pies.
Ginny y Hermione reían sobre aquello, si bien, Oliver era realmente guapo, las chicas no podían creer lo desesperada que se veía Parvatil intentando hechizarlo para qué se enamorara de ella locamente.
Todo transcurrió en armonia por el resto de la noche, el miedo era palpable en todas las casas aunque los leonés mantenían el espíritu festivo, pero lo que llamo la atención,incluso, a la mesa de los profesores, fue la grieta que había entre las serpientes, ya qué se veía muy bien de qué lado estaba quién.
Había un gran espacio separando a quiénes aún le daban todo su voto al señor tenebroso y quiénes estaban en su contra, el instituto estaba enterado de que cuándo la guerra se desatará muchos se volverían en contra de Harry, pero no podían prohibirles la entrada a nadie al castillo que quisiera estudiar allí, de todos modos, ahi estaba, también, el trabajo que tendria cada prefecto, en los cuales habían sido seleccionados con gran excepción, para mantener a raya a todos e informar cualquier actitud sospechosa que pudiera dañar al colegio o a sus alumnos.
Harry mira al rubio desde lo lejos, muchas veces las palabras entre ellos no funcionaba y con una simple mirada se entendían, Harry desearía poder entenderse de aquella manera con Ron, qué los hubiera acompañado, pero también entiende que el tiene una familia y qué por mas que sea su mejor amigo no puede pretender seguirlo a todos lados, es sólo el sentimiento qué el morocho tiene a veces, de qué, usualmente, es irónico pero se suele a veces o durante este último tiempo qué ron no estuvo con el mejor con Draco qué con él.
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Obliviate
FanfictionRon jamás estuvo enamorado de Hermione, Harry no tiene el valor suficiente para decirle la verdad a su amiga, mientras que Draco borra su memoria para protegerla de la guerra que se avecina. #PG2017