My Yellow Sun; Supercorp.

23.

No había terminado de abrir los ojos que ya alguien estaba sobre mí.

-¿Vas a despertar o no? ¡Kara!
-Joder, qué...
-Son cerca de las diez y Alex comenzará a comerse los muebles si no hay algo en su estómago en los próximos cinco minutos.
-Estaba soñando de lo más bonito.

Despegué al fin los ojos y me incorporé, mientras Becca se bajaba de la cama Alex entró en mi habitación con evidente molestia.

-¿Qué clase de lugar es este, Kara? Considerando tu inmenso apetito no hay una sola cosa comestible aquí. ¡Nada!
-Generalmente comemos en la... -un bostezo me interrumpió a mitad de la frase y me tomé un momento antes continuar. -En la cafetería.

Mi celular se deslizó entre las sábanas y lo tomé. Tuve suerte de que Becca y Alex estuvieran discutiendo sobre a dónde podríamos ir a comer porque mi cara de espanto al leer rápidamente lo de la noche anterior me habría dejado en evidencia al instante. ¿Quién era esa Kara tan atrevida que había tomado posesión de mi cuerpo? Oh, Rao. Por primera vez apreciaba la suerte de no conocer a Excalibur, no podría verla a la cara después de todo lo que le había dicho.
Pero aún así ella me conocía. Sabía quién era y me había visto antes. No era justo. ¿Qué tal si me escondía debajo de una piedra y esperaba a que Excalibur se olvidara de mí? Fantástica idea, la pondría en práctica.

-¿Kara, me oyes?
-No te escucha, dale una cachetada quizás así reacciona.
-¡Becca!
-Ahí está -sonrió poniendo un brazo alrededor de mi hermana y Alex besó su mejilla fugazmente. -Bromeo, le quebrarías mitad de la mano.
-Estaremos esperando afuera así que espero que te apresures.
-Bien, denme diez minutos.

Era cierto que extrañaba mi hogar y vivir en una ciudad tranquila pero Rhode Island se había vuelto esencial en mi vida. Me había acostumbrado a los constantes ruidos que al principio me habían resultado insoportables. Tenía la leve impresión de que todo aquel bullicio incluso mejoraba mi habilidad para escuchar un sonido determinado. Ahora me era más fácil ignorar gran parte del caos de gente y autos por todas partes.

-Creo que dejaré una de mis carreras.
-¿Cómo dices? -dijo Alex frunciendo el entrecejo y me encogí de hombros. No le había dicho a nadie que había estado pensando en quitarme carga horaria, apenas lo había pensado pero me parecía la mejor decisión.
-Tal vez siga con la biología y abandone periodismo.
-Pero amas todo eso de... Ya sabes, noticias locas -replicó Becca confundida. Cruzamos una avenida y suspiré.
-Siento que no puedo enfocarme en todas esas cosas a la vez. ¿Además quién me aceptará para escribirles una columna en el diario? Con biología me irá mejor.
-Kara, tienes un don con las palabras, no lo desaproveches. Podemos llevarte al zoológico cada vez que quieras interactuar con animales. Pero piénsalo.
-Llegamos -dije desviando la vista e ignorando a mi hermana.

Iba por la mitad de mi batido cuando el aparato en mi bolsillo vibró. Seguí bebiendo ahora un tanto nerviosa y vibró de nuevo treinta segundos después. Aprovechando que Alex y Becca estaban sentadas frente a mí y no a mi lado, saqué el celular y leí rápidamente bajo la mesa, aparentando la mayor normalidad posible.

Excalibur: ¿cómo has despertado?
Excalibur: espero que nuestra pequeña situación de anoche no haya sido algo que consideres un error ahora.

-¿A quién le hablas? -preguntó Becca sobre la mesa. La puerta de entrada se abrió y el sonido del exterior me dio unos segundos para poder pensar algo.
-Mi amiga de la universidad. Maggie.
-¿La enana?
-Digamos que tú no eres justamente lo que se dice alta, amor -puntualizó Alex hundiendo los hombros y Becca puso los ojos en blanco.
-¿La defiendes ahora? ¿Siquiera viste cómo te miró?
-¿Maggie?
-No, Alex, mi tía la miope. Pues claro que ella. Olvidó por completo que yo estaba ahí cuando te vio.
-Me gustas cuando estás celosa pero no tienes nada de qué preocuparte -murmuró Alex antes de inclinarse y besar a su novia. Bajé la vista al celular y escribí con rapidez.