84. Honestidad.

9.2K 1K 508
                                    

Lena.

No había dormido nada en las últimas veinticuatro horas. Nada desde que llegué... Mucho menos desde que Kara apareció y desarmó todas mis barreras. No era lo que esperaba y aun así, para mi propio desagrado, era ella lo único en lo que había pensado desde que me arrestaron.

Porque mi mente no dejaba de recordar su manera de mirarme cuando los policías mencionaron a Sage y la estúpida tentativa de homicidio. Hasta cierto punto lo único que había querido era explicarle que no había sido yo y que necesitaba que me creyera. Luego, al tener tiempo de sobra para darle vueltas al asunto me avergoncé de mí misma. No tenía que darle explicaciones a nadie más que a la ley y con suerte saldría de este lugar infernal pronto.

Por supuesto que no había tenido en cuenta que sería Kara la primer persona en venir. Mucho menos pensé que sería la defensora número uno de mi inocencia. Había sido determinante en eso de querer sacarme de la cárcel pero yo me había quedado sin habla cuando mencionó que había estado conmigo.

Recordaba muy vagamente el sábado pasado, en realidad nada. Más que haber conducido hacia la tienda y después despertar mágicamente con Sam durmiendo a mi lado. Y Sam... Mi mayor temor fue que hubiera visto la sala repleta de drogas. Al correr escaleras abajo, con un terrible dolor en el cuerpo y una creciente resaca, me sorprendió ver el sofá vacío. No había nada del desastre que la noche anterior había causado y eso me asustaba. Por el resto del día intenté notar algún atisbo de decepción en su mirada o algo parecido. Pero supe que no sabía nada con solo prestar atención a la manera en que me intentaba hacer sentir mejor. Sam tenía maneras muy particulares de preocuparse por mí, dudo que las hubiera empleado si tuviera en mente que había vuelto a recaer en las drogas.

Por lo que verla entrar en mi celda con una expresión apagada y sin mirarme me alertó. Tenía la ropa de trabajo y unas bolsas oscuras en los ojos. Al contrario de Kara, no se sentó y yo tampoco me moví.

—Pensé que hoy ya no vendrías. ¿Qué hora es?
—Pasadas las ocho, hay tormenta fuera —su porte nervioso no me dejó más remedio que preguntar. Odiaba que no fueran al grano y perder tiempo.
—¿A qué vienes, Sam?
—A ayudarte, ¿no es obvio? He llamado a un socio de mi madre, ella está en Europa por lo que lo lamenta de verdad pero dice que el tipo es un buen abogado.
—¿Qué te pasa a ti?
—¿De qué estás hablando? —parecía un gato asustado. Permanecía lo más lejos posible de mí, cruzada de brazos como asegurándose cierta protección. La conocía demasiado para saber cuándo ocultaba algo.
—Crees que lo hice —murmuré con la absurda idea apareciendo de pronto en mi mente—. Crees que he sido yo quién atropelló a Sage.
—Yo no he dicho eso, Lena.
—Te conozco.
—Confío en ti y lo sabes.
—Y aún así estás dudando de mí —sentencié. Mi boca se llenó de algo denso y amargo al buscar sus ojos; había duda. Tan pronto como me afectó, me deshice de mis emociones y volví a mi máscara inexpresiva—. Bueno, dime, ¿qué quieres? Porque supongo que tienes algo que decir. Dilo y vete.

Sam caminó de un lado a otro en su sitio con las manos en la cintura, estaba algo más alterada que hasta hace un momento. Si esperaba que me disculpara por comportarme así cuando ella era quien dudaba... Podía sentarse a esperar.
Al detenerse me miró fijamente.

—Me dijeron que alguien más te visitó hace unas horas. ¿Qué quería tu ex aquí? —su desinterés en ocultar sus celos me hizo reír de verdad. Me reí en su cara por esa razón y más.
—¿Bromeas, verdad? Tiene que ser una broma —Sam no dijo nada y yo, incrédula, recuperé la seriedad de mi rostro y solo la miré con latente disgusto—. Estoy desde ayer en esta maldita celda por un crímen que no cometí y a ti te molesta que mi ex haya venido a verme. No solo dudas de mi inocencia pero también te jode más mi relación con ella por muy inexistente que sea a que yo esté pasando por un mal momento.
—Lena, no... No digas eso, por favor —Sam tenía los ojos cristalizados y por primera vez comenzó a acercarse pero negué.
—Aléjate de mí —cuando las primeras lágrimas comenzaron a caer, supe que ya no había vuelta atrás para lo que teníamos. Suavicé mi tono pero mi frialdad se sintió en toda la celda—. Estoy harta de esto, Sam, estoy cansada de que esperes algo que no ocurrirá porque las dos sabemos que esto nunca va a funcionar. Yo no soy para ti, no soy lo que necesitas y jamás podré darte lo que quieres. Crees que esto es lo correcto, que estar conmigo de alguna manera te proporciona alguna felicidad pero eso no es cierto. Sé que me amas demasiado como para pensar en tu propio bienestar y por eso lo haré yo. Estoy más que dispuesta a aceptar mantener nuestra amistad, si lo quieres, a pesar de tu falta de confianza en mí. Imagino que ser una Luthor trae sus consecuencias, pero bueno, lo siento Sam. Te mereces mucho más, te mereces un amor real y que puedas sentir. Y amor no es lo que yo necesito. Ahora si puedes dejarme sola te lo agradecería.

My Yellow Sun; Supercorp.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora